Si
bien, y más con la edad, podríamos distinguir
diferentes “tramos” en nuestras vidas, bebés, niños,
adolescencia, juventud, “novia”, en aquellos tiempos, hoy la cosa
va por otras vertientes, matrimonio, casábamos jóvenes, hijos,
etc., etc., estos, los tramos de la vida, hoy en día encierran
múltiples momentos. Cuando estábamos en “un tramo determinado”
no éramos conscientes de ello. ¡Evidentemente!
Con
13 años no conocíamos el tiempo… Con 18 teníamos todo un mundo
por delante… Ya los 30 nos hacían más responsables. Había un
futuro que guardar, mantener, alcanzar…
Hoy,
cumplidos los 71, sigo viviendo el mismo
momento, instante, de siempre. ¡El instante! ¡No hay nada más!
Lo
que parece atrás y adelante, ayer y mañana, pasado y futuro, no es
más que el ejercicio de la memoria y la imaginación. Y aunque
cueste verlo así, aceptarlo, ¡así es!
Es
como el consabido sueño, esa vivencia que se experimenta cuando se
duerme. ¿Se experimenta? ¿Quién experimenta? ¿El personaje
soñado del sueño?
Lo
que realmente quiero señalar, ese aquí y ahora es
y será siempre ¡eso! Ese único instante, solo y
nada más, en el que se vive.
Y
que si ahora es gris, limitado, pobre o falto de salud, no
quiere decir que en el siguiente sea igual. Puede ser diametralmente
opuesto.
Esta
reflexión surge de las lamentaciones de alguien, de avanzada
edad, al que he leído hace poco, y que parece creer que él y su
vida, su tramo de “ahora” mismo, su instante, no tiene
posibilidad de cambio. ¡Y no es así!
De
hecho ahora, en este instante en el que lees esto, es más que
probable que su punto de vista, su vida, haya cambiado.
─Bueno…
¿No sabe hablar de otra cosa? Siempre está con el sueño, el
recuerdo, el ansia del mañana, que según usted no hay tal, etc.
─Sí,
algo de razón tiene… Y no es que lo busque o no tenga nada más de
que hablar, aunque no mucho más, no crea, pero en este caso
respondía, traté de hacerlo, a este buen amigo en la distancia.
Si
estuviésemos a mano uno y otro, un gran abrazo mitigaría en mucho
su sentir!
Efectivamente. Hay una gran sabiduría en el hecho de centrarse en el momento presente. Vivir el aquí y el ahora. Y también es bien cierto que la edad nos va facultando para apreciar bien esta situación en la vida.
ResponderEliminarEl ayer, ya se fue y el mañana todavía no ha llegado. Conversemos pues con el presente. Y es maravilloso experimentar como al vivir en el presente, el paisaje del momento se llena de "inputs" que de otro modo pasarían desapercibidos.
Pero no lo entendamos mal. El mañana que aún no está tiene mucho que ver con la ilusión y ésta es energía vital. Hay que continuar vivenciando ilusiones.
El pasado no es algo a despreciar. Se merece, y mucho, la atención que conlleva su revisión. El análisis de los errores, la satisfacción de los logros.
Y siempre, siempre, volver al presente, agradecidos a la vida, por muy dura que fuere.
Rios de tinta en el budismo sobre la atención central, vivir el presente, atención plena, o satipatthana en su particular léxico.
Y además resulta que esta práctica es de uso común en la psicología como factor de alivio en trastornos psicológicos, en la ansiedad, en la depresión, en las conductas obsesivo-compulsivas.
Apostemos por ella.
Sí, está muy bien ese abrazo que reconforta, pero cuando sales de su amparo, todo sigue mal si es el caso. Los pensamientos van por libre, y si hay una preocupación lo normal es que se le de vueltas, y ello implica el ayer y como se verá el asunto mañana. ¿Qué hay quien solo piensa en el aquí y ahora sin preocuparle nada más aunque esté sufriendo por algo?, estupendo…, yo no puedo; qué cuando se despierte del sueño como tú dices, todo esté bien?, ¿y mientras no te despiertas qué?.
ResponderEliminarDe cualquier forma yo también se disfrutar del momento… pero eso no quita para lo demás.
Un abrazo Ernesto, de los que reconfortan?, a ti creo que no te hace falta, ¡qué suerte! 😊))).
Aquí y ahora, sin influencia del pasado, ni de las expectativas de futuro, sin carga ¿ni aprendizaje?. El Tiempo ¿no nos aporta nada? ¿No da una densidad distinta al instante?
ResponderEliminarYo creo que a mí sí, unas veces para bien, otras para regular me temo. Tal vez tenga aún que acabar de despertarme. Un abrazo fuerte Ernesto
El pasado y el futuro solo existen en nuestra imaginación. Lo único real es el momento presente y ese es el que hay que vivir. En cada momento lo que toca y nada más. No tenemos otra cosa. Un abrazo, Ernesto
ResponderEliminarCuando ganamos edad, nos aferramos más al presente, pues el futuro se acorta.
ResponderEliminarUn abrazo. (Eso siempre va bien) :)
Siempre hay posibilidades de algún cambio en base a nuestro devenir personal. Lo que no hay es recambio. Nunca seremos ni los que fuimos ni los que quisimos ser, suponiendo que eso de ser sea algo. Pero que nos quiten lo bailao. Y no perdamos nunca ni la curiosidad, ni el sentido de la admiración, ni el don de la perplejidad como si aún fuéramos novatos.
ResponderEliminarEl presente de una persona mayor es donde suelen encontrase el pasado y el futuro.
ResponderEliminarNecesitamos de recuerdos e ilusiones para poder seguir viviendo.
Un abrazo.
ResponderEliminarY seguramente hayas tenido que llegar a una edad, con determinadas experiencias ya en tu haber, para reconocer este instante y saber que es lo que tenemos.
Nada es inmutable, salvo lo que ya fue. Pero las condiciones y circunstancias para lograr el cambio que deseamos y/o necesitamos son diferentes. No reconocerlo, creo, es también limitar la mirada, tanto como creer que no se puede cambiar en el instante siguiente.
Un abrazo grande, Ernesto
Voy aprendiendo,voy aprendiendo no creas.
ResponderEliminarEstas palabras" aquí y ahora", son las que más me repito cuando siento que me voy al recuerdo o a la expectativa.
A veces se me hace más complicado, hasta que me doy cuenta de que me fui de este momento.
Una buena práctica sin duda.
Qué buena esta entrada Ernesto, gracias!
Abrazo fuerte!
Llevas razón, sólo tenemos el aquí y ahora.
ResponderEliminarVivir el aquí y el ahora,lo hacemos,pero no con la sola alegría del momento
ResponderEliminarHAbrá que entrenar la imaginación ,incluso diría el pensamiento en sí mismos para fortalecer-NOS en esa verdad tan grande
Conozco personas que se quejan mucho de los años(aunque también las entiendo)y sólo esperan a que llegue "ese" momento,pero es sólo MIEDO.No es lo mismo tener 70 que 80.Por ley,es natural que ese miedo se aferre un poco a nosotros.Aunque ..sería un buen vivir si sólo miráramos el presente,que acaba de ser pasado cuando termine mi comentario
Yo me confieso,también tengo miedo.
Procuro que no cubra toda mi mente,porque sino sería un morir en vida
Besucos y felicidades por haber alcanzado ese grado de PRESENTE
Gó
Creo que al leer esto tu amigo en la distancia podrá tener el consuelo de tus palabras de aliento y encontrar su presente, Ernesto, un abrazo!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMi querido Ernesto, pues sí, hay que vivir el momento, sin más, y ese tic tac, tic, tac, hay que acallarlo con sonrisas y experiencias hermosas.
ResponderEliminarLos días pasan muy rápido y no nos damos cuenta metidos en un bucle de estrés,y deseos de comernos cinco días de la semana para llegar a un fin de semana que se acaba en "dos días".
Hace poco cumplí los cincuenta, y pensé... ¿Ya? ¡Pero si me siento como cuando tenía 20! Bueno, tampoco es exactamente así, mi cabeza ahora está poblada con historias diferentes. Pero aun así, cincuenta tengo, y cincuenta disfruto. Intentaré hacerlo a los sesenta, setenta y ochenta. Simplemente... VIVIR.
Muchos besos :D
El presente es el momento, el pasado, pasado es y el futuro como no existe es incierto.
ResponderEliminarCuando nos hacemos mayores parece que queremos vivir mas deprisa, pero los días pasan volando y apenas nos darnos cuenta.
Abrazo.
ResponderEliminarCada instante debe ser especialmente viváz.
Cada epoca es perfume de la vida.
Un Abrazo.
Aquí está el presente y es lo que hay que vivir.
ResponderEliminarPero imposible olvidar el pasado.
Un abrazo. Feliz fin de semana.
Reconfortante tu reflexión, tus palabras y tu gran verdad, solo este es el momento a vivir, maravilloso encontrar almas gemelas, aunque solo sea a través de estas páginas...gran abrazo Ernesto.
ResponderEliminarLo vivido y el vivir nos han traído al momento presente, al aquí y ahora. Lo que somos, sin el tic, tac de los relojes. Los latidos, sentimientos y el crecer en consciencia ea el vivir y el ser que va,os descubriendo, más cada nuevo momento- es normal-. Los tramos, los relojes, e incluso los años del DNI son relativos, y pueden tener interpretaciones. ¿Importan?
ResponderEliminarLos amigos,que nos han acompañado en el camino, han variado, eso quiere decir
que nosotros, también hemos evolucionado. ¡Felizmente!.
Ernesto, no dejas indiferente con tu pequeña filosofía a la intemperie.
Gracias. Un gran abrazo.
ResponderEliminarPor mas que queramos vivir plenamente el presente, creo que no se puede desvincular del pasado, que te condiciona necesariamente. Ni del futuro, que está ahí, llegando y tienes que afrontarlo... Mi mente al menos, funciona así.
Un abrazo grande, hasta ahí cerquita.
ResponderEliminarMe encanta el nombre de su Blog: "Cayado de sándalo" y cito una evocadora obra que creo dice de mucho acerca del contenido de esta entrada suya, Ernesto. Hablo de "El aroma del tiempo" de Byung Chul Han.
...el PRESENTE que va desprendiendo el aroma del sándalo nos lleva a la PAZ.
Agradecida por estar y ser.
"...el PRESENTE que va desprendiendo el aroma del sándalo nos lleva a la PAZ." pensamiento mío
ResponderEliminar(aclaro) Gracias.
Bienvenida Irene.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te encuentro optimista y vital.
ResponderEliminarMe encanta verte así.
Besos.
Ernesto, totalmente de acuerdo contigo. Somos de la misma edad. No me complico la vida. Vivo el instante presente sin más y procuro saborearlo con todas mis fuerzas.
ResponderEliminarClaro que los seres humanos somos muy variados y cada cual vive como puede y se siente.
Un abrazo.
Yo también soy de los que se quejan. Un beso
ResponderEliminartic-tac tic-tac tic-tac...
ResponderEliminarMas allá de las palabras...y la distancia...
un fuerte abrazo Ernesto