miércoles, 16 de marzo de 2016

...el olor a café!

María, 16 años. 1934.
Unos fotógrafos profesionales de visita en la isla, al verla, le pidieron permiso para fotografiarla...

Mañana gris de nubes plomizas, suelo húmedo, día apacible. Primavera natural, las aves cuidan ya de sus crías. Gorriones, mirlos, petirrojos, el cuco, al que se ha visto buscar nido ajeno, es el único que no las cuidará, otros lo harán por él… Las cigüeñas, un año más y a pesar de los obstáculos que se les han puesto, han anidado en la antena de la Telefónica.

El día me lleva a revivir momentos de un ayer que se hace hoy según mis sienes se van blanqueando… Una Noia entrañable envuelta en el “calabobos”, sirimiri, fina e imperceptible lluvia que parece que no moja pero acaba calándote. Las múltiples casas viejas, y no tanto las últimas, por las que ha ido trascurriendo mi caminar. Tramos de vida compartidos con personas queridas…, y no siempre tanto. Y no creo que a un niño de cuatro años se le pueda imputar nada negativo.

Mochilas cargadas y descargadas de valores… de todos los colores. Algunos estridentes, ¡cómo no! Así es la vida. Otros suaves y placenteros. De amaneceres y ocasos, de cenits y luna llena. De olas que lamen la arena y olas que funden las rocas. De sonidos y silencios. Lágrimas y sonrisas. Abrazos y despedidas. Ausencias… Y nuevas presencias. Que piensas por un momento que no son nuevas… Que son ellas, las que fueron antes de ti que vuelven para acompañarte, acunarte, y dar consuelo en alguna noche oscura…

La música de Gandalf (New Age), detalle de Rayén, acompaña, y tal vez tinte este momento…

El olor a café reciente me recuerda aquellas tazas de leche con pan, sopas, que mi madre me preparaba en el desayuno y… “mama… sopas”…, invariablemente todas las noches a eso de las doce, habiéndome acostado sobre las nueve y media, me despertaba y tomaba en la cama otro tazón caliente.

Sí, mi madre. Nació en 1918 en la isla blanca que me vio nacer a mí. Niña natural y feliz, así la conocí, casi siempre, ya que la vida es larga y no siempre se comparte igual.

El día que partió recorrimos, ambos de la mano, la isla que nos acunó… Calas, recodos, pueblos y aldeas, playas e islotes, puertos, casas, campos, gentes… ¡Ibiza!

30 comentarios:

  1. Precioso relato.
    Bello y tierno. Besos.

    ResponderEliminar
  2. Tu madre es una avecilla que libre hace nido en las plomizas nubes, entre sonidos y silencios, presencias y ausencias.
    Por cierto, ella sigue iluminando tus amaneceres y ocasos, como lo haría Gandalf el mago blanco.
    Cuando eramos niños nos reconfortaba un tazón de sopa y ahora es el aroma y el sabor de un buen cafe, escuchando algo de música.
    Gracias amigo por tus palabras,visita y por compartir tan entrañables recuerdos.
    Un abrazo gigante.

    ResponderEliminar
  3. Muy bonito tu relato. De seguro tu madre vivira por siempre! Me gusto mucho eso de: Mochilas cargadas y descargadas de valores… de todos los colores.
    Asi es la vida! Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Un relato muy bonito del que tu mamá se va a sentir muy feliz de él, siempre nos vienen estos buenos recuerdos de aromas que nos hacen volver por unos momentos a un pasado de niñez.
    Muy guapa era esa jovencita.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Que emotivo tu relato y cuanta belleza destila esa vieja fotografía.
    Me he dejado acunar por tus letras que mecen también mis recuerdos infantiles en torno a ese tazón de leche migado.
    Un abrazo, querido Ernesto.

    ResponderEliminar
  6. Sin duda somos el recuerdo de nuestra infancia.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  7. Unos ojos, los de tu madre, profundos y hermosos. Qué hermosa era, no me extraña que le pidieran fotografiarla.
    El texto destila esos recuerdos del alma.
    Hermoso.

    Un abrazo, Ernesto.

    ResponderEliminar
  8. Encantador relato de remembranzas de los primeros años, acunados por bellas sensaciones como son los recuerdos de la infancia y de muchos momentos de la vida.
    Muy cálidas tus letras, pero no entendí algo..."ya que la vida es larga y no siempre se comparte igual". Será porque a mi me parece muy corta... o quizás hay algo entre líneas.
    De cualquier manera, me encantó cómo dibujas tus recuerdos un tanto nostálgicos.
    Me gusta mucho la foto Ernesto.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar

  9. Que hermoso relato Ernesto. Hemos conocido el paisaje que te rodea y por tu forma de describirlo, amas ese lugar, tu lugar en el mundo.
    Que bella es tu madre, tiene rasgos finos en su cara de adolescente.

    mariarosa

    ResponderEliminar
  10. Hermosa tu mamá, Ernesto, y el devenir de recuerdos y aromas, el del café es inspirador para mí, aunque no tomarlo, solo el perfume, un abrazo!

    ResponderEliminar
  11. Un homenaje tierno y amoroso... realmente este espacio es un oasis!

    ResponderEliminar
  12. Que lindo tu texto
    con aroma a un café que ya no existe
    un cafe con leche
    con dulzuras de momentos de antaño
    Intensa y bella entrada

    ResponderEliminar
  13. Es un texto muy conmovedor y muy bello.
    Sabes que he perdido recientemente a mi madre y tus letras me han emocionado de verdad.
    No sale mi foto al usar el móvil. Pero soy Amalia y estoy fuera de Madrid.
    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  14. La foto es linda. Una imagen muy dulce.

    ResponderEliminar
  15. Hola Ernesto. Me ha encantado esa atmòsfera de primavera llena de nidos... el aroma del café, olor que nos trae el primer hogar... y la foto de Marìa, imagino que es tu madre, es hermosa. Cuànta nostalgia en tus recuerdos llenos de ternura también.
    La vida sigue
    Un abrazo Ernesto,
    saluda a las cigüeñas de mi parte, por aquì no se ven, solo grullas o garzas...

    ResponderEliminar
  16. Preciosa forma de rememorar y sentir esos entrañables recuerdos, donde el ayer y el hoy se funden en uno.
    Qué fotografía tan bonita la de tu madre, la armonía de su rostro transmite dulzura.
    Un abrazo Ernesto.

    ResponderEliminar
  17. Buenos días Ernesto...
    Como no se aún si nos vamos al pueblo te vine a visitar y me encuentro esta preciosa carta a tu querida madre ...las madres somos vuestra vida y ese homenaje tan hermoso es como si lo escribes realmente para ti que eres ella y ella ya ves jamás se olvida...
    Ha sido maravilloso como te daba antes de acostarse ella la leche ya estando tu en la cama ,,,has sido un niño feliz al tener una mamá como la tuya ...te felicito y mas al darme cuenta que jamás la olvidas.
    FELIZ DÍA amigo
    Un gran abrazo.

    ResponderEliminar
  18. Hermosísima entrada, hermosísima tu madre, tu eres su digno hijo!!

    Paz y Buena Vida

    Isaac

    ResponderEliminar
  19. Yo siempre digo que los aromas, olores, perfumes, efluvios o como quiera llamárseles, son evocadores naturales del pasado, cualquier pasado, incluso hace un minuto...
    Y me encanta eso.
    Me encanta sobre todo, que el aire se impregne de personas que cohabitaron mi ser sobre todo para bien, porque aunque siempre las hay que fueron para mal en su momento, de ellas también aprendí, lo que está muy bien en mi opinión, claro.

    Ibiza es preciosa, blanca, marina, de olores llena y de imágenes que grabar para siempre y cuando nos llegue un olor, volverla a visitar.
    :)
    Un gran abrazo.

    ResponderEliminar
  20. Por un momento he paseado contigo y con tu madre de la mano. Por un momento me ha calado hasta los huesos la fina lluvia. Qué poder! Cuánta magia en tus palabras!

    ResponderEliminar

  21. Mamá y su ternura. Mamá y su hermosura. Mamá y sus canciones...
    Mamá y esos años, cuando volar y soñar era tan fácil... Puro encanto, Ernesto

    Mi abrazo de niña

    ResponderEliminar
  22. Según veo has sacado todo el donaire de ella...

    hermosa reseña en lo entrañable
    que nunca se vuela del corazón
    y que de tanto en tanto siempre llega aleteando
    un motivo, uns situación para hacernos recordar con más fuerza
    todo lo que ellas significaron y es en nuestra vida.

    ResponderEliminar
  23. saludos
    espero hayas tenido una hermosa semana santa
    bendiciones a tu vida!

    ResponderEliminar
  24. Los ojos de tu madre,
    llenos de misterio y luz,
    se repiten ahora en los tuyos,
    buen amigo

    Paz y Cariño

    Isaac

    ResponderEliminar
  25. Foto magnifica e intenso racconto.
    Cordiali saluti da Torino!

    ResponderEliminar
  26. Que precioso homenaje al "recuerdo" tanto de tu madre como de tus lugares y vivencias. Me llegó el olor a café recién hecho.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  27. Preciosa y muy personal su belleza. Y esos recuerdos, tiernos y emotivos, me han recordado tantas cosas! Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  28. Hola Ernesto,
    Una madre preciosa y no solo por fuera.Esos ojos esconden una profundidad del alma.Siempre me gustaron las fotos en blanco y negro porque nos fijamos más en la esencia de la persona.
    El relato muy cargado de sentimientos y emociones, propio de tus escritos... siempre dejan entrever màs allá de las palabras.
    Describes muy bien nuestro clima en Galicia, tal cual. Hoy hace sol(rarisimo aquí) y yo he visualizado esa lluvia fina con tu descripción. Esos recuerdos están muy patentes en esa etapa transitoria en Noia.

    Abrazos!!!

    ResponderEliminar
  29. Hola Rosa.

    Sí, así era ella. Como tantas. Cierto que la fotografía tiene su cosa. El hecho de que le pidiesen permiso para fotografiarla, en aquellos años, dice mucho. De ella, de aquellos años y valores, de su mirada... de su futuro. No presentido entonces... Escogido sí, tal vez, dicen, en otros planos de existencia. Allí donde ella y yo pactamos ese acuerdo de amor a compartir.

    Un abrazo, amiga.

    ResponderEliminar