María, 16 años. 1934. Unos fotógrafos profesionales de visita en la isla, al verla, le pidieron permiso para fotografiarla... |
Mañana
gris de nubes plomizas, suelo húmedo, día apacible. Primavera
natural, las aves cuidan ya de sus crías. Gorriones, mirlos,
petirrojos, el cuco, al que se ha visto buscar nido ajeno, es el
único que no las cuidará, otros lo harán por él… Las cigüeñas,
un año más y a pesar de los obstáculos que se les han puesto, han
anidado en la antena de la Telefónica.
El
día me lleva a revivir momentos de un ayer que se hace hoy según
mis sienes se van blanqueando… Una Noia entrañable envuelta en el
“calabobos”, sirimiri, fina e imperceptible lluvia que parece que
no moja pero acaba calándote. Las múltiples casas viejas, y
no tanto las últimas, por las que ha ido trascurriendo mi caminar.
Tramos de vida compartidos con personas queridas…, y no siempre
tanto. Y no creo que a un niño de cuatro años se le pueda imputar
nada negativo.
Mochilas
cargadas y descargadas de valores… de todos los colores. Algunos
estridentes, ¡cómo no! Así es la vida. Otros suaves y placenteros.
De amaneceres y ocasos, de cenits y luna llena. De olas que lamen la
arena y olas que funden las rocas. De sonidos y silencios. Lágrimas
y sonrisas. Abrazos y despedidas. Ausencias… Y nuevas presencias.
Que piensas por un momento que no son nuevas… Que son ellas, las
que fueron antes de ti que vuelven para acompañarte, acunarte, y dar
consuelo en alguna noche oscura…
La
música de Gandalf (New Age), detalle de Rayén, acompaña, y tal vez tinte este momento…
El
olor a café reciente me recuerda aquellas tazas de leche con pan,
sopas, que mi madre me preparaba en el desayuno y… “mama…
sopas”…, invariablemente todas las noches a eso de las doce,
habiéndome acostado sobre las nueve y media, me despertaba y tomaba
en la cama otro tazón caliente.
Sí,
mi madre. Nació en 1918 en la isla blanca que me vio nacer a mí.
Niña natural y feliz, así la conocí, casi siempre, ya que
la vida es larga y no siempre se comparte igual.
El
día que partió recorrimos, ambos de la mano, la isla que nos acunó…
Calas, recodos, pueblos y aldeas, playas e islotes, puertos, casas,
campos, gentes… ¡Ibiza!
Precioso relato.
ResponderEliminarBello y tierno. Besos.
Tu madre es una avecilla que libre hace nido en las plomizas nubes, entre sonidos y silencios, presencias y ausencias.
ResponderEliminarPor cierto, ella sigue iluminando tus amaneceres y ocasos, como lo haría Gandalf el mago blanco.
Cuando eramos niños nos reconfortaba un tazón de sopa y ahora es el aroma y el sabor de un buen cafe, escuchando algo de música.
Gracias amigo por tus palabras,visita y por compartir tan entrañables recuerdos.
Un abrazo gigante.
Muy bonito tu relato. De seguro tu madre vivira por siempre! Me gusto mucho eso de: Mochilas cargadas y descargadas de valores… de todos los colores.
ResponderEliminarAsi es la vida! Saludos.
Un relato muy bonito del que tu mamá se va a sentir muy feliz de él, siempre nos vienen estos buenos recuerdos de aromas que nos hacen volver por unos momentos a un pasado de niñez.
ResponderEliminarMuy guapa era esa jovencita.
Un abrazo.
Que emotivo tu relato y cuanta belleza destila esa vieja fotografía.
ResponderEliminarMe he dejado acunar por tus letras que mecen también mis recuerdos infantiles en torno a ese tazón de leche migado.
Un abrazo, querido Ernesto.
Sin duda somos el recuerdo de nuestra infancia.
ResponderEliminarUn saludo
Unos ojos, los de tu madre, profundos y hermosos. Qué hermosa era, no me extraña que le pidieran fotografiarla.
ResponderEliminarEl texto destila esos recuerdos del alma.
Hermoso.
Un abrazo, Ernesto.
Encantador relato de remembranzas de los primeros años, acunados por bellas sensaciones como son los recuerdos de la infancia y de muchos momentos de la vida.
ResponderEliminarMuy cálidas tus letras, pero no entendí algo..."ya que la vida es larga y no siempre se comparte igual". Será porque a mi me parece muy corta... o quizás hay algo entre líneas.
De cualquier manera, me encantó cómo dibujas tus recuerdos un tanto nostálgicos.
Me gusta mucho la foto Ernesto.
Un abrazo.
ResponderEliminarQue hermoso relato Ernesto. Hemos conocido el paisaje que te rodea y por tu forma de describirlo, amas ese lugar, tu lugar en el mundo.
Que bella es tu madre, tiene rasgos finos en su cara de adolescente.
mariarosa
Hermosa tu mamá, Ernesto, y el devenir de recuerdos y aromas, el del café es inspirador para mí, aunque no tomarlo, solo el perfume, un abrazo!
ResponderEliminarUn homenaje tierno y amoroso... realmente este espacio es un oasis!
ResponderEliminarQue lindo tu texto
ResponderEliminarcon aroma a un café que ya no existe
un cafe con leche
con dulzuras de momentos de antaño
Intensa y bella entrada
Es un texto muy conmovedor y muy bello.
ResponderEliminarSabes que he perdido recientemente a mi madre y tus letras me han emocionado de verdad.
No sale mi foto al usar el móvil. Pero soy Amalia y estoy fuera de Madrid.
Un fuerte abrazo
La foto es linda. Una imagen muy dulce.
ResponderEliminarHola Ernesto. Me ha encantado esa atmòsfera de primavera llena de nidos... el aroma del café, olor que nos trae el primer hogar... y la foto de Marìa, imagino que es tu madre, es hermosa. Cuànta nostalgia en tus recuerdos llenos de ternura también.
ResponderEliminarLa vida sigue
Un abrazo Ernesto,
saluda a las cigüeñas de mi parte, por aquì no se ven, solo grullas o garzas...
Preciosa forma de rememorar y sentir esos entrañables recuerdos, donde el ayer y el hoy se funden en uno.
ResponderEliminarQué fotografía tan bonita la de tu madre, la armonía de su rostro transmite dulzura.
Un abrazo Ernesto.
Buenos días Ernesto...
ResponderEliminarComo no se aún si nos vamos al pueblo te vine a visitar y me encuentro esta preciosa carta a tu querida madre ...las madres somos vuestra vida y ese homenaje tan hermoso es como si lo escribes realmente para ti que eres ella y ella ya ves jamás se olvida...
Ha sido maravilloso como te daba antes de acostarse ella la leche ya estando tu en la cama ,,,has sido un niño feliz al tener una mamá como la tuya ...te felicito y mas al darme cuenta que jamás la olvidas.
FELIZ DÍA amigo
Un gran abrazo.
Hermosísima entrada, hermosísima tu madre, tu eres su digno hijo!!
ResponderEliminarPaz y Buena Vida
Isaac
Yo siempre digo que los aromas, olores, perfumes, efluvios o como quiera llamárseles, son evocadores naturales del pasado, cualquier pasado, incluso hace un minuto...
ResponderEliminarY me encanta eso.
Me encanta sobre todo, que el aire se impregne de personas que cohabitaron mi ser sobre todo para bien, porque aunque siempre las hay que fueron para mal en su momento, de ellas también aprendí, lo que está muy bien en mi opinión, claro.
Ibiza es preciosa, blanca, marina, de olores llena y de imágenes que grabar para siempre y cuando nos llegue un olor, volverla a visitar.
:)
Un gran abrazo.
Por un momento he paseado contigo y con tu madre de la mano. Por un momento me ha calado hasta los huesos la fina lluvia. Qué poder! Cuánta magia en tus palabras!
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ResponderEliminarMamá y su ternura. Mamá y su hermosura. Mamá y sus canciones...
Mamá y esos años, cuando volar y soñar era tan fácil... Puro encanto, Ernesto
Mi abrazo de niña
Según veo has sacado todo el donaire de ella...
ResponderEliminarhermosa reseña en lo entrañable
que nunca se vuela del corazón
y que de tanto en tanto siempre llega aleteando
un motivo, uns situación para hacernos recordar con más fuerza
todo lo que ellas significaron y es en nuestra vida.
saludos
ResponderEliminarespero hayas tenido una hermosa semana santa
bendiciones a tu vida!
Los ojos de tu madre,
ResponderEliminarllenos de misterio y luz,
se repiten ahora en los tuyos,
buen amigo
Paz y Cariño
Isaac
Foto magnifica e intenso racconto.
ResponderEliminarCordiali saluti da Torino!
Muy bello relato... Me encantó
ResponderEliminarQue precioso homenaje al "recuerdo" tanto de tu madre como de tus lugares y vivencias. Me llegó el olor a café recién hecho.
ResponderEliminarUn beso.
Preciosa y muy personal su belleza. Y esos recuerdos, tiernos y emotivos, me han recordado tantas cosas! Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHola Ernesto,
ResponderEliminarUna madre preciosa y no solo por fuera.Esos ojos esconden una profundidad del alma.Siempre me gustaron las fotos en blanco y negro porque nos fijamos más en la esencia de la persona.
El relato muy cargado de sentimientos y emociones, propio de tus escritos... siempre dejan entrever màs allá de las palabras.
Describes muy bien nuestro clima en Galicia, tal cual. Hoy hace sol(rarisimo aquí) y yo he visualizado esa lluvia fina con tu descripción. Esos recuerdos están muy patentes en esa etapa transitoria en Noia.
Abrazos!!!
Hola Rosa.
ResponderEliminarSí, así era ella. Como tantas. Cierto que la fotografía tiene su cosa. El hecho de que le pidiesen permiso para fotografiarla, en aquellos años, dice mucho. De ella, de aquellos años y valores, de su mirada... de su futuro. No presentido entonces... Escogido sí, tal vez, dicen, en otros planos de existencia. Allí donde ella y yo pactamos ese acuerdo de amor a compartir.
Un abrazo, amiga.