Almendros en flor. Vincent Van Gogh |
Cogió
el tren de las 15:45 que le llevaría al norte. A casa de sus amigos
Juan y María, quienes regentaban una casa rural cerca de los Picos
de Europa. Había ayudado a subir al vagón a una mujer joven con una
niña en brazos que cargaba una pesada maleta. Una vez puesta ésta
en su lugar y colocada la suya enfrente salió al pasillo.
La gente seguía subiendo al tren mientras otros se quedaban en el anden esperando verles aparecer por las ventanillas… Sonrisas, besos al aire y brazos en alto despidieron la marcha de aquel “gusano” metálico que bufaba humo y silbato.
Y los recuerdos del ayer se hicieron eco en su memoria… 1953, Santa Marta del Tormes, aquel otro tren, éste con asientos de madera y cargado de historias emprendía el trayecto a otras tierras, otras gentes, otras vidas, o cuando menos a otros tramos de la suya. Mientras él y su hermana veían pasar a gran velocidad imágenes de cuentos por la amplia ventanilla. Pueblos pintorescos, ríos sombreados por altos álamos, campos de amapolas, mares de doradas espigas de trigo o cebada que el aire hacía ondular. Y que una multitud de segadores, con sus anchos sombreros de paja cubriéndoles el rostro, arrancaba de la tierra haciendo gavillas. A mitad del trayecto su madre, 33 años entonces, hoy esencia de estrellas, sacaba la empanada, que había cocinado esa mañana, y servía amplios trozos a todos.
Aunque se resistía a dar espacio a los pensamientos que bullían por salir acabó pensando en lo sucedido días atrás… Razón de su viaje.
Una
palabra deslizada a destiempo… de las miles y miles que se había
dicho antes, una palabra sin malicia ni intención. Un simple juego
de palabras de los muchos empleados hasta entonces, un sonido
expresado, pero... ¡Ay palabra maldita! No fue bien recibida, no
tendría que haberse dicho, pero… se dijo. Se le dio espacio para
volar y acabó estrellada contra la incomprensión… ¡A qué
decirla! Hubiese bastado una sencilla explicación… Tal vez una
mejor comprensión, pero… No fue así. Ni uno la solicitó ni el
otro entendió que, tal vez, debía darla. Y el silencio se instaló
entre ambos…
Silencio
y pensamientos que no iban tintados de sentimiento alguno… Es la
vida, sabía. Es el curso de la vida que, cual río hacia su destino,
atraviesa distintos parajes. Campos y ciudades, primaveras, otoños,
risas y lágrimas, edades… Abrazos y despedidas, sonrisas…
nostalgias… Ayeres...
Sí, la vida una mata de sorpresas buenas y malas
ResponderEliminarPor eso cuando estemos arriba de la ola tenemos que gozarla para luego reponernos cuando nos nos lleve la resaca.
Un abrazo grandeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
mar
Quizás ese viaje consiga rellenar el silencio que esa palabra provocó.
ResponderEliminarQuien sabe. Los malentendidos existen y ocurren, en nosotros está el intentar solucionarlos, o no. Y mientras la vida transcurre.
Un abrazo, Ernesto.
Una palabra a destiempo puede hacer daño sin intención. La distancia es buena compañera para que ambos, ofendido y ofensor, puedan revisar sus pensamientos y comprender que el tema no fue tan terrible.
ResponderEliminarMomentos que todos hemos vivido, pero la distancia hace bien a ambos.
mariarosa
Son los vericuetos del destino que nos manejan sin que podamos evitarlo, ya se sabrá el resultado de este momento en suspenso, la vida da sorpresas y el tiempo a veces ayuda a poner en claro y a unir, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarUn viaje, la separación...temporal o quizá, gracias a la palabra del emisor, definitiva. Quién sabe lo que el tiempo nos depara, es posible que a veces digamos precisamente, lo que el alma está pidiendo a gritos que suceda, la consecuencia puede ser una grata sorpresa. Fuerte abrazo Ernesto, un relato muy sugerente.
ResponderEliminarEs un texto en el que nos dejas con esa reflexión profunda acerca del poder de la palabra..
ResponderEliminarMuy bueno!
Hola, Ernesto!
ResponderEliminarQue cálido e fantástico título deste a tu blog! "Cayado de Sándalo". Só ahora, reparei. Qta sensibildad y inteligencia!
Una história muy interessante, onde as lembranças e as intempéries/vendavais da vida voltam a memória. Un hermano, una hermna e una madre maravilhosa, única a k tu chamaste, no texto, essência de estrelas. Simplesment divino.
Palabras k se dizem, de una ou outra parte, y agora restam as interrogações. Es sempre, assi.
Abrazos y una noche feliz.
ResponderEliminarPalabras inoportunas, malentendidos que pueden ser irreparables,.. Pelabras que sobran y, a veces, palabras que faltan.
Buenas noches, Ernesto. Gabon ta musu
El gran valor de las palabras.
ResponderEliminarUn texto muy bueno.
Un abrazo. Feliz mes de Agosto.
El saberse explicar y deshacer un mal entendido no siempre resulta lo que uno espera e incluso muchas veces se complica el hecho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay!... las palabras, cuanto bien y cuanto mal pueden provocar pero al fin y al cabo es la vida, los recuerdos, los sueños, los sentimientos que forman parte de lo que somos; seres muy sensibles!!.
ResponderEliminarSiempre es un agrado venir a leerte amigo y de paso oír tu suave música.
Abrazos.
Hola querido amigo...Tuve ocasión de leer este hermoso texto ...gracias .
ResponderEliminarAhora al volverlo a leer pienso que a veces antes de hablar hay que meditar y es mejor el silencio .
Gracias por este escrito que tu gran escritor y pensador nos enseñas a pensar y después hablar ,
un gran abrazo.
Marina
Ernesto, de palabras va el tema y las tuyas son precisas, con silencios, historias y emociones.
ResponderEliminarExpresadas fielmente, con intensidad y encanto, al menos a mí, me llevan a sentir con viveza lo que describes.
Una palabra puede sanar si por ambas partes hay actitud de diálogo y algo más...
Y puede aliviar la carga y traer luz a nuestra vida…Porque las palabras tienen vida.
"esencia de estrellas" me llegó al alma.
Un abrazo.
Un viaje...
ResponderEliminarComunicación...
Lagrimas y sonrisas...
Un abrazo.
Querido amigo, una buena parte de lo que "somos" es esa nostalgia, esa esencia de estrellas -como dices- llenas de aquellos que amamos, tiempos idos, nostalgias, silencios....Así son las cosas
ResponderEliminarPaz y Nostalgia amorosa
Isaac
Un texto muy bonito. También se dice, que no hay palabra mal dicha sino mal interpretada.
ResponderEliminarLa segunda parte del texto me ha parecido precioso lleno de delicadeza y romanticismo por alguna de sus frases.
Mis felicitaciones por esta entrada.
sucede muy seguido
ResponderEliminarque o decimos palabras encontradas...desafortunadas...
o callamos para siempre...
al fin nunca se sabe a ciencia cierta
cual fue lo peor...
Ay... los recuerdos que han marcado nuestras vidas.
ResponderEliminarAparecen cuando le dan la gana y parece que no ha pasado ni una luna.
Fantástico relato