En ocasiones, en muchas ocasiones, en la vida ha sido, es, más que necesaria la mediación de un tercero. No se trata de que sea más “inteligente” que nadie, pero sí más templado para la ocasión.
En la vida de muchas personas hay situaciones de distanciamiento, cuando no enfrentamiento, que unos momentos de reflexión harían que las cosas volviesen a su cauce más natural.
El hándicap a superar, la piedra en el camino de la reconciliación, no suele ser el «otro», que también, sino uno mismo!
La primera persona con la que reconciliarse, a la que conocer realmente, es uno mismo! Sin este requisito, ¿quién se dirige a quién? ¿Quién a dónde?
Si no hay «quién» y a «dónde», ¿cómo esperas encontrar algo diferente a lo que tienes?
Pasan los años, décadas incluso, y todo sigue igual. El “aislamiento” de las partes, cada quien con sus “verdades” siguen sus vidas…
Pero la vida, la real, la natural, a la que se le ha dado la espalda durante tanto tiempo, sigue su ciclo. Y cuando suena el último clarín…
"Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar…"
Lo que fue tan importante en el pasado, tan insalvable, ¡nada!
Queda la soledad de a quien todavía le queda camino por recorrer.
A veces el miedo a complicaciones es más fuerte que la sensatez. Un beso
ResponderEliminarHas dado justamente en el clavo, Susana.
EliminarAsí suele ser en la mayoría de las veces.
Abrazos.
A veces, se tarda mucho en darse cuenta, de lo relativo que es todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te respondo con otros versos del mismo poeta:
ResponderEliminarTu verdad, no la verdad
y ven conmigo a buscarla
¡La tuya, guárdatela!
Un abrazo.
Hola Juan.
EliminarDe otro poeta qué cabría esperar! :)))))
Me alegra verte.
Abrazos.