Era habitual verle salir a pasear con ella cada día. Y no sólo los paseos por la plaza o el parque, también cuando iba a comprar el pan, a la farmacia, el banco, etc. Incluso cuando quedaba con sus amigos, aparecía con ella.
Ella, su pareja inseparable. Ya no recordaba desde cuando iban siempre juntos. Echó la vista atrás pero no pudo concretar el momento… Tampoco le preocupaba. Se sentía bien con ella. Y la sabía aceptada en su entorno, familia, amigos.
En algún momento llegó a pensar, que no plantearse, qué sería de su vida sin ella a su lado. Momento fugaz! Una sensación de pequeño vértigo le recorrió por dentro…
¡Sin ella! ¡Dios me libre! ¡Que sería de mí!
________.________
─Estaba grabando en el móvil este texto para publicar en el blog mientras iba a la ciudad en autobús cuando desde el asiento de al lado oí que me hablaban…
─Le estaba oyendo… Es admirable, tal como lo relata, la unión de esta pareja. A él se le ve encantado con el amor de esta mujer… ¡Ya quisiéramos muchos una relación así!
─¿Mujer? ¿Qué mujer?
─¡Hombre! ¿No se está refiriendo a su pareja?
─¡Quite quite! ─Sonreí al hombre que así se expresaba─. Es muy posible que usted mismo tenga algo así a su lado…
─¿Quién yo? ¡No lo creo! ...¿A qué se refiere?
─¡A la «apariencia»! Eso que quien más quien menos tiende a lucir siempre. Hasta el punto de que ya no se distingue con claridad quién es quién…
¡Quién la persona, qué su «apariencia».
¡Qué bueno! En la vida nos movemos así.
ResponderEliminarUn abrazo.
Reconocerlo... es empezar a conocerse uno mismo, mejor! :)))))
EliminarAbrazos, Alfred.
Fíjate que me ha pasado como a ese señor del autobús, pues vengo de escuchar el bolero de Tracy y con el romanticismo todavía en mi cabeza he interpretado tu relato como una historia de amor. Aunque amor no le faltaba al hombre por su apariencia. Al final nos queda claro que hay mil formas de amar. Un abrazo
ResponderEliminarBolero, románticismo e historia de amor..., la combinación perfecta para "esas mil formas de amar." :)))))
EliminarMuy aguda, Emilia.
Abrazos.
Ay, Neuriwoman, leo tu comentario y al mentar a Tracy me doy cuenta de que debo ir a verla. Tanto tiempo siguiéndola y que ahora diga yo que no tengo tiempo de atender a todos mis excompañeros no es excusa. Allá voy. Disculpa la intromisión, Ernesto
EliminarNinguna intromisión, amigo Enrique. Esta es tu casa.
EliminarQuerido Enrique me alegro mucho de haber sido recordatorio para el bonito bolero que subio Tracy. Un abrazo
EliminarPensaba que era la sombra. Un beso
ResponderEliminarLa «apariencia» se suele llevar más unida que la sombra.
EliminarAbrazos, Susana.
Este texto tuyo de hoy, Ernesto, me llevó a un recuerdo con los últimos días de mi papá, ya internado y ante la inminencia de visitas me decía, poné perfume a los pies de la cama, para la primera impresión. Era importante para él. Ser y aparentar, todo un tema, un abrazo!
ResponderEliminarHola Cristina.
EliminarHay que reconocer que, con el debido respeto y aprecio, con esa edad y circunstancias, tenía pleno derecho a lo que guste o necesite.
El problema de la «apariencia», es el uso que se le suele dar a través de la vida...
Ahora bien, amiga, quién esté libre de..., que tire la primera piedra! :)))))
Abrazos.
What a novel title: The spy from the bus.
ResponderEliminarLo que Catalin quiere decir:
Eliminar"¡Qué título más novedoso: El espía del autobús!"
jajajjajajjaja...
EliminarObservo que en tu listado de blogs que sigues, los más antiguos que no han dicho esta boca es mía desde hace 10 años, son como reliquias...
Que la apariencia a veces se equivoca es cierto, pero no siempre, la mayoría de las veces reflejamos, de una manera u otra, lo que somos por dentro. Es muy difícil aparentar lo que no se es.
ResponderEliminarSAludos.
Hola Manuela.
EliminarLa «apariencia», como casi todo en la vida, tiene sus diferentes grados de aplicación. Unas normales pinceladas de «apariencia», no producen grandes cambios entre lo aparentado y lo real. Como dice sa lluna, "...unos zapatos, color vino burdeos, brillante... ;-)
¡Pues sí! :))))) Y sigo con ellos años después.
Abrazos. Y bienvenida, amiga.
Ay, querido Ernesto, tu mensaje de hoy (envuelto en un caudal aromatizador de realidades ocultas), se parece a eso que ya he contado muchas veces y que me contaba mi Madre sobre la felicidad: "Hijo, lo más importante no es ser feliz, lo más importante es creérselo" a la que yo añadía (ya de mayor), "y hacérselo creer al resto de la gente que te rodea, Mamá".
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querido amigo.
Querido Enrique.
EliminarTu madre, como la mía, vivieron su tiempo y circunstancias. Y de ahí extrajeron la sabiduría y enseñanzas que aplicaron en sus vidas.
Ya la última apreciación, la tuya, cosecha propia!
Fuerte abrazo, amigo.
Mi Madre, todas las madres, fueron y son únicas, querido amigo. Me voy a leer tu post de hoy que parece muy interesante.
EliminarRecuerdo a alguien que habló de unos zapatos, color vino burdeos, brillante... ;-)
ResponderEliminarNo quiero tirar ninguna piedra, pero no recuerdo ningún momento que me importara más la apariencia que mi persona... y yo que creía que contabas una gran historia de amor... :-)))
Aferradetes, Ernest.
Buena memoria, Paula.
EliminarZapatos "peculiares"... jajajajjajaja... Si bien siguen rojos y brillantes, algo de la "luminosidad" del principio sí puede haber mermado. Donde quiera que fuese, ¡concitaban todas las miradas! (Bromas aparte)
Sobre tu historia de amor, desencaminada no vas. Pues no hay más que ver el "amor" que, en ciertas circunstancias, las personas profesan a esa «apariencia» tras la que se ocultan...
Abrazos, amiga de Inca.
Yo, como mi apariencia me es muy fiel, prefiero la compañía de esa otra persona, Amada, a la que se refiere la gente en los comentarios... Yo, mas que con apariencia, camino con torpezas...
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Amigo Ildefonso.
EliminarTodo queda en un juego de palabras... Pues de algo hay que compartir con la "tertulia". Incluido uno mismo en lo del compartir. Quiero decir que en ocasiones ese "compartir" o contar algo, es lo que nos contamos a nosotros mismos. :)))))
Pues sí...
ResponderEliminarUn abrazo de fin de semana, Ernesto. :)
Luna, de ese "sí" sabes tú mucho...
EliminarAbrazos, Ale. Buen finde!
:)
EliminarDe todo hay en la vida, hay parejas que no puede pasar el uno sin el otro y otras parejas que se pasa el día discutiendo.
ResponderEliminarQue tengas un feliz domingo.
Hola Antonia.
EliminarEn cuanto al domingo, lo mismo te deseo.
Abrazos.
No todo el mundo está dispuesto a pagar el precio de ignorar su propia apariencia y mostrarse tal cual es.
ResponderEliminarAsí es Etienne.
EliminarNo todos están dispuestos a perder lo "invertido" en esa «apariencia». Que por otro lado, ¡quién esté libre de ella, tire la primera piedra!
Invertido en la parte emocional de la persona. Pero que también puede darse en el plano físico, económico, social, etc.
Mostrarse tal cual es uno, no es fácil. El ambiente general que envuelve a las personas, lo dificulta mucho. Y en los últimos tiempos, ¡para qué contar!
Y sin embargo "despertar" a lo que uno es, lo único que «Es», es la única función del ser humano aquí...
Todo lo demás, «apariencia».
Y si me permites un matiz más, entre el juego y lo real diré: Desde el color del esmalte de las uñas de los pies hasta los "grandes valores" con que la humanidad se entretiene, ¡apariencias!
Abrazo.
Que buena imagen que pusiste! Pensé que harías alguna broma acerca de la otra mitad:)). Ser y aparentar, no siempre "hablan" de la misma persona. Muy buena reflexión.
ResponderEliminarAbrazos y feliz domingo!
Sí Cecilia.
EliminarLa imagen tiene su "aqué", sin duda. Es original. Y muy gráfica...
Abrazos, amiga. Bonito finde!
Muy bueno.
ResponderEliminarSalu2.
Hola Diego.
EliminarBreves y únicas palabras, las tuyas, que expresan en sí mismas el fondo real de lo compartido.
Salud.
Tengo como 15 clases de tijeras.
ResponderEliminarAlguna corta hilos…:))))
Un abrazo Ernesto.
Sí, pero éstas son especiales... Y la imagen y significado, acorde con el texto! :)))))
EliminarAbrazos, Ángela.
Hola Ernesto! De nuevo retomo las visitas y publicaciones.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Bienvenida Conchi.
EliminarNos vamos viendo por aquí.
Fuerte abrazo.
It is written so beautifully and vividly, Ernesto!
ResponderEliminarHave a nice and peaceful week!
A big hug.
Traducción de Kaya:
Eliminar"¡Está escrito de una forma tan hermosa y vívida, Ernesto!
¡Que tengas una semana tranquila y llena de paz!
Un fuerte abrazo."
Igualmente para ti, Kaya.
ResponderEliminarTus nuevas fotografías más allá de las aves, de interés. Y sinónimo de cambios, creativos, en ti.
Gran abrazo.
Algunas veces, las apariencias engañan.
ResponderEliminarMuy bueno, Ernesto.
Feliz semana.
Un abrazo.
Feliz semana para ti también, Amalia.
EliminarAbrazos.
¡Qué buena reflexión, Ernesto!
ResponderEliminarTe diría, y quizás esté equivocada, pero percibo que hay un matiz muy fino entre el significado de la apariencia y del verbo aparentar.
Hoy en día, quizás es un riesgo mostrarse tal cual, sin máscaras, corremos rápido a juzgar, a criticar, a no comprender...
Ya sabes, teatro, la vida es un puro teatro...
Un fuerte abrazo
Una cierta pátina de barniz "apariencia", que puede encajarse en, "no deseo aparentar más allá de lo natural", sin llegar al "me recubro de luces y colores", sí puede que sea necesaria y juguemos con ella.
EliminarHay que tener en cuenta que dentro de ese barniz también está lo que "aparentamos" percibir del otro... Pues si fuésemos tan "diáfanos", podríamos llegar a molestar... en sus apariencias.
Riesgo de mostrarse tal cual sí hay! Y por ambas partes, pero como digo, en su justa medida, puede facilitar la convivencia.
En cuanto al teatro, amiga, algo hay. Si bien no es lo mismo hacer el payaso... :))))) que represetar una buena obra!
Gran abrazo, Maite.
Hola Ernesto. Mirar directamente a los ojos y la apariencia no miente. Al menos para mi.
ResponderEliminarAbrazo grande.
Hola Mara.
EliminarLlevaré gafas de sol en el encuentro del Húmedo, del barrio de León... :)))))
Fuerte abrazo.
O ser humano não foi feito para viver sozinho.
ResponderEliminarAbraço amigo.
Juvenal Nunes
Tem tudo, Juvenal.
EliminarAbraços.
Estimado Ernesto, hoy nos presentas un tema muy simple, que por ser muy simple, resulta muy, pero que muy complejo.
ResponderEliminarLa apariencia es la cualidad de todo aquello que es observable o tangible por los sentidos, y sí efectivamente nos acompaña siempre y en todo lugar, aunque, podemos disociarla en dos caras, la genuina, y el aparentar, (quizás las dos caras de una misma moneda).
Un tema interesante, que nos invita a interiorizarnos para observar que parte de nosotros es genuina apariencia, y que parte de nosotros está dominada por el ego y es deseo de aparentar, aunque en realidad, las dos formas son fiel reflejo de nuestro ser.
Desde luego es una tarea muy complicada disociar que parte es en cada momento, pues suelen solaparse y es complicado discernir que «sombra» (apariencia genuina, o apariencia aparentada) es la que domina en cada momento.
Estimado Ernesto, nos quedamos ahí, en la eterna búsqueda del «yo» auténtico, quizás esa sea una de las tareas para unir lo mundano y lo Divino
Estimado Anónimo.
EliminarDenominas muy bien los aspectos de cada cosa. Simple y complejo. Genuino y apariencia. Disociar ambas «sombras», etc. Y la búsqueda del «yo» auténtico... En ese intento de unir mundano y Divino.
Pero a estas horas de la mañana, amigo, el desenfado, que no la apariencia, o puede que sí, es lo que prima, té en mano. Y por ello aprovecho tus palabras, certeras, para una pequeña disertación.
Lo Divino y lo mundano ya viene unido de "serie". Si bien es lo primero, lo «genuino», lo que va perdiendo protagonismo en aras del segundo, la "apariencia".
El bebé nace puro, ya el niño aprende a combinar...
"...fiel reflejo de nuestro ser.", afirmas... ¿De cuál de los dos, del Divino o del mundano? Pues ambos "no representan" lo mismo.
¡Lo son! Pues, en mi opinión, lo Divino y lo humano es una sola cosa! ¡Pero la "re-presentación" no lo es! La "apariencia" juega su rol.
¡La finalidad única, y última, del ser humano sobre la tierra es, según sé, «despertar» a lo Divino que ya Es!
Siempre un placer verte aparecer por este espacio de tertulia, y apreciar tus consideraciones.
Abrazo.
La apariencia, lo aparente, el disimulo, el camuflaje, llamémoslo como queramos, Ernesto, es habitual. No sé cuando comienza, pero ya se nota en los mismos niños cuando juegan, intervienen en el cole o hacen poses. Quizás sea algo connatural en el ser humano. Queremos emular, parecernos a alguien, sobresalir, que no no sientan poca cosa en nuestro humilde reflejo de seres en aprendizaje continuo. Tu relato es, por tanto, significativo, pleno de intención y es un buen ejemplo. La imagen personal, la percepción que tengan de nosotros, cuenta, nos preocupa. Y a veces mucho, pues sabemos que condiciona, o puede hacerlo, la relación que tengamos con el otro, con los otros, quienes nos mirarán, evaluarán, aceptarán o rechazarán. Complejo y difícil mantenernos íntegros del todo, pues al final se pierde, o pude perder, la noción de quienes realmente somos.
ResponderEliminarUn abrazo enorme ya de vuelta de mi Montaña Palentina.
Buen día, amigo Teo. Personaje de la entrañable Montaña Palentina.
EliminarSiendo acertadas tus consideraciones, destaco un punto primordial. "La noción de quienes realmente somos".
¿Quiénes realmente somos? ¿Lo que con más o menos acierto aparentamos, siendo nosoros mismos? ¿Esa «integridad» del todo?
En mi caso particular, siendo lo que quiera que sea, sigo usando mis zapatos, algo llamativos, de color vino burdeos... brillantes :))))) como recuerda mi amiga de Inca, Paula.
Fuerte abrazo, Teo. Y bienvenido!