viernes, 7 de junio de 2019

...en piragua!


Deberíamos sumergirnos en la vida como bañistas relajados y experimentados que saben donde meterse en un río para que no los arrastre la corriente. Porque nadar a contracorriente es muy agotador y en ocasiones inútil.”

Estas palabras dejadas en mi blog como comentario de Tesa me han recordado a otras que solía repetir mi buen amigo Alberto, en aquellos tiempos “guía” espiritual de un “ateo” (versus “ignorante”) que hace ya tiempo dejó de serlo… Ambas cosas! (No se admiten preguntas ni sobre el método ni sobre los resultados jajajajajaja… Por lo menos en público. Mi correo está en mi perfil.)

Cuando se encontraba con alguien “preocupado por las cosas de la vida”, la suya, y a la vez incrédulo sobre ciertas “pautas”, “espirituales”, que podrían “sacarle” de aquella situación, decía a modo de resumen y concreción: “Tú vas en piragua, yo en yate”.

Vaya, hoy vamos de barlovento y sotavento… Originalidad, para recabar atención, no puede negársele!

No es eso, no es eso… Mi amigo se refería, quería referirse, a que quien se encontraba en medio de la corriente de las vicisitudes de la vida, la suya, era como ir en piragua. Desamparado. A merced de las corrientes del río. Esforzándose con los remos en intentar llegar a alguna orilla donde refugiarse. Y que él, Alberto, ya no iba en semejantes artilugios… ¡Iba en yate! Es decir, a motor, con fuerza, seguro, cómodo… Y con la meta asegurada. (No solía precisar, de tan evidente que era, que era el propio Dios quien dirigía la embarcación. ¡Su vida! Lo suyo era un dejarse fluir sin preocupación alguna. Y durante mucho tiempo, en mi larga época de “ignorante”, así lo percibí).
No pretendía, y de ello doy fe, aparentar ser más que el otro. Más bien resumía, lo intentaba en pocas palabras, que había otras realidades.

No le cojo el punto a todo lo que dice… Pero algo dentro de mí, profundo, como un eco, me devuelve que, tal vez, tenga usted razón al afirmar que algo más hay! No alcanzo a comprenderlo, ni tan siquiera a suponerlo, pero hay algo que si comprendo: esto, lo que que conozco, lo que conocemos y que parece real, lo que percibimos como lo único existente, la vida de cada día en todos sus aspectos, ¡no puede ser el todo!

Sí, tiene usted razón. No es el todo! ¡¡De hecho no es nada!! Como nada es el sueño que ha tenido esta noche y que, en su primera parte le ha hecho llorar, y en la segunda, reír. Y al despertar ha comprobado que ninguna de esas “realidades vividas con tal intensidad”, eran reales.

Observo que suele utilizar la metáfora del “soñar” como punto desde el que intenta decir algo…

Sí, utilizo su propia “realidad”, lo que percibe y vive, para señalar que lo que hay en “ella” podría no ser real.

39 comentarios:

Manuel Díaz dijo...

Recuerdo el descenso del Sella que realicé en alguna ocasión.
El recorrido era variado y podías elegir el camino más adecuado, más cómodo o más arriesgado.
Vamos, como la vida misma.
¡Feliz semana!
Saludo soñador.

Juan L. Trujillo dijo...

Hay multitud de ocasiones en las que la vida nos obliga a "nadar contra corriente".
Y !ay! del que no se afane, o del que no se agarre a una tabla salvadora.
De poco le servirá haber ido en yate el resto de la singladura.
Un abrazo.

maria cristina dijo...

Muchas veces los sueños son tan vívidos que duele despertar, un abrazo Ernesto!

Rita dijo...

En la vida debemos navegar en yate, como Alberto, con fuerza y seguridad, pero siendo nosotros los que llevamos el timón.
Un abrazo, Ernesto

Ángela dijo...

Suerte, cruzarse en el camino con alguien "así", sencillo,"sin aparentar ser más que el otro", que abre su puerta de par en par para conversar.

Cierto, que está "la meta asegurada", cuando se ha descubierto que el camino a recorrer está dentro.

Un abrazo Ernesto.

Alfred dijo...

Lo ideal es un yate, pero no está al alcance de todos, a veces puedes gracias por un simple tronco, al meos flota.
Un arazo.

lunaroja dijo...

Ya me parecía a mi-"...un “ateo” (versus “ignorante”) que hace ya tiempo dejó de serlo…"-
:)

Mi terapeuta hablaba del junco y del tronco de un roble. Uno inmóvil, rigidizado en el suelo,por más fuerte que fuera,pero que una tormenta o un rayo podía partirlo. Sin embargo el junco,el que fluye y se deja llevar permanecería entero.

Es muy cansador remar contra corriente, o desamparado como dices a las corrientes del río.
En tus textos de refleja y se transmite tu claridad,desde que dejaste de ser "ateo".
Me encanta leerte!
Un abrazo Ernesto!

Laura dijo...

Porque nadar a contracorriente es muy agotador y en ocasiones inútil.

Que me lo digan a mi, soy toda una experta.

Y soy real, no soy un robot.

jajajaja

Besos.

Tesa Medina dijo...

Jajajaja, Ernesto, queda un poco pedante ahí al principio mi frase.

Quiero puntualizar que a mi edad y con una experiencia vital difícil e intensa he navegado mucho tiempo en piragua, ahora no voy en yate como tu amigo, sino que he aprendido a "nadar", eso sí con aletas soy una sirena sin ellas nado más cerca de la orilla.

Pero lo mejor de todo es que a estas alturas conozco bastante bien el río por el que transito.

Para mí todo es parte de la vida, lo que vivo, lo que percibo y lo que sueño en un tótum revolútum cósmico.

Un beso,

mariarosa dijo...


Me han sucedido tantas cosas últimamente, comenzando por mi salud, que si no creyera que algo superior me guía, sería una idiota.
Muy buena entrada.

mariarosa

Trini Altea dijo...

Mis hijos les gusta y hacen este deporte alguna vez.... A mí me da miedo.
Bonita entrada

Tracy dijo...

ERnesto me gustó la entrada y el símil de navegar la vida en canoa o en yate. Hay diferencia eh? He navegado en canoa y es sumamente difícil.

Mari Carmen dijo...


En piragua o en yate, es diferente sí, pero mientras vayas navegando aferrado en seguir a flote y dominando la situación...

¡¡Ainnnsss!! Anda que...

Un abrazo y un salvavidas, por si acaso.

dijo...


LA vida sin ALGUIEN superior no tendría sentido,para mí
Y ese ALGUIEN tiene un nombre:
DIOS ,a pesar de mis dudas y contradicciones.
Besucos y a navegar

Loles Miva dijo...

Pues sí, a veces percibimos que la vida es más fácil, que lo vivido no pesa, que es fácil ser uno mismo en medio de las turbulencia... Otras veces, sin saber muy bien por qué, te desdibujas, todo te confunde, te sientes a la deriva. Luego vuelves a ver tu estrella Polar, coges buenas referencias, sueltas lastre, te estabilizas de nuevo... Un abrazo Ernesto.

esteban lob dijo...

A veces, Ernesto, las piraguas tras sus peripecias llegan a destino con éxito, mientras los yates cómodos y estables naufragan. También es parte de la vida.

Margarita HP dijo...

¿Te he dicho alguna vez que me encantan tus profundas reflexiones? Pues verás Ernesto. Me encantaría navegar en yate, pero por otro lado, la piragua tiene su punto de aventura; además, la piragua y el piraguista son uno, mientras que el yate es algo mucho más "grande".
En cualquier caso, lo importante... navegar en la vida, llegar a buen puerto, disfrutar del viaje. ¿Qué hay un capitán por ahí echándonos una mano? ¡Oye, pues mucho mejor! Que a nadie le amarga una ayudita.

Besos :D

Soñadora dijo...

Navegar, bailar, confiar, fluir, dejarnos llevar suavemente por la corriente mientras aprendemos a desenvolvernos en ella.

Excelente reflexión.

Fuerte abrazo!

Enca Gálvez dijo...

Amigo mio que difícil es navegar contra corriente, quizás la solución este en dejarse llevar y fluir en el río de la vida, difícil pero no no imposible...
Como siempre encantada de leerte. Un gran abrazo

Alís dijo...


Una cosa he aprendido (bueno, alguna más): si la energía que utilizo para oponerme a lo que no puedo cambiar la uso para lo que sí puedo hacer diferente, la vida será mucho más simple.

Y también que en los ciclos de la vida siempre hay momentos de caos que debemos aprender a navegar para llegar a la calma que sigue a toda tormenta.

Un abrazo grande

Manuela Fernández dijo...

Esto es como decir (no tú, sino quien lo piense así) que el creer en Dios va protegido por él y quien no cree en Dios éste dice: "ale, ¿que no existo? pues que te den". ¡Madre mía! pero qué noción de la religión más obsoleta y sectaria (repito que no tú, sino quien tenga a Dios por un déspota como el que describe uno de los protagonistas de tu texto). A ver, el río es la vida y todos vamos navegando en él, unos se construyen una simple piragua, otros, con el esfuerzo, se construyen un yate, pero Dios (si es que existe como tal, naturaleza, un todo, existencia.., para muchos), está ahí para todos por igual. Faltaría más que hiciera diferencias, no nos basta con las injustas diferencias que hacen los gobierno entre unos y otros ciudadanos que Dios ahora va a ser igual que ellos.
SAludos.

Madrilenials dijo...

Ernesto,

En esta metáfora del yate, yo me siento como un buceador en aguas turbulentas. Veremos a ver qué nos depara la suerte, el azar, el destino, el universo, Dios o quién sea. Yo de momento, sigo moviendo mis aletas.

Por cierto, ¿has visto el videoclip de Beyoncé, de su canción Runnin'? Échale un ojo. No sé si Alberto cambiaría su yate por ser capaz de hacer algo así.

Abrazos,
Pat

Conxita C. dijo...

Esa aceptación y dejarse llevar a veces cuesta mucho pero ir a contracorriente siempre es más costoso. Me ha gustado esa analogía del yate y la piragua, ojalá lleváramos el yate siendo nuestros propios timoneles. ¿Qué hace el río ante una piedra? La rodea, no se enfrenta, encuentra otros caminos.
Besos

**kadannek** dijo...

Mi estilo de vida -funcional o no- es intentar ir con el flujo natural de las cosas, no forzar, no insistir de más. Vivir conforme los ciclos de la naturaleza, por ejemplo, es de lo más nutritivo y sano que hay para toda especie.

Para mí, tanto el ateo como el fanático están en un punto ciego, ambas partes necesitan algo de flexibilidad para ampliar su panorama y disfrutar la vida tal y como es. He estado con personas de los dos polos, incluso he podio ser testigo de cómo avanzan en la rueda; es decir, partió fanático, se volvió ateo para finalmente hallar un punto central de verdadero equilibrio interior. Es hermoso, aunque comprendo que el proceso llega a ser largo y difícil, pero lo vale al final.
También tengo una que otra amistad atea, sin embargo, sintonizamos porque estamos abiertos a oírnos y no desacreditarnos entre nosotros por sentir diferente. Y digo "sentir", porque esto, a veces es más que un pensamiento, es algo que se vive por dentro.
También tengo una que otra amistad religiosa, y nos respetamos, aunque no profesemos el mismo camino. Y esta vez digo "camino", porque lo mío es más bien un camino espiritual, más no religioso.

Agradezco mucho poder compartir distintos modos de pensar, sentir, creer y caminar. Es todo muy enriquecedor.

Me alegra también haber llegado a tu sitio, y me disculpo si desvarié un poco.

Ernesto. dijo...

Hola…

No te preocupes por “desvariar” un poco… Es una excelente tarjeta de presentación! ¿Cómo no va uno a “desvariar” en este mundo de “cuerdos”?

Sí, es enriquecedor el compartir.

Sobre amistades, no sabría qué decir, pues tengo la “suerte” de poder compartir con personas de todos los colores, tendencias, creencias, contradicciones, variaciones, desvaríos, etc. Yo mismo he podido pasar por varias o todas de esas fases. ¡La vida es así!

Y a estas alturas, amiga de antaño, lo único real es lo que hoy/ahora eres. Aunque, he de decir, no sepamos bien qué es lo que realmente somos.

Abrazo.

Ernesto. dijo...

Jajajajajajajja… He vuelto a releer mi texto para ver de dónde sale semejante reflexión… tuya.

Hola Manuela. Veamos…

¿Existe Dios? ¿O es solo una idea? Además, habría que precisar que entiende/tú la gente por “Dios”.

En cuanto a las piraguas y los yates, en mi texto metáfora simple de realidades profundas :))))), no cabe “construirlas”… Te la adjudicas tú misma con tu forma de entender/vivir el mundo.

Y en cuanto a los “yates dirigidos por Dios”, una realidad que hay que saber explicar. Y quien esto escribe, no encuentra el medio…

Abrazos Manuela.

José Manuel dijo...

Me gusta el Ernesto que plantea la vida como una navegación, a veces en piragua, con riesgos, pero no contracorriente; a veces, como "el guía" en yate. Pero también el Ernesto que responde y aclara que, una y otra embarcación son construcciones "mentales", o "fases" por las que pasamos y con las que lidiamos el día a día. Y el buen conversador, que escucha a todos , de "todos los colores", porque se aprende y también porque en "esas fases" tal vez ha tenido vivencias de muchos colores.
Y me alegra, finalmente que en el tema de amistad y de creencias, de que "hay algo más", que el agua, el nadador, el arriesgado piragüista, o el que navega en el cómodo yate, no acierta a decir quién llegará a su destino, porque "lo único real es lo que ahora eres".
De acuerdo, Ernesto. Eso es lo único real, aquí y ahora. Pero TODO y CADA MOMENTO y CADA ETAPA vivida, fueron REALES en su momento y gracias a ellas ahora somos lo que somos; o nos han ayudado a descubrirlo. Y también, que no somos un pedazo de madera, ni un velero, ni unos huesos pensantes o soñadores, sino algo más profundo, somos espíritus encarnados y en la medida que lo descubrimos, podemos comprender, que somos mucho más y podemos intuir que todo el universo, y lo bueno y lo menos bueno, que vemos, con lo que convivimos y de lo que disfrutamos es gracias a esa otra dimensión que somos y a la que nos acercamos.
Gracias por hacer pensar. Es muy positivo.
Un abrazo sincero.

Elda dijo...

La vida fluye como un río cierto es, pero en el trayecto hay curvas, aguas turbulentas, cascadas y toda clase de impedimentos, pero claro está, que el agua no se detiene por ello y todo sigue hasta el final, y esto lo sabemos todos, pero cada impedimento o cambio, afecta y esa afección impide por más o menos tiempo, fluir con serenidad.
Unos lo llevan mejor y otros peor, cosas de la vida, :))).
El ejemplo del mar, no me sirve mucho, los cambios bruscos en la superficie le afectan en la profundidad, ya que se revuelven sus aguas sacando a la superficie todo lo que lleva por dentro dejándolo en las playas; su esencia de que se calma, la misma, como las personas...
Si se rebusca, quien quiera que sea por muy bien lo que lleve todo, seguro que hay algún momento que nada contracorriente hasta que encuentra su tabla de salvación.
Un abrazo.

Amapola Azzul dijo...

En algunas aguas no se puede ir en yate, claro está que dirán que cada uno elige las aguas por las que quiere navegar.

Besos.

Recomenzar dijo...

mi personalidad es en contra de la corriente.
Me abro pienso y largo lo que siento... hablo opino soy reportera de por vida. Interesante el encuentro de todos aqui

Maru dijo...

Ateo, ignorante, dudante, creyente, religioso, espiritual....etiquetas que sirven solo para diferenciarnos unos de otros, todos somos, (me atrevería a decir) espíritu y cuerpo físico mientras creemos que estamos vivos, porque, ¿Lo estamos?... abrazos.

AMALIA dijo...

Lo importante es seguir navegando.

Un abrazo, Ernesto.

Mara dijo...


No importa en piragua o en yate mientras salgamos del escenario y nos dejemos llevar.
Un abrazo Ernesto.

esteban lob dijo...

Aunque no nos des la oportunidad de comentar tu nuevo artículo, estimado Ernesto, no me resisto a unirme a tu lógica indignación contra individuos tan desquiciados.

Joaquín Galán dijo...

Hola Ernesto. De tu nueva entrada,esa que no nos permite comentar,decirte que los calificativos se quedan cortos,se me antojan incluso suaves para tamaños energúmenos (los protas y los que aplauden,por supuesto).

Y en cuanto a esta entrada, a la que llego algo tarde,como casi siempre,decirte solamente que cuando uno decide subirse al yate-dios para evitar los remolinos-demonios de la corriente,automáticamente se convierte en el mayor de los ateos porque abraza a un dios imaginario para librarse y descansar renegando del otro dios,el único real, el dios-vida. Renuncia a la existencia de lo más sagrado,la lucha por la supervivencia.esa que nos ha permitido estar aquí y ahora a los que estamos.

Un abrazo

Tesa Medina dijo...

Hola, Ernesto, me uno a tus "improperios" del post superior a éste, y lo hago con indignación por lo ocurrido, con nocturnidad, porque es cuando tengo tiempo para la blogosfera, y con alevosía.

Después de leerte, me ha venido a la cabeza una frase de mi admirada Simone de Beauvoir:

"El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos"

Un abrazo,

Mi nombre es Mucha dijo...

Me he leido casi todos los comentarios cosa que nunca hago que buenos!!!!!!!! Un abrazo grande

MoniRevuelta dijo...

Mejor nadar con la corriente:)
Creo que me perdí un post, no lo encuentro:D Cachis!!
Un gran abrazo, Ernesto:)

Piedad dijo...

Navegar contra corriente... quizá sea hasta bueno, según como se mire y según en qué momento, ya que la lucha nos hace ser más fuertes. Cuando se navega en yate todo es muy bonito, pero también nos hace ser más débiles y menos agradecidos.

Saludos.