Me encantan estos días en los que el
clima da un giro de 180º. De tener un sol brillante y días de
playa, a pasar a mañanas como la de hoy. En que el gris, el xirimiri
(fina e imperceptible lluvia que acaba calándote), el fuerte viento
y el frío de nuevo convierte a éstas en “desapacibles”.
Los tréboles rojos de la terraza no
han desplegado sus hojas todavía, y las múltiples florecillas
lilas que los coronan permanecen cerradas y cabizbajas ¿“Tristes”?...
¡En absoluto!. No hay tristeza en la naturaleza. No hay tristeza en
lo natural.
El suceder natural de la vida...
sucede.
Cierto que observo todo esto tras los
cristales de la ventana. No en la parada del autobús bajo un
paraguas. Pero es que éste es el momento en el que me encuentro.
¡Aquí y ahora!. No cabría, pues, añorar días que no están o
momentos que no son.
Los nogales, hoy, mecen sus ramas al
son del ulular del viento. Los castaños, las magnolias, la palmera,
todo hoy danza en compañía de las múltiples gotas de agua que
riegan la tierra.
Tienes razón, no hay tristeza en la naturaleza, en ocasiones puede resultar tremendamente impresionante pero nunca triste. Bella imagen
ResponderEliminarAbrazos
Totalmente de acuerdo contigo mi querido Ernesto, hay que disfrutar y amar los días uno por uno y cada cual a su momento.
ResponderEliminarSencillamente hace como tiene que hacer y ésto se convierte en otra hermosa melodía para los sentidos. Dejarse llevar, disfrutar, calarse hasta los huesos es siempre una gran opción.
Un abrazo muy grande de cariño.
Precioso y dulce post Ernesto ¡ me encantó !
ResponderEliminarHay días perfectos y otros que no, como la vida misma.
Un abrazo gigante.
¡Buen fin de semana !
Ernesto, cuando el día está desapacible es un consuelo mirarlo desde una ventana a resguardo, un abrazo!
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ResponderEliminarEn el vivir la aceptación del momento, conscientes de cada instante, y en el que todo sucede, es donde se encuentra también el difícil equilibrio de proyectar nuestra energía en el "aquí y ahora".
Ernesto, tu post nos trae esa vivencia y me ha encantado. Dias de lluvia, días de sol...son en sí perfectos.
Un fuerte abrazo y feliz finde.
Es precioso el post.
ResponderEliminarElegir ver la belleza siempre, aunque muchos vean incomodidad,o imperfección.
En esa simpleza,en la aceptación está la verdad..
Amar cada día como el ultimo, esa es la mejor opción.
ResponderEliminarHace mucho no pasaba a leerte. Me quedo haciendolo
Te dejo un fuerte abrazo
Y qué bonito ver esa fina lluvia tras los cristales! Y que delicioso saborear un café mientras tanto apoyada en la ventana!
ResponderEliminarDebe ser común entre personas que gustan de escribir...un gesto bohemio.
Abrazos
Ver la belleza de cada momento. Una alegría leerte, Ernesto.
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ResponderEliminarLa naturaleza te regala perfección y belleza, hay que disfrutarla.
Que bella la imagen de las gardenias.
Buen fin de semana.
mariarosa
Un momento de belleza atrapado en tus manos y viviéndole en el alma... es todo armonía y serenidad.
ResponderEliminarErnesto, me ha encantado esta frase que dices..."No cabría, pues, añorar días que no están o momentos que no son."
Es felicidad al desnudo, y lo has expresado con palabras que se acunan en el alma... ¡sería maravilloso estar siempre en el presente que vivimos! y es que debiera ser así, el pasado se fue, y el futuro no ha llegado.
Un abrazo con cariño y rayos de sol.
Ángeles.
Cada día tiene su encanto.
ResponderEliminarA mí me gustan los días lluviosos. Tienen algo especial.
Preciosa imagen.
Buen fin de semana. Un abrazo
El suceder natural de la vida... y la Naturaleza siempre sorprende y regala belleza. Claro que un dìa desapacible de viento y chaparròn mejor verlo tras los cristales, no? y por mì que llueva!
ResponderEliminarUn abrazo amigo, hoy aquì dìa de calor africano entreverado de relàmpagos,
perfecto dìa !
Me gusta lo mismo
ResponderEliminarEs por eso que amo a Miami
Ciudad mujer
intensa
de sol y lluvias de dias locos
de pasion con el tiempo
ABRAZOS SIEMPRE
Hola Ernesto, no son los días malos ni buenos, son simplemente días que es de lo que se trata.
ResponderEliminarLa vida hace días perfectos para mentes un poco perdidas, porque es malo echar la culpa de nuestros males al tiempo, en vez de decir no estoy bien, me siento perdida y triste, y me faltan las fuerzas para vivir un día mas…
Yo se que la vida es maravillosa, y sé que cuando oigo sonreír a los míos yo pongo colores y sol por todas partes, y yo sonrío con ellos. Me ha gustado leerte, siempre despiertas mi interés por el presente, gracias. Un abrazo.
Sucede que cuando observamos las cosas simples de la vida
ResponderEliminarrealmente es cuando descubrimos las mejores y mas grandes maravillas de ella
y de lo que se nos dona pasa o paso en
el camino de la existencia
tener un corazón dispuesto es lo que se espera siempre
y con ello seguir creciendo como ser humano...
Si hay algo que me da pena perderme en mis ausencias es esto.
ResponderEliminarQue bien has descrito el momento perfecto...ahora.
Vivo todos los momentos, todos los días, pero muy especialmente aquellos que me traen lluvia y olor a tierra mojada. No encuentro mayor meditación que la contemplación de la vida en estado puro.
Gracias querido amigo.
Gracias por estas letras y por la otras. Eres un sol.
Te dejo chiclets de menta!!!!
ResponderEliminar:)
Bonita descripción Ernesto, no es difícil imaginar el entorno después de cada detalle. Amo los días así, cuando todos desaparecen bajo los paraguas y uno contempla a través del vidrio semejante belleza. Son propicios para una buena copa de vino, no dije un “buen vino” aunque suene parecido, porque a mí me gustan todos ja. Retomo: Una buena copa de vino, un pijama feo (por lo regular desigual, el pantaloncito de estrellas y la blusa con una vaca), los pelos revueltos, el celular apagado, y la lluvia fina.
ResponderEliminarTambién es cierto, y esa acotación tuya me sacó una sonrisa, que no es lo mismo verlo desde la ventana que en la parada del autobús.
Me gusta esa música, sí.
No pasé antes porque anduve por ahí, volando, y tengo el blog en pausa.
Un abrazo.
Vivian
Hasta los días grises y esa fina e imperceptible lluvia tiene su encanto. Yo también los admiro desde mi ventana, es un acontecimiento que me regala felicidad desde niña. Por aquí ya estamos en esos días.
ResponderEliminarSiga disfrutando del suceder natural de la vida, que es perfecto.
Te leo escuchando música de violines e imaginando el placer de gozar de ese día "desapacible" tras los cristales viendo las flores esperando turno para empezar a vivir y a los árboles danzando.
ResponderEliminarA mí también me gustan esos días si puedo estar en casa, al estilo que te comenta Vivian... sin horarios y sin nada urgente que hacer.
Ernesto, que historia tan hermosa me has dejado en el blog. Imagino poder hacer la foto que describes y siento mariposas en el estómago.
Creo que aceptar cada momento de la vida y tratar de disfrutarlo a tope es un billete seguro a la serenidad.
Un beso,
Feliz semana.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hola paso de visita por tu blog lo de la climatología es un poco peculiar por los cambios tan bruscos es lo que fastidia. Saludos
ResponderEliminarHola Ernesto muchas gracias por la visita y el saludo que me dejas.
ResponderEliminarVivir en armonía es en lo que me enfoco todos los días, cada palabra, cada acción que surge de mi es lo que espero dar.
Un abrazo.
Los nogales, hoy, mecen sus ramas al son del ulular del viento. Los castaños, las magnolias, la palmera, todo hoy danza en compañía de las múltiples gotas de agua que riegan la tierra.
ResponderEliminarY el día es perfecto.
Preciosa entrada, he visto tu día a través de la mirada de un hombre optimista y ama la vida con intensidad.
Gracias por compartir los colores de tu día bañados por el xirimiri, que por cierto desconocía esa palabra, agradezco el significado que haces de ella.
un abrazo.
Encantadora visión la que ofreces en tus letras, inspira serenidad y llega tan bien acompañada por la música que suena, que yo lo considero un día de lujo.
ResponderEliminarEncantada de leerte, Ernesto.
Un abrazo.
Me gustó ese día perfect, ese momento perfecto!
ResponderEliminarUn beso!
¡Me encanta!
ResponderEliminarLlevas más razón que un santo. Los únicos que catalogamos el día de bueno o malo somos los seres humanos.
Si llueve es un día lluvioso no es un día malo.
Si hace sol no es un día bueno es un día soleado.
Saludos.