...en el recuerdo que me permito de ti.
En el devenir de nuestras vidas, de una
de ellas, coincidimos en la antiquísima villa de Noia, bañada por la ría del mismo nombre. Compartimos casa, mesa y alcoba. Fue una estancia feliz para
ambos.
Te recuerdo. Te veo hoy como si te
tuviese delante. Joven, ¿33 años?, muy posiblemente. Guapa, muy
guapa. Ese pelo negro y ondulado que te caía sobre los hombros. El
óvalo de tu cara. La sonrisa a flor de piel. Tus dientes blancos y
bien cuidados (come una manzana al día y tendrás los dientes
limpios, solías decirme). Esa figura menuda, no eras muy alta, pero
sí bien formada. Recuerdo ese dato de cuando te vestías de tiros
largos, la mayor parte de los días, y salías de paseo por la
alameda. O las entrañables calles viejas llenas de comercios,
gentes, colorido y alegría. Así quedaste grabada en mí para
siempre...
Vivencias mil... Nuestra estancia
ocasional en la otra casa. Propiedad vuestra, tuya y de tu marido.
Que no compartíais por haber ido, él, a hacer fortuna al otro lado
del Atlántico.
Lolitiña, te llamaba en sus cartas de
amor que nunca me dejaste leer... Si bien más de una vez, riendo
ambos, corriste detrás de mí al haber conseguido cogerte una...
Queridísima Lolitiña... Y otros términos parecidos que dibujaban
esa media sonrisa en tu cara mientras las leías en la alcoba... de ambos.
Recuerdo tus manos siempre... Nadie ha
vuelto a acariciarme como lo hiciste tú. ¡Nadie!. Tumbado en la
cama pasabas tus manos por mi espalda una y otra vez. Interminable
sesión de cariño y entrega.
¡Así te recuerdo hoy. Así eras ayer!
Tus padres en la alcoba de al lado.
Apenas una sencilla puerta acristalada nos separaba de ellos.
Cómplices silenciosos. Nunca se opusieron a nada. De hecho fueron
sus manos de carpintero quienes construyeron la cama.
Finalizado el encuentro de nuestros
cuerpos te girabas, y en un natural gesto empezabas a desvestirte...
una, dos, tres prendas. Hasta quedar desnuda a excepción de tu braga
blanca. Nunca vi más allá de tu espalda... Y eso que la curiosidad
de mis ocho años no te quitaba ojo.
Sólo por hoy, mi querida tía Lolita, vuelves a compartir conmigo momentos de un ayer querido.
Los gestos de amor, esos que hacen crecer el alma, esos que jamás se olvidan. Despertadores de vida.
ResponderEliminarFormadores de sueños, de esperanza y de alegría
Que forma más hermosa de recordar.
Un fuerte abrazo Ernesto.
Hermosos recuerdos y vivencias que, a pesar de los años, nunca se irán del corazón.
ResponderEliminarMuy bonito.
Un abrazo fuerte
Curioso texto lleno de gestos, formas y cariños. En los ojos de un niño que piensa más allá de las formas cariñosas y transmite mucho más que el gusto por la persona, que se pierde en la belleza y los sentidos.
ResponderEliminarBonito recuerdo de tu memoria que hoy regresa para dibujarte una sonrisa.
Un abrazo inmenso.
ResponderEliminarHermoso relato, comienza con una sensualidad tan finamente escrita que me sorprendió el final, no pensé que era un niño.
¡Aplausos!
mariarosa
Hola Ernesto ! al igual que mi amiga María Rosa me sorprendió el final.
ResponderEliminarPero no sé ... ¡el protagonista es un niño ! y muy precoz, por cierto.
Te dejo mi cariño.
Tu recuerdo ha aflorado como una catarata de sentimientos. Lo rescatas por instantes para dejarlo ir.
ResponderEliminarMientras, nos ofreces una preciosa forma de vivenciar lo auténtico, el sencillo vivir hecho de entrañables gestos que recuerdas con gratitud.
Gracias a tí Ernesto, por compartirlo.
Un fuerte abrazo
Hola Ernesto, al comenzar a leerlo pensé otro final y que la historia era bien distinta.
EliminarMuy bien descrito ese amor de una tía que vive practicamente sola enfrascada en un sentimiento vivido a traves de cartas. Ese niño despertando a la realidad a través de los ojos de adultos que le rodean.
Me hizo mucha gracia la peripecia del niño huyendo con la carta y leyendo (riendose) querida Lolitiña.
Tremendos recuerdos!
Me ha encantado el relato.
u abrazo.
Las personas queridas reviven en nosotros al traer a la memoria los momentos compartidos... Y en ese instantes de recuerdos, también ellos vuelven a darnos la compañía que un día nos dieron.
ResponderEliminarErnesto, un abrazo
Tu romance con las letras va creciendo dia a dia
ResponderEliminarque bueno
Un abrazo inmenso
Nostalgiosa y tierna historia, Ernesto, un abrazo!
ResponderEliminarHola Ernesto . Hay sentimientos que viven alojados en el corazón y jamás se olvidan, fluyen como si quisieran volver a experimentar ese cariño.
ResponderEliminarTu relato lleno de vivencias me ha encantado, el final sorprendente y entrañable.
Un cálido abrazo
Hay historias de ayer que presiden nuestro hoy, los sueños se vuelven más vividos y nítidos aunque solo sean sueños.
ResponderEliminarQue tendrá el ayer que en el ahora tanto nos entretiene, nos deja incesantemente arrebujarnos en él y… que precioso sentir dejado en el mejor lugar de nuestro ser.
Has publicado un canto a la hermosura, al querer mas cálido, a tu sentir mas intenso, te felicito amigo, tus letras hoy vestidas de azul mar comparten mi día. Un abrazo.
Ernesto, cuantas vivencias quedan atrapadas en nuestros recuerdo sentimientos y emociones, a lo largo de una vida.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Un abrazo.
Ernesto vengo a verte al blog y asi felicitarte por tu forma de dejar escrito lo que puede ser en una vida...yo de lo de niña me acuerdo siempre al haber vivido con mis abuelos ...en tu escrito yo hasta pense que el se habia enamoradode de ella y al final veo que es un niño...
ResponderEliminarLa vida que relatos tendriamos para escribir todos los seres,cada uno una vida diferente ...a mi mis tios y abuelos me querian para monja pero yo me negué y me considero muy buena persona pero ni apenas voy a misa y cada vez menos por las injusticias que veo ....
Gracias amigo por tu leal compañia siempre.
Abrazos
Qué tierno recuerdo de Lolitiña envuelto de aromas de rìa y hùmedas hierbas has evocado en tu post (en lugares que conozco muy bien), hermoso de veras !
ResponderEliminarSorprendente porque has sabido despistarnos por otros derroteros maliciosos lo cual dice de tu ya confirmado sentido del humor y misterio jaja...
Mi abrazo en esta tarde lluviosa y frìa te lo dejo aquì :)
Que extraordinario escrito y que final abrumador e inesperado!!
ResponderEliminarpaz y salud
Isaac
En un inicio tus palabras me confundieron, parecía un romance y resultó un recuerdo entrañable visto con los ojos de un niño. Muy lindo!
ResponderEliminarErnesto el final me ha sorprendido como una buena obra de suspense, es cierto que las personas están vivas mientras se las recuerda, y tú has dado vida a tu tía Lolitiña con un hermoso recuerdo lleno de la cálida mirada de un niño de ocho años, qué además comenzaba su camino por esta vida de aquí y ahora.
ResponderEliminarMe ha sorprendido tu entrada de hoy tan bien tramada, que hasta el final, no eres el enamorado de la historia, sino el niño que despierta a la vida.
Un abrazo y un muy feliz domingo. Nines
Me haz traido a la mente muchos recuerdos familiares de la niñez.
ResponderEliminarUn abrazo y que tengas una buena semana.
saludos
ResponderEliminaren el camino d e la vida nos construimos con esas experiencias sublimes que nos han llenado el alma y nos permite crecer sanos ...con el corazón dispuesto...con la mirada ardiente. sabiendo que desde siempre nacimos para amar...de las formas que sean y que mejor abrazados a quienes amamos de corazón...esos amores compartidos son los que nos hacen caminar plenos en el atardecer de la vida...
gracias por tus palabras en mi blog
me has hecho un homenaje entrañable al compararme con una Mamadre de lo ancestral...
te dejo mi abrazo
Hermoso relato, Ernesto, cargado de sensualidad.
ResponderEliminarErnesto, me encanta esa manera de recrear los pequeños detalles, dibujando las sensaciones de ese recuerdo desde la fascinación de un niño de ocho años.
Se pueden olvidar las palabras, pero no las caricias.
Un beso,
Hola Ernesto.
ResponderEliminarMe ha gustado el relato, no sé si es verídico, pero es profundo. Respecto al título, creo que nadie se va de la vida cuando quedan tan bellos recuerdo. No sé, a veces también estamos tan ajetreados que regresan esos días cuando estamos necesitados de ternura y recordamos la que nos daban.
Leí los comentarios y nadie pregunta, así que no me quedaré con la duda. ¿La foto es tuya?. Pienso y pienso…¿Cómo metían el ataúd? ¿Lo pondrían en la base y luego levantaban las paredes? La puerta es tan pequeña que no da el ángulo para doblar el ataúd. Dirás que soy “rebuscada”, pero me gusta saber los detalles. ¿Por qué lo pondrían en alto? Tengo más preguntas, pero no quiero ser “pesada”. Es que me gustan los cementerios, los amo, y todo lo que tenga que ver con ellos me causa intriga.
Un abrazo.
Vivian
Hola, Vivian.
ResponderEliminarTu blog da como privado. ¿Hay algún medio de comunicarse contigo?
Un abrazo.
Hola Ernesto. Perdón, fui a cambiar la plantilla, pero hice un desastre, ya lo abro. Aún me falta cambiar algunas cosas, estoy en eso.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
;)
Hermosa historia, recordar desde su niñez a su tía, saludos.
ResponderEliminarEstupendo..la verdad que muy buena entrada...un saludo desde Murcia...
ResponderEliminarNuestros textos se tocan
ResponderEliminarhoy con melancolia
Un beso
Hola Ernesto!
ResponderEliminarHe vuelto a casa y vine a analizar la tumba, que no es tumba.
Quién lo iba a decir, semejante obra de arte para evadir los ratones (Si yo fuera ratita me sentiría importante)
Creo que mi confusión, además del texto que se proyecta sobre el final hacia la muerte, es esa cruz. ¿Qué tendrá que ver con los roedores-come-granos? Será que los ratones son ateos y ésta los ahuyenta!
Y sí, cuando la vi en alto sobre esos “honguitos” pensé que era para que el muerto no se ahogara. Todos los días aprendemos algo nuevo, no hay dudas.
Otro detalle en la foto es la antigüedad del hórreo (tuve que ir al correo a ver cómo se llamaba) y detrás las torres de electricidad.
No te conté, pero mi trabajo es con cereales; maíz, trigo, soja, girasol, etc. Veré si le vendo la idea a mis clientes, aunque me resultan pequeños, acá usan enormes silos…¡Y hay ratones que pasean por la harina del pan nuestro de cada día! Jaja
Un abrazo grande.
Y buen fin de semana!
Vivian
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Enrnesto, ya sabes como me gustan las historias, esta no ha sido la excepción que atrapará mi atención.
ResponderEliminarSorprendente el final, yo me iba imaginando que se trataba de madre he hijo.
Me encantó esa frase "La que ayer fuiste", "La que siempre serás"... Siempre, mientras vivas en el recuerdo.
Te dejo un saludo cordial, un abrazo.
Hola Ernesto, ya es vicio mío el leerte, esos aires equívoco y literarios me encantan, eso es lo que hace interesante la historia, que te atrape y quedes con ganas de más.
ResponderEliminarDesde niña me encantaba el momento en que la maestra decía “guarden cuadernos que les voy a leer”, era la niña más feliz, me encanta ir imaginando y descubriendo, cuando voy a la playa de las circunstancias que observo creo historias… ja, ja, ja, ja, si en todos estos últimos años las hubiera escrito tendría seguramente varios tomos.
Lamento decir que todavía no estoy lista para volver a escribir, lucho con emociones encontradas, aún hay heridas que sanar, la vida es hermosa, es amor, es sonrisas y no deseo plasmar tristezas, no deseo leerlo pasado el tiempo y sentir esas emociones. Por otro lado estoy enfocada en trabar 100% en un proyecto que me ilusiona mucho, que es mi pasión, te dejo el enlace, te invito a que lo visites, quizás te quedes por esos lares http://recetas-parados.blogspot.com/
Un abrazo Ernesto.
Hola Ernesto, ya estoy de vuelta de las vacaciones pero tengo tantas actividades que hacer, algunas con internet, que no me dejan el tiempo que quisiera para dedicarme a los bellos momentos de visitar los blogs. Ahora vengo un ratito para agradecerte tus palabras en mi espacio... jajaja me has hecho reìr bastante, ya me gustarìa haber coincidido contigo en esa alameda. En realidad los recuerdos abarcan al interior de Galicia, en Noya no he vivido nunca, tal vez de pasada en algùn momento, pero yo cuando jugaba con la comba y los patitos tù creo que ya eras un jovencito con otros intereses, seguro, ..., jaja
ResponderEliminarBuen domingo y ya volveré a leer con detenimiento tus interesantes entradas que me he perdido. Un abrazo!
ResponderEliminarEs lo más bonito que te he leído, Ernesto. Creo que porque te veo más en este texto, es más tú.
Como relato me parece precioso, como recuerdo hermoso por la intensidad que conserva.
Gracias por mostrármelo
Un abrazo enorme, de ésos que nacen de la morriña
Delicioso relato de una época de deslumbrante inocencia,de despertar a lo "prohibido" de sentir que en un instante se vivía toda una vida.
ResponderEliminarMuy hermoso Ernesto.
Conmovedor.
Un fuerte abrazo!