♪ ♫ El patio de mi casa es particular♫ ♪ ...
… ♫
♪ Cuando
llueve se moja como los demás ♪ ♫ ...
♪
♫ Agáchate
y vuélvete a agachar que los agachaditos saben bailar♫ ♪ ...
♫
♪ H,
I, J, K, L, LL, Ñ, A ♪ ♫ ...
♪
♫ Que
si tú no me quieres otra niña me querrá ♫ ♪ ...
♫
♪ Chocolaaaate,
moliniiiillo, corre coooorre, que te piiiillo ♪ ♫ ...
♪
♫ Correrás
correrás pero no me pillarás♫ ♪ ...
Así
cantaban las dos niñas, de unos 7 y 10 años, sentadas delante de él
en el autobús que les llevaba a Sanxenxo. Había aceptado la
invitación de un matrimonio amigo de pasar dos semanas con ellos.
Recordó
haber cantado esa canción de niño. Un pensamiento cruzó su mente y
se vio en aquellos años. Corría tras un aro guiado por una
horquilla por las viejas y entrañables calles de la ciudad que le
acogió.
Por
un instante pensó en cuales serían sus pensamientos de entonces
respecto al mundo, la vida, las cosas. Si es que había tales
pensamientos. Determinó que sí. Que los había. ¡Y de cierta
profundidad! Inherentes a la condición de niño. Pues los niños
piensan, sienten y actúan desde una realidad que, de adultos, parece
perderse...
En
esos instantes cayó en la cuenta de que si bien él la habría
perdido también, y se hizo consciente de ello, el momento en el que
se encontraba en su vida parecía llevarle de vuelta a esa realidad
olvidada.
Y
comprendió que la vida es como un tiovivo. De niños, caballitos de
ilusión, inertes, dando vueltas sobre un eje. Risas y
despreocupación. De adultos, el mismo tiovivo (¿has visto como
gira, va, el mundo?), los mismos caballitos en los que ya no nos
montamos. ¡No es serio. Estamos ocupados. Tenemos responsabilidades!
De mayor, la música del tiovivo del ayer vuelve a
sonar en nuestros oídos... Y como si del flautista de Amelín se
tratará iniciamos la vuelta atrás. Hacia la cordura, la
despreocupación, la sabiduría del niño.
Y
se vio en casa de sus abuelos, niño y mayores, sin el paréntesis de
la adultez, y entendió que si bien todos, Todo, es uno, hay etapas
en la vida. Y la del medio no es precisamente la más
brillante.
Me he puesto s bailar.... Un saludo desde Murcia....
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ResponderEliminarEncantador, Ernesto. Hermoso y tierno; muy poético. Y estoy de acuerdo contigo: Tal vez, esa tercera etapa sea la mas rica y feliz.
Con mi abrazo
Y LA LETRA VA DE ANILLO AL DEDO...SI UNA NO LE QUIERE OTRA GUAPA LO HARA ...Y CLARO QUE SI MUJERES BHAY A MILLARES PODRÁ ESCOGER...MUY BUEN RELATO PARA HOY ...
ResponderEliminarbUENO Ernesto gracias por tu visita ...siempre das con punteria.
Un gran abrazo de una amiga siempre.
Pura magia Ernesto, es un relato lleno de luz, de sentimientos dormidos que continuan habitando entre los pliegues del alma, de lo imperecedero, porque aunque los años vayan pasando, en nosotros vive siempre ese niño chico que en los pliegues del tiempo pasado nos hizo soñar con estrellas...y si le buscamos y le damos la mano siempre sale con la alegría del reencuentro, desde el YO adulto.
ResponderEliminarNo sé si alguien lo hace, yo sí, continuo siendo en muchas ocasiones la misma niña que fui, pero ahora llena de la experiencia de los años, me encanta pisar la verde hierba, dejarme mojar por la suave llovizna que me acaricia el alma, hablar con los árboles, jugar al escondite con Sigrid, buscar las primeras primulas después del invierno o tirarnos en el campo sobre la hierba y hablar con las nubes que pasan...Ah y poner trozos de pan o galletas con ella en el tronco de los árboles, para que cuando salgan los enanitos por la noche, encuentren comida...¡Desde mi rol de adulta vuelvo a ser niña en muchas ocasiones!¡y es una gozada!
Es cierto que ahora continuamos subidos en el mismo carrusel de hace muchos años, y la vida de adultos parece más seria, pero podemos cambiarla nosotros y hacer lo que queramos... ser niños cuándo nuestra alma nos pide alegría y risas, como en aquellos años cuando la lluvia mojaba el patio de nuestra casa, y el sol brillaba con diferente luz, la de la ilusión y la esperanzas.
¿Sabes una cosa muy linda que todos deberíamos hacer? durante unas horas, o un día... pensar como niños, reir como niños y darnos la mano como niños en un corro de amistad verdadera sin envidias, porque el pasado podemos hacerle presente a voluntad y al hacerlo y vivirlo, nuestro cerebro genera las mismas endorfinas que cuando éramos niños... y nos reía el alma.
Te invito a jugar conmigo a la comba..." Al pasar la barca me dijo el barquero las niñas bonitas no pagan dinero..." maaaallll perdiste y te toca coger la cuerda... con un abrazo por este momento maravilloso en el que me has hecho volver a ser niña.
Un abrazo Ernesto y gracias por tu entrada que tiene muuuuucho para poder ser más feliz.
Nines.
Realmente un texto dulce y lleno de ternura.
ResponderEliminarEsa canción me ha emocionado porque me ha traído grandes y maravillosos recuerdos.
Un fuerte abrazo.
Estos juegos y canciones de los que hacían parte de nuestra niñez siempre vuelven en nuestros recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tantísimos y hermosos recuerdos acudieron gracias a este precioso texto!
ResponderEliminarHola Ernesto,
ResponderEliminarDicen que recordamos lo que nos emociona. Yo tengo una memoria muy agradecida , llena de sensaciones, de momentos, de lugares, puede que en este instante estemos construyendo un recuerdo. Los recuerdos acaban teniendo vida propia, quizás porque podemos llegar a transformarlos, reescribiéndolos.
Siempre seremos niñ@s, vestidos de nuestra propia piel. Gracias a tu bello escrito, hoy me siento como una luciérnaga más ;)
Un abrazo
Ya veo por los comentarios que somos niños/as de la misma época, todos hemos reconocido la canción y todos hemos terminado cantándola. Creo que nos une la niñez y la añoranza, un pasado que paso, y que dejo honda huella en nosotros, junto con nuestras madres y hermanos, y esos amigos que jugaban con nosotros en la puerta de nuestra casa, o en la esquina de la calle.
ResponderEliminarY es que entonces todo era más fácil, y era una aventura diaria, hasta ir a la escuela lo era, y ahora nada tiene importancia, se perdieron los valores y tantas cosas que jamás entenderán nuestros nietos que sin televisión, sin ordenadores, ni videos juegos y consolas lo pasábamos de lujo, era otra época, pero no peor que la viven ahora ellos. Encantada de volver a leerte. Un abrazo.
Volver a esa realidad después de andar un largo tramo del camino, tal vez sea,
ResponderEliminarvivir hacia dentro cuando se ha descubierto la riqueza interior, y a uno mismo como el origen de su propia riqueza.
Bello este post, me encantó leerte y acercarme a mi infancia y sus adentros.
Me recuerdas cuando te leo a la flor Edelweiss.
Un abrazo Ernesto.
Un texto muy tierno y evocador.
ResponderEliminarCreo que ser abuelos nos devuelve la magia que perdimos en esa anterior etapa de adultos muy ocupados, eternamente preocupados por el presente, el fúturo y por llegar a no se sabe cuantas metas en vez de proponerse una sola: ser felices.
Aunque la niña que vive en mí nunca se fue. Porque sabe lo chalada que estoy y que no puede dejarme sin su lógica, su intuición, su fantasía, y su frescura o me derrumbo, pero es cierto que vivió agazapada un tiempo.
Ahora vuelve a ser la reina de mi yo.
El mejor piropo que recuerdo fue el de un niño de ocho años, que me dijo "Tesa, pareces una niña" apelando a mi fantasía para todo. Eso sí, sentí mucha pena por aquel niño tan pequeño, que me confesaba que no necesitaba la magia para vivir.
Ojala el patio de mi casa se mojara un rato.
Gracias por tus consejos, Ernesto, voy a intentarlo. Pero mi fobia por el calor se resiste a sortilegios. A mi dame una nevada, una lluvia mansa y será difícil que me quede en casa.
Muchos besos,
Que los caballitos se conviertan en paz, armonía, equidad, para todos los lugares del mundo, una hermosa calesita universal, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarY como si del flautista de Amelín se tratará iniciamos la vuelta atrás. Hacia la cordura, la despreocupación, la sabiduría del niño.
ResponderEliminarUn hermoso texto acompañado de la canción con la jugué en mi infancia que agradezco mucho porque me a traído de regreso retazos de alegría de la niña que aún habita en mi.
Un abrazo Ernesto.
Jugar, sentir la ligereza de la infancia siempre, dejar volar la imaginaciòn...
ResponderEliminary quién no conoce este corrillo!
y aunque pasen los años, no perder esa inocencia...
Me ha encantado tu relato de tiovivos, a mì no me gustaban porque siempre me mareo en las atracciones de la feria jaja aunque sé que son una metàfora del tiempo circular
Gracias Ernesto, un abrazo de felices vacaciones y disfruta tus afectos
Encantador y hermoso poema, me ha gustado mucho!
ResponderEliminarEncontre tu blog y me ha gustado mucho, me pasare muy a menudo por aqui, y desde ahora te sigo. Espero te pases por el mio :)
Besitos
Hola Ernesto
ResponderEliminarComo ya te dije antes, por ahí…¡Uno no debía crecer!
Ay, si pudiésemos quedarnos niños, subir a los carruseles, jugar con las hormigas, y no saber de ese trámite engorroso que es la vida de adultos.
Es un relato tierno, con remembranzas que seguramente estén muy adentro de ti y que lo hacen mágico.
Esa canción del principio me remonta a mi niñez, cuando bailábamos en una rueda en el patio de la escuela.
Un abrazo grande!
Hola amigo en la distancia pero no olvidado, estamos distanciados, el ordenador medio aparcado, casi no veo vuestras publicaciones y casi no publico.
ResponderEliminarHoy tengo la oportunidad de pasar y veo que hay bellos recuerdos de la infancia, la vida es eso un viaje en tío vivo, mejor disfrutar del viaje que pronto termina.
Un abrazo
Ambar
QUÉ LINDO Y QUÉ TIERNO... LA NIÑEZ ES MARAVILLOSA PORQUE VIVIMOS EL PRESENTE SIN PENSAR EN LA FINITUD DE LA VIDA NI EN LAS GRANDES RESPONSABILIDADES, DESPUÉS VIENE LO OTRO... QUE NOS TRAE A LA REALIDAD.
ResponderEliminarUN BESO GRANDE QUERIDO AMIGO.
cada instante de la vida es bello, si se le sabe ver y además es irrepetible...
ResponderEliminarpaz y belleza,
isaac
*de una belleza y ternura increíbles, Ernesto*
ResponderEliminarcómo desatarse de lo que fue y sigue siendo, siendo, siendo!!!!
abrazo
Hola Ernesto: eso somos, todo un cúmulo de recuerdos y experiencias. A veces borraríamos muchos de esos momentos y otros los congelaríamos para que no se olvidasen nunca. De todos ellos aprendemos: de los buenos aprendemos lo que nos da felicidad y nos llenan; de los malos aprendemos a madurar, crecer mentalmente, hacernos fuertes y a no querer volver a repetir el error o errores.
ResponderEliminarPor otro lado, nunca debemos olvidar el niño/a que llevamos dentro: esas canciones de la niñez(mi preferida la de Pinocho), esos juegos no tan modernos como los de ahora,etc.
Ver hacia atrás es bueno, pero debemos ver más hacia adelante, lo que falta por vivir!
Un abrazo
Hola Ernesto tus entradas son hermosas, llenas de ternura y de un encanto especial, los recuerdos vienen a visitarte y haces que los sentimientos se agolpen dejando volar la imaginación ….y vuelve el niño con sus canciones, juegos , y las ilusiones propias de la edad.
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Toda razón Ernesto, perdemos la cordura. Pienso que justamente la etapa del medio, es donde empezamos a recuperarla.
ResponderEliminarSaludos cordiales, un abrazo. Muchas gracias por pasar.
Cuantos recuerdo nos has traído a la mente, quien no ha cantado esta canción tan popular, jugando al corro. Son bello recuerdo, que siempre nos acompañaran en el camino.
ResponderEliminarErnesto, un grande abrazo.
Había olvidado la paz que se siente al llegar a este rincón. me alegra mucho hoy haber llegado hasta aquí de nuevo y rodar el aro con la horquilla mientras escuchaba la música de fondo... me gustó haber llegado a ese momento a través de tu lectura y quedarme un rato ahí, allí. se ha sentido bien.
ResponderEliminarUn abrazo de luz