En
la soleada mañana de aquel sábado se montó en el autobús que, por
toda la costa, le llevaría hasta el pequeño puerto pesquero donde
se besaron por primera vez… Fue en el atardecer del verano del 97…
Ella estaba preciosa, radiante, risueña. Le encantaba aquella
sonrisa! Su pelo ensortijado, indomable antaño según le contó un
día, su juventud, frescura, simpatía… su determinación!
¿Dónde
se conocieron?… ¿Dónde el reencuentro en esta vida tras sus vidas
compartidas?
La
recuerda con aquel ancho vestido hasta los tobillos que los juegos del viento
hacían revolotear hasta su cintura… Y que apoyados ambos en el
murete del malecón, éste le impedía ver del todo ese efecto algo
perturbador de que quedasen al descubierto sus piernas… y
más. Y fue al separarse algo de la piedra que descubrió que debajo
del vestido había otra prenda de casi igual largura… Y su ánimo
se serenó!
¿Acaso
no iban a ser suyas aquellas piernas, aquellos labios, aquella
cara risueña…, su dulzura?
Hoy,
mientras contempla distraído el suave oleaje desde el acantilado, y
las decenas de pequeños barcos a vela de la escuela marinera de la
zona surcando la bahía, siente en su boca el sabor de sus besos…
una vez más. Y recuerda que mientras se besaban, tanto en el puerto
como durante el tiempo que todo aquello duró, en aquella habitación
que encontraron, o ella les encontró a ellos, él abría sus
ojos… y la observaba. Ojos cerrados, dulce, entregada, sintiendo…,
y sobre todo su mano en su mejilla. Tenía una forma de posar su mano
que era muy elocuente… En ese gesto, estaba toda ella!
Bellos recuerdos y bella manera de recordarlos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si tras 22 años, persiste el recuerdo de aquella habitación y ese gesto de su mano en la mejilla, el día debió merecer la pena.
ResponderEliminarUn abrazo.
jajajajajajaaja...
ResponderEliminar
ResponderEliminarHermosa melancolía que trae desde el ayer amores tan bonitos. Me gustó.
mariarosa
Bonitos recuerdos. Un placer haberte leído. Un abrazo
ResponderEliminarQue bonito Ernesto, y que bien contado, sobre todo. Delicadeza en ese recuerdo que tiene un sabor de lo más romántico.
ResponderEliminarNo hará falta decirte que me ha encantado.
Un abrazo.
Después de una larga ausencia, de nuevo por aquí Feliz fin de Semana
ResponderEliminarHermosa manera de dibujar un recuerdo tan profundo y perenne. La dulzura, algo tan simple, tan sencillo y tan poderoso. Para mí, de lo mejor que podemos sentir. Me gusta como acabas el relato: en ese gesto, estaba todo ella!
ResponderEliminarUn abrazo Ernesto.
Bonita forma de recordar... y de que esos recuerdos no se desvanezcan con el tiempo.
ResponderEliminarUn placer leerte, Ernesto.
Besos.
Qué suerte haber sabido reconocer la ternura en su momento, y poder recrearla con toda su intensidad. Un final digno de tal recuerdo. Un abrazo Ernesto.
ResponderEliminarUna descripción muy romántica, feliz domingo.
ResponderEliminarUna cosa es vivir en plenitud las experiencias de la vida, Ernesto. Mejor todavía tener el talento para recordarlas con arte, sean propias, ajenas o imaginadas.
ResponderEliminarSaludo austral.
Quise decir "sentir" en plenitud las experiencias de la vida.
ResponderEliminarNo es romántico recordar? Un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarEs curioso cómo nuestra memoria nos trae pasajes que vivimos ponderando lo que nuestros sentidos captó, una canción, un sabor... es nuestra realidad la que un día vivimos y conforma lo que somos hoy. Es un bellísimo relato el tuyo.
ResponderEliminarSAludos.
ResponderEliminarBueno, bueno... no conocía esta faceta tuya y me gusta mucho.
Evitaré contar mis elucubraciones, jajaja
Un abrazo grande
¡Pero que entrada más mágica Ernesto! ¡Qué preciosidad! Qué historia tan preciosa y qué manera de contarla... me has dejado encantada.
ResponderEliminarBesos :D
Qué dulce y bella nostalgia!!.
ResponderEliminarMuy bonito.
Un abrazo.
ResponderEliminar... y sobre todo su mano en su mejilla. ¡Qué hermoso puede llegar a ser un gesto!
Un abrazo.
Qué tierno lo has contado,Ernesto!!Es muy lindo este recuerdo,sea real o no
ResponderEliminarY cuando los recuerdos vuelven al presente,traen nostalgia que durante unos minutos, es casi necesaria.
Qué bonito escribes estas cosas
Besucos
Gó
¿Dónde estará aquel momento? ¿O ella?
ResponderEliminar....
Igual tú, conoces las respuestas, todas las respuestas. Si no fuera así...ya somos dos.
Bellísimo relato de algo inmortal
Un beso, Ernesto:)
Un saludo desde Andalucía
ResponderEliminarTiene la dulce y cálida emoción del recuerdo.
ResponderEliminarEl pulso vital, que nos empuja a vivir ese momento con todos los sentidos.
Qué bonito,Ernesto.
Me encantó!
Un abrazo.
Hay algunos gestos que se quedan grabados para siempre como esa mano en su mejilla.
ResponderEliminarMuy bonito Ernesto
Que relato tan romántico y evocador de...a saber. Ernesto, un placer siempre el pasar por aquí. Abrazo. Ah, ya he conseguido instalar la respuesta a comentarios en el mismo blog lo encontré. Gracias por tu interés.
ResponderEliminarHOLA HOLA...
ResponderEliminarHE ESTADO SIN CONEXIÓN VARIOS DÍAS... Y VOLVERÉ A ESTARLO A PRIMEROS DE SEMANA.
ESPERO CONTACTAR CON TODOS LO ANTES POSIBLE. GRACIAS.
FUERTE ABRAZO.
Te comprendo amigo, hay recuerdos anclados en nuestra memoria que son imposible borrar... Sin lugar a dudas este recuerdo tuyo bien supiste plasmarlo con bellas palabras. Encantada de leerte, un abrazo.
ResponderEliminar
ResponderEliminarUn hermoso"volver a vivir,"vestido de pura poesía...
Abrazo, amigo
La nostalgia frente al mar, siempre potencia los recuerdos eh?
ResponderEliminarun muy poético recuerdo traen todas las imágenes
Hay recuerdos que quedan marcados para siempre en nuestra vida.
ResponderEliminarAbrazos.
Ay, Ernesto que romántico el relato de hoy. Tan delicado, tan poético, tan lleno de ternura...
ResponderEliminarMe ha encantado.
Abrazos.
El recuerdo que has sabido plasmar tan dulce, tierna y poéticamente, ¿podría plasmarse así de bien, si no estuviera guardado en el rincón del alma en el que solo a veces se acercan los latidos?
ResponderEliminarAdmirable es el ayer y también el hoy. El romántico joven y el poeta que aún sueña y vive y se reconoce, real y único.
Enhorabuena,
Un fuerte abrazo,
Soy una romántica, Ernesto, así que he disfrutado con este relato delicado, evocador y muy sensual...
ResponderEliminarDicen que no deberíamos volver a los lugares en los que fuimos felices...Pero hay felicidades que merecen el riesgo de regresar y ver si siguen siendo intensas y bellas.
Hermosa bahía.
Un abrazo,