Una
mañana estupenda. Una preciosa música. El silencio de una casa sin
gente... Un cielo azul de Castilla, de los que conocí en mi
infancia. (Por “conocí en mi infancia” hay que entender todo un
universo de sensaciones y realidades acorde con la edad y la visión
del mundo de entonces.)
Un
sol emergente que calentará todo donde pose sus rayos… Un ánimo
tranquilo, sosegado, de ver venir lo que haya de venir…
─¿Ver
venir lo que haya de venir?… Esto parece muy profundo… O lo
contrario! ¡Simple! Me atrevería a decir que es como ir por la vida
en “monorraíl”. Usted se sube y se limita a ir donde le lleve…
esa dirección única!
─¡Hombre!,
no es exactamente así… ¡Hace ya tiempo que me compré un pañuelo de seda para las despedidas!
─¿Y eso?...
─Pues sin ser muy consciente hasta ahora, y leyendo a Nisargadatta, descubro que llevo tiempo practicando eso del "adiós" de lo que ya no es necesario en mi vida.
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"Para
vivir en bienestar y constante crecimiento, deberíamos aprender a
dejar marchar situaciones o personas que no nos aportan calidad de
vida. Parejas que no son felices y siguen juntas, trabajos que
amargan la existencia, amistades tóxicas, familia que coarta la
libertad, etc.
Hay tantísimas situaciones y personas que nos rodean y empeoran nuestro bienestar, y aun así, a veces nos empeñamos en seguir aferrados a ello.
¿Por qué es tan importante aprender a dejar marchar?
Porque la vida es tan cambiante y ofrece tantas cosas nuevas, que aferrarse a algo que no funciona, es conformarse con una calidad de vida que podría mejorar si supiéramos dejar que la vida fluyera de forma natural.
Dejar marchar significa aceptar cada situación como es. Significa no forzar las cosas y dejar que todo fluya naturalmente.
Si por ejemplo escribimos a alguien que nos importa y no recibimos respuesta, es mejor aceptarlo y pasar página, abrirse a nuevas experiencias y conocer gente nueva. No digo que no haya que luchar por las cosas, pero el mundo de las relaciones funciona como un juego de mesa en el que ambos deben tirar los dados y jugar. Si tiramos una vez los dados y el otro no tira, no tiene sentido seguir jugando solo porque no hay interés por la otra parte, lo racional es dejar el juego y buscar a otra persona que quiera jugar.
La trampa de las preguntas.
Habitualmente dejar marchar no se convierte en tarea fácil. La mayoría cuando percibe que algo que le importa se escapa entre sus manos, no aceptan y buscan respuestas. ¿por qué ya no quieres que hablemos como antes?; ¿por qué has dejado de quererme?, ¿por qué estás tan esquivo conmigo?, etc.
Normalmente las personas que nos valoran y quieren seguirán a nuestro lado sin tener que hacer esfuerzo, porque pondrán de su parte en mantenernos. Por lo tanto, la creencia de que para tener algo hay que sacrificarse es errónea, porque el sacrificio sin correspondencia trae frustración y estancamiento.
Notarás que algo vale la pena cuando de forma natural todo fluya y sea un dar y recibir recíproco.
Dejar marchar también las ideas.
Dejar ir no solo es aplicable a situaciones y personas, también a menudo tenemos ciertas ideas que deberíamos dejar que se esfumaran para aumentar la felicidad.
Muchas veces, en vez de dejar que todo fluya nos empeñamos en que las cosas sucedan a nuestra manera.
Toda idea que provoca un sentimiento negativo, deberíamos dejar que se esfumara de nuestra mente.
Desprendámonos de los apegos.
Entre las orillas del dolor y el placer fluye el río de la vida. Solo cuando la mente se niega a fluir con la vida y se estanca en las orillas se convierte en problema. Fluir quiere decir aceptación, dejar llegar lo que viene, dejar ir lo que se va".
(Sri Nisargadatta Majaraj)
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Bello y algo utópico este deseo de Nisargadatta. Sobre todo en lo que respecta a esos "trabajos que amargan la existencia".
ResponderEliminarPara eso no valen pañuelos de despedidas, cuando simplemente se desea sobrevivir.
Un abrazo,
"Fluir quiere decir aceptación, dejar llegar lo que viene, dejar ir lo que se va".
ResponderEliminarComparto todo lo que dices... A veces cuesta mas de lo que una cree, poder darse cuenta de estas cosas...lo mejor es que acaba sucediendo (tarde o temprano) y esa es la enseñanza que me has brindado hoy.
Gracias Ernesto.
Fluyamos todos.
Besos.
A veces hay que esforzarse un poquito para que todo fluya a nuestro alrededor.
ResponderEliminarSaludos.
Una entrada muy filosófica y profunda de ese maestro espiritual, seguramente deberíamos aprender algo del personaje.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto que deberíamos decir adiós más a menudo para llevar una vida más satisfactoria, pero ¡resulta tan difícil a veces!Nos cuesta tanto trabajo, estamos tan apegados a esa situación que preferimos seguir antes que cortar de lleno. Los cambios y la inseguridad ante lo desconocido nos hacen permanecer quietos. Pero es una reflexión llena de razones y muy acertada.Me ha gustado mucho leerla. Saludos
ResponderEliminarAdiós a lo innecesario.
ResponderEliminar¡Hasta la próxima!
Totalmente de acuerdo. La vida tiene etapas y distinguirlas es tan importante como conocerse a uno mismo. Para cada etapa un círculo de amistades y una circunstancia de vida. Porque vamos evolucionando y están con nosotros quienes caminen en sintonía, lo contrario es absurdo y con obstinarnos solo perdemos tiempo y energía y poner obstáculo para entrar en esa nueva etapa al cien por cien y estar atentos a las nuevas oportunidades que se nos brinda.
ResponderEliminarSAludos.
Desde un punto de vista racional, lo escrito es indiscutible. El problema radica en que muchas veces hay sentimientos que prevalecen sobre la razón.
ResponderEliminarGran tema, Ernesto.
Recuerdo a Tony de Mello cuando dijo que el desapego nos hacía libres para SER.
ResponderEliminarMe costó mucho entenderlo,pero llegué a acercarme un poquito,sólo un poquito a ese concepto y acción
Besucos y unas buenas reflexiones!!
Me gustaron mucho!
Gó
Ufffff, qué difícil eso del desapego...
ResponderEliminarYo aunque sea una persona rutinaria que me apego a las cosas en cambio en plan emocional paso pagina a las decepciones no obstante algunas veces las recuerdo, pero intento darle la vuelta a la vida y disfrutar de los buenos momentos que nos ofrece el día.
ResponderEliminarUn feliz domingo sin rencor.
que bello que escribes
ResponderEliminarMuy buena reflexión y a veces lo mucho que cuesta dejar ir todo aquello que no aporta.
ResponderEliminarMe gusta la manera en que lo has escrito.
Dejar marchar significa aceptar cada situación como es. Significa no forzar las cosas y dejar que todo fluya naturalmente.
Hay tantas veces que parece que nos empeñamos en seguir haciendo las preguntas incorrectas cuando toca aceptar, así de fácil y de difícil.
Recuerdo que una vez me dijeron que cuando preguntas el por qué haces que la persona sienta que se tiene que "defender" y que para favorecer la comunicación a veces sería más útil utilizar el cómo, que nos habla del proceso no de los motivos y nos permite entender.
Besos
Gracias Ernesto por tus palabras ,siempre te doy la razón …deseo que estés bien.
ResponderEliminarAbrazos
Ver venir lo que haya de venir?…
ResponderEliminarGeneralmente vamos creando lo que queremos.Pero no siempre es así
Si heredaste de tu genes que tendrás arritmias por mas que te cuides las tendrás. Pero si te cuidas serán menos peligrosas que si engordaras o tomar bebidas a lo loco.
Me gusta tu escrito tiene sabor a verdad
a intensidad vivida ....
Has cambiado desde que nos conocimos El sendero que caminamos se parece más si hasta las palabras que usamos a veces son semejantes......
Abrazo y jazmines para vos hoy y que nadie se entere
Mi querido amigo Ernesto. Hoy has tocado un tema muy sensible. Sí, hay que aprender a dejar de ir con pañuelo de seda. En mi caso no es demasiado dificil. No me preguntes por qué, pero nací con algo dentro de mí que "empatiza" con ese algo que ha de marcharse, sea por el motivo que sea. Eso no quiere decir que no lo eche de menos, que no sufra, que no coja alguna rabieta. Lo hago. Pero después, agito el pañuelo y le deseo con todo mi corazón que le vaya no bien, sino mejor que bien.
ResponderEliminarBesos :D
Hola Ernesto. Vuelvo por tus interesantes reflexiones tras un periodo de ausencia.
ResponderEliminarCoincido con el mensaje central aunque la realidad es mucho más compleja.A veces no se trata de dejar marchar solamente,el problema viene cuando quien tiene que marchar no se quiere ir,por ejemplo.O cuando alguien nos coarta la libertad pero depende exclusivamente de nosotros,o...en fin,la vida es de una complejidad tal que cualquier norma a seguir de este o de otro tipo casi siempre termina chocando con la realidad,mucho más presente y mucho más dominante que la consigna.Aún así,siempre es conveniente disponer de unas pautas básicas ante la vida para no perdernos entre tanta posibilidad como esta ofrece.
Un abrazo
Acertado, como casi siempre, pero, qué difícil llevar a la práctica lo que expones. A veces, quizá no respondan porque tienen sus propias confusiones, ofuscaciones y equivocaciones, pero no es porque hayan dejado de apreciarnos, de todas formas, lo más importante es estar en paz con uno mismo y, como muchas veces dices, dejar que todo fluya a su ritmo, unas veces amable y otras no tanto. Un fuerte abrazo Ernesto.
ResponderEliminarMuy cierto, Ernesto, el reconocer que dejar la puerta abierta para que alguien pueda irse cuando lo necesite es lo más saludable, creo que se llega a ese momento cuando ya nada se recibe y sentimos el vacío. Esa decisión se convertirá luego en una saludable manera de vivir. Un abrazo!
ResponderEliminarEs difícil aceptarlo.
ResponderEliminarUna buena reflexión .
Un abrazo. Feliz semana.
Bien Ernesto.
ResponderEliminarEl filósofo y el pensador fluyen por el río de la vida, y algo queda atrás y mucho por delante. Llegará lo que tenga que llegar y nos encontrará donde estemos. La resistencia produce dolor. La vida es vida, es crecimiento, no es un juicio que otro deba emitir sobre el que vive.
Dejar ir y dejar llegar es son las dos orillas del mismo río. De la vida. Amar lo que tenemos y a quien tenemos no es apresar ni retener. Es vivir. "El río que nos lleva" fluye, pero nosotros, percibimos, sentimos, disfrutamos cada día un poco más cerca del destino.
Un abrazo grande. Gracias por hacer pensar.
José Manuel
Precioso post, Ernesto. Que difícil es llevar a la práctica eso que propone el texto, sabio texto. Todos tenemos situaciones así en la vida. Todos. Y las seguiremos teniendo.
ResponderEliminarY te pregunto yo...será tóxica la vida, en cierto modo? O lo es la gente, las personas, y no la vida en sí???
Eeh???:D
Un beso, amigo!!!!
Muy buena reflexión y las citas me encantaron, he leído a ese autor y tiene mucha sabiduría lo compartido así y todo es difícil aplicarlo, bueh al menos para mí aún lo es...
ResponderEliminarsaludos
Pañuelo de seda y aceptar hasta el último de nuestros rincones para dejar de pelearnos con nosotros mismos. Somos una caja de sorpresas, a veces lo que ve nuestra cabeza no lo desea el corazón. Es nuestra sensibilidad la que necesita un atuendo nuevo (hasta pañuelo de seda) para dejar ir lo que nos hace daño. Gracias por tu reflexión. Un abrazo Ernesto.
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ResponderEliminarDejar ir lo que se va y recibir lo que viene... estoy de acuerdo, aunque no creo que haya que soltar sólo por una tirada no correspondida. Entra en juego cómo interpretamos a los otros, sus palabras y sus silencios. No debemos dar por conocidas las reglas del juego.
Esto es por mi manía de buscarle una vuelta a todo. No entiendo la vida sin tener a mano la aceptación, que no es lo mismo que resignación.
Un abrazo grande, Ernesto
"Y te pregunto yo...será tóxica la vida, en cierto modo? O lo es la gente, las personas, y no la vida en sí???
ResponderEliminarEeh???:D"
Hay un poco de todo... y mucho de nada! De hecho podría decirse que "tú misma eres una cosa y la otra jajajajajajaja... Lo que le suceda a la "protagonista" de cada historia o instante, es ella misma. Por ello, el cómo lo viva, depende enteramente de ella.
Nisargadatta parece decir una cosa..., pero podría ser que el lenguaje, el nuestro, fuese limitado para la realidad que él pretendiese señalar. (Si es que algo pretendiese)
¿Te ha quedado claro? Si la respuesta es que no, ¡vas por buen camino Moni. Aunque te cueste aceptarlo...
Fuerte abrazo.
Una entrada muy sabia para hacernos conscientes de mochilas innecesarias.
ResponderEliminarCuando uno deja de hacer preguntas, tiene mucho ganado, porque va camino de confiar en la vida y aceptarla tal cual.
Soltar ataduras nadie ha dicho que sea fácil, pero si es posible.
Un abrazo Ernesto.
Uy, Ernesto que tema más interesante y lleno de sabiduría traes a nuestra consideración hoy.
ResponderEliminarDebería ser así de sencillo cortar amarras, emprender el vuelo, vivir...
Pero luego a la hora de ponerlo por obra, solo los más valientes y decididos son capaces. ¡Cuantas vidas vacías y rotas se consumen en la monotonía y el silencio de lo cotidiano! Es tremendo. Yo siempre pienso eso de que se vive solo una vez y uno no puede dejar pasar la ocasión.
En fin, me ha encantado.
Abrazos querido amigo.