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Miriam de Magdala. |
Observo,
desde el mirador del salón, como el viento de anoche ha arremolinado
en gran cantidad las otoñales hojas desprendidas de los árboles.
Veo también avanzar a una joven, con cierta limitación mental, y
paso vacilante, precedida por su cuidadora… Quien respeta su paso,
su ritmo, y quien va girando la cabeza hacia ella en intervalos que
no superan los cinco o seis segundos. ¿Cabe mayor atención, mayor
cuidado, mayor amor?
¿Fue
un “desgracia” el nacimiento de esta joven afectada por esa
circunstancia? ¡¡En absoluto!! El nacimiento de alguien no supone
desgracia alguna. Igual que la partida de este mundo tampoco
la supone.
En
el primer caso, ¡la bienvenida! En el segundo, si fuésemos
realmente conscientes de la realidad que ello encierra, la ¡simple
despedida!, el respeto a su vida vivida y, si cabe, el agradecimiento
por haberla podido compartir.
Ahora
pasa por debajo de mí otra mujer mayor, en silla de ruedas, guiada
por otra persona dedicada también a cuidarla…
Al
otro lado de la calle, en la esquina, una mujer alta, de espaldas, en
diálogo con un hombre que, ignoro qué le dice…, pero el gesto de
ella de introducir sus dedos en el ensortijado pelo, parece indicar
cierta incomodidad… Viste un pantalón azul, corto, por encima de
sus rodillas que deja ver unas bien torneadas piernas. Calza unas
zapatillas de verano de esas que se sujetan con cintas entrelazadas.
Y
el recuerdo, en esta soleada mañana en el pueblo donde habito, hoy,
vuela hacia una de las islas que fue, “ayer”, un remanso de
naturalidad, aguas claras, limpias, apacible convivencia entre sus
habitantes y, hogar de casi toda mi familia materna. ¡Eivissa!
(Ibiza)
Las
zapatillas de cintas entrelazadas me han recordado las piernas de mi
madre cuando calzaba las “ibicencas”.
Mi
abuela Catalina, quien vino de su isla de Formentera, solía comentar
que en su niñez no conocían los burros ni los zapatos.
No
pretendo señalar rancio abolengo al decir que Anibal Barca, el
estadista cartaginés que cruzó los Alpes en elefantes, nacido en
Ibosim (Ibiza) en el 247 a/C, según cuenta la leyenda, sea pariente
mío… (aunque nunca se sabe…)
Ibosim
fue fundada por los fenicios en el siglo VII antes de Cristo.
Y
si siguiese “retrocediendo” en el tiempo, podría encontrarme con
que, tal vez, fui la Miriam de Magdala (María Magdalena) que lavó
los pies de Jesús y los secó con sus cabellos.
─Pues
para no querer señalar abolengo antiguo, ¡cuán largo me lo fiais,
pardiez!
─Es
el día que viene así. No tiene mayor relevancia.
─No
acabo de ver parentesco alguno entre ambos… Más allá de esa barba
común…
─Sí,
yo tampoco. Además me identifico mejor con la segunda opción… La
de Miriam. Creo que en aquel tiempo, hoy desde luego no, hubiese
podido ejercer esa función.
ResponderEliminarSiempre tan ameno leerte. Tan deporcasa...
Un abrazo grande desde aquíallado.
Bien que te remontaste en el tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y yo digo,porqué no?
ResponderEliminarQuién sabe si no hemos vivido otras vidas?
Sensaciones similares a las que nos cuentas, tuve la primera vez que pisé la ciudad de Granada hace uf,40 años tal vez. Al bajar del tren, sentí que siempre había estado allí. Sabía donde ir, como manejarme, hacia donde caminar. Y en ese entonces no existía el GPS... :)
Qué hermoso ha sido leerte.
Me ha encantado tu entrada.
Tu mirada de la aceptación serena tanto del nacimiento de alguien "especial" por decirlo de alguna manera, como la partida de alguien que se va. El ciclo de la vida. LO que sucede es que vivimos en una sociedad negadora. (Por eso los cementerios tienen muros en las culturas cristianas)
Un abrazo Ernesto!
Hola Ernesto, un placer leerte de nuevo.
ResponderEliminarSe me han alargado las vacaciones blogueras coincidiendo con la despedida del verano y es que ya sabes que yo soy de verano, me encantan esos días larguísimos llenos de luz pero ya llega el otoño y también nos va a regalar una paleta de colores espectaculares.
Bonita tu manera de definir el nacimiento y la partida, lleno de sensibilidad
El nacimiento de alguien no supone desgracia alguna. Igual que la partida de este mundo tampoco la supone. En el primer caso, ¡la bienvenida! En el segundo, si fuésemos realmente conscientes de la realidad que ello encierra, la ¡simple despedida!, el respeto a su vida vivida y, si cabe, el agradecimiento por haberla podido compartir.
Besos de vuelta
Por cierto, Formentera es un paraíso que tenemos muy cerquita, a ver si lo cuidamos.
ResponderEliminarBesos
Mi querido Ernesto... ¿quién sabe? ¿Acaso no es posible haber vivido otras vidas? Lo cierto es que no lo sé, con vivir esta ya llevo tarea, ja ja,pero es bonito pensar que así fue. Y bueno, puestos a pensar... de las dos opciones, yo también me quedo con la de María Magdalena, que tanto conquistar tierras debe agotar tela...ji ji
ResponderEliminarPero hoy, amigo mío, con eso de que es el Día del Alzheimer... doy gracias por recordar quién soy ahora. Y también doy gracias por la sensibilidad y belleza de textos como el tuyo.
Besos :D
ResponderEliminarLo de la barba se refiere a Anibal, ¿verdad?
Si pudiéramos llegar tan atrás en nuestros ancestros, ¡cuántas sorpresas nos llevaríamos!
Un abrazo grande, Ernesto
Agradezco tus palabras en mi blog. Claro que es preocupante, como tú dices, no hay que adelantarse, pero el diagnóstico es claro: es cáncer, y eso me encoge, a ver si me explico. Lo que tenemos que esperar ahora es saber si está localizado o se ha desparramado, tal vez ahí tendría yo que tener fe, aunque no soy religiosa, y no preocuparme y ocuparme, pero esta espera me tiene mal, los nervios me carcomen.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bendición la tuya de aceptar (y no negar)el nacimiento y la muerte como algo natural-que lo es-Saberse despedir,como saber decir:"Hola,estoy aquí"
ResponderEliminarNo todos sabemos hacerlo o más bien,tenemos mucha ignorancia de lo que es el DESPUÉS.
Has hecho un viaje muy nostálgico e imagino que reconfortante .Recuerdos ancestrales se han hecho presentes
Sigue dejando rodar ...
Besucos
Gó
Siempre alegra un nacimiento , una despedida no... También depende de quien se despida y de cómo se despida...
ResponderEliminarTe has remontado pocos años atrás jajaja
Ibosim, siempre enseñando cosas nuevas...lo desconocía y mira que he sido asidua a la isla (durante muchos años, mi segunda casa). Besos Ernesto.
Mientras más pasan los años, estimado Ernesto, más me planteo la posibilidad de otras vidas, pasadas y futuras. Pero si así fuera, es bien posible que no se pueda hacer una relación certera. Es una gran incógnita.
ResponderEliminarEn un momento dado te he visulizado sobre la grupa de un elefante. Saludos.
ResponderEliminarHace "tropecientos" años que estudié a Aníbal Barca, pero creo recordar que nació en Cartago.
ResponderEliminarPero bueno con el trajín que tuvo durante su dilatada y ajetreada vida, no pongo en duda que pudiera pasar por Eivissa.
Disfruté con tu entrada.
Un abrazo.
Yo no sé si habrá otras vidas o no, con vivir esta me conformo. Lo que venga después...¡quién sabe! ¡Qué bien aceptas el tema de la muerte!Feliz domingo, Ernesto.
ResponderEliminar"La vida es servicio" es algo con lo que me identifico plenamente, y me gusta pensar que nuestra alma es inmortal y va reiniciando su ciclo eternamente, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarVaya vaya, hermano. Parece que nuestros recuerdos viajan juntos.
ResponderEliminarSí; porque un 20 de agosto del mismo año en que se fundó la marca ADIDAS el amor de mis padres fructificó en un rollizo varón que vió la luz (del atardecer, ya anocheciendo) en un hostal (toma!) llamado Can Tarbá y que ahora es todo un hotel. ¿Dónde? En San Antonio Abad, nombre prostituido por el régimen del general por la gracia de dios y que en realidad sabemos que era, es y será Sant Antoni de Portmany.
Si contemplara veracidad alguna en los postulados astrológicos, diría que en aquellos instantes parteros, ascendía por el horizonte la constelación de Piscis, mientras que el Sol pisaba detrás del otro lado, un poco mas abajo del susodicho horizonte, la constelación de Leo.
Pero este binomio de valores, de por si bastante incómodo, según los tiradores de natocartas, no es nada comparado con la lucha de identidad que supone no saber a que cultura amo más, si la mediterránea o la celta mamada de mis ancestros inmediatos, gallegos ellos, pero que sorprendentemente siempre supieron si bajaban o subían la escalera. Y es que hay que tener cuidado con los tópicos generalistas...
Y este tema de las identidades anteriores... A mi me va más, pensar que en otra vida, no fuí un Anibal, ni un Napoleón, ni Borbón alguno (Dios mio!!)
No, seguramente me quedé en un vulgar homo neanderthalensis y no me acuses de falsa modestia, porque como tal neandertalito, creo que fuí el que se lió con la primera hembra sapiens que apareció por allí.
Un saludo paisano!!!
No sabes que alegría siento cuando veo tu nombre en mi blog, y yo también creo que tenemos mas de una vida ,mi hijo el mayor y yo ponemos mucho la II nos encanta el misterio que tiene la vida ,ella gira y gira sin parar y nunca es lo mismo ,ni los animales son igual ,las razas ellas solas van transformando colores plumas picos o piel, es una maravilla detenerse a ver esos programas para darnos cuenta de quien fuimos , quien somos y quien seremos,
ResponderEliminarpero nunca morimos siempre los mismos.
Bueno Ernesto me gusta tanto este tema que no te mareo mas .
Abrazos ,muchos abrazos.
Marina
Dicen que los andaluces llevamos todos sangre de reyes. Yo no lo sé, yo llego a saber quienes fueron mis abuelos y tres de ellos de oídas porque personalmente no llegué a conocerlos. Pero por si vale de algo, diré que reina sí que me siento :)))) :)))) :))))
ResponderEliminarTodo es posible Ernesto. Pero como no lo recordamos nos conformaremos con fabular. Me ha llamado la atención tu publicación porque precisamente en estas fechas en Cartagena, son las fiestas de Cartagineses y Romanos, Anibal Barca mañana se casará con Himilce, como cada año.
ResponderEliminarLa historia real y la fabulada mezcladas con la fiesta. Seguro disfrutarías con la recreación de la historia. Me gustó pasar y leerte. Un abrazo.
Me has recordado una película que el personaje decía que tenía descendencia de Alejando Magno, has tu investigación, quizás si.
ResponderEliminarUn abrazo.
ResponderEliminarTu mente retrocede en el tiempo, mientras tus ojos observan la realidad que pasa por tu calle.
Un abrazo.
Muy interesante tema.
ResponderEliminarQuién sabe!!...
Un abrazo, Ernesto.
Feliz semana.