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Aquí os serviré el chocolate o café con picatostes... |
Teníamos
unas tazas para el desayuno, corrientes, las hay en cualquier
supermercado, de forma cilíndrica, cada una de un color, con un asa,
la base y la boca del mismo tamaño… Difícil que se volcaran.
Pero… al ir fregándolas, y golpeándose de vez en cuando, se iban
descascarillando los bordes, las asas se rompían…
Un
día nuestra hija nos regaló un juego de seis. Blancas, decoradas
con unos vilanos y unas amapolas grises, sencillas también, de
batalla, de bajo coste, y…
Con
una base más pequeña que las otras y una boca más grande. ¡Mala
combinación!, pensé. Con menos base pueden volcarse…
Tardé
en utilizarlas! Solo cuando las primeras empezaron a faltar.
Ha
pasado más de un año y no se ha volcado ninguna. Y no tienen el más
mínimo descascarillado.
¡Apariencias!
Parecían
una cosa, y han resultado ser otra!
¿Cuántas
“apariencias”, personas, opiniones, cosas, situaciones, surgen en
nuestras vidas, condicionándolas, para bien o para “mejor”
(mal), y nos quedamos con ellas por falta de discernimiento?
¿Cuántas
realidades perdidas porque las “apariencias” llegaron
envueltas en colores, música, fina textura, modernidad…,
“la vida es así”, etc.?
¿Cuántas
capas de cebolla, y nunca mejor dicho en lo que tiene la cebolla de
hacernos llorar (valle de lágrimas), habremos de quitar para
encontrar ese núcleo adormecido que somos?
¿Cuántas
vidas (cursos de aprendizaje) tendremos que repetir para despertar a
la realidad?
─Sí,
a ver, diga ¿cuántas?. Usted que parece saber de casi todo…
─¡Es
sencillo! ¿Ha visto usted un campo lleno de margaritas? ¿Sí? ¿Las
ha contado alguna vez? ¿No?
─¡Pues
claro que no! ¡Menuda tontería! ¡Para qué querría yo saber
cuántas hay!
─Bueno,
hace un momento me estaba preguntando sobre el cuántas…
─¡Claro,
sobre el cuántas que estaba usted tratando! ¡Cuántas de aquí,
cuántas de allá, cuántas de acullá! Pero margaritas… ¿Lo sabe
usted?
─¡Desde
luego! ¡Las precisas! Ni una más ni una menos. Las cosas de la Vida, en su estado natural, siempre son las precisas.
Sabia lección!
ResponderEliminarUn abrazo.
Las vajillas de otro tiempo eran muy bonitas y coloridas, pero tenían ese problema que describes,
ResponderEliminarEl dicho de "las apariencias engañan" es muy cierto, lo hemos comprobado en muchas ocasiones.
Es inútil intentar contar margaritas, lo importante es saber contemplarlas.
Abrazo.
Uno debe ir acomodándose en la vida como si lo hiciera en un sillón confortable para leer un buen libro, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarMuy buena comparación, Ernesto. Rara vez lo que nos parece, es tal cual.
ResponderEliminar
ResponderEliminarNo hay que dejarse llevar por las apariencias, esas tazas, como suele suceder en la vida son un ejemplo:No todo lo que brilla es oro. Un abrazo y feliz domingo.
mariarosa
Maestro:
ResponderEliminar¿Cuantas vidas tendré que vivir para alcanzar la iluminación?
_Una sola. En todas las anteriores, solo existirás para aprender a despreocuparte de contar. En la definitiva, vivirás tu presente sin perder el tiempo preocupado por tu pasado y tu futuro.
Amigo Ernesto, dos puntos. Primero, el de las apariencias. No puedo estar más de acuerdo contigo, a veces, lo que parece, no es; y al revés. Y creo que la raza humana venimos con una predestinación a observar "falsas apariencias". Pero confío en que tras el descascarillado de ellas, llegan esas nuevas verdades con amapolas grises.
ResponderEliminarY segundo... en cuánto a las margaritas... ¿verdad que solo están las precisas? Si es que la Naturaleza es sabia, ja ja.
¡Besos! :D
Ay, las apariencias...
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu texto, un saludo : )
Bonita manera de llegar de lo cotidiano a lo trascendente.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Las precisas! me ha recordado a las recetas de mi abuela en las que al llegar a la cantidad de harina ponía: "la que admita". Así es. Me encanta que le saques punta a lo más inesperado. Un abrazo Ernesto.
ResponderEliminarLas apariencias engañan...
ResponderEliminar"Cuantísimas" cosas nos llegamos a perder por los juicios previos e inconscientes.
Lo bueno es darse cuenta a tiempo y corregir errores.
:) besos Ernesto.
Tenemos creo que por defecto, el prejuicio,la anticipación,la presuposición.
ResponderEliminarEl ejemplo tan diáfano que haces de las tazas de té, me parece absolutamente perfecto para demostrar que no siempre es lo que parece!
Un gusto leerte!
Abrazo!
Es curioso que esta es una afirmación en la que todo aquél a quien se le pregunte afirma con rotundidad: "las apariencias engañan y ellos no juzgan según estas", entonces, ¿por qué cuando vamos a un lugar muchas veces nos toman por lo que no somos hasta que nos conocen si ha lugar? La mayoría de la gente o es hipócrita o les quedan muchas vidas por vivir.(la tercera opción es ambas cosas).
ResponderEliminarSAludos.
La enseñanza de las cosas sencillas que sabiamente expones.
ResponderEliminarEstoy empezando a aceptarlo y tomarlo como una realidad,pero....cuesta,amiguco
ResponderEliminarBesucos
Gó
,,, tus palabras y reflexiones, también, siempre, las precisas. y eso es tan imporytante...
ResponderEliminarUn abrazo en la cercanía.
ResponderEliminarY no porque siempre ocurre lo que tiene que ocurrir, sino que ocurra lo que ocurra, eso es (o viceversa). Los juicios maestros (y los no maestros) nos determinan siempre. Para eso son. Si los reconocemos ya aparece una mínima opción de elegir.
Y llego a la conclusión leyéndote que lo mejor es probar, siempre probar, para que la experiencia nos llene de respuestas o nuevas preguntas, y sobre todo para poder disfrutar de las margaritas que hay, las precisas.
Un abrazo gigante, Ernesto
Me gustó mucho este texto
ResponderEliminarAún conservo mi tazón para la leche de cuando iba a la escuela, está relativamente en buen estado, la sigo usando y no la tiro por formar parte de mi vida. Didáctica entrada, como es habitual en ti.
Feliz semana, Ernesto.
Un abrazete.
Muchas veces nos pasa con las personas, hace poco me crucé con una y saqué mala opinión de ella y más tarde la conocí conversé y me cambié completamente la opinión que me había hecho de ella en una impresión.
ResponderEliminarUn buena semana.
"Preciso" será que dejes alguna referencia tuya, legible, por alguna parte... :))))))
ResponderEliminarChao Unknown
Muy bueno el ejemplo, ERNESTO.
ResponderEliminarEstupendo.
Un abrazo. Feliz semana.
El tiempo suele poner a cada cosa a cada uno en su sitio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre un gusto leerte :))
ResponderEliminarUn abrazo, Ernesto.
No hay que juzgar por las apariencias ni para bien o mal porque puedes llevarte un gran sorpresa…
ResponderEliminarUn cálido abrazo Ernesto
Apariencias.... ¿no serán más bien las expectativas que forjamos, esperamos y sentimos sobre lo que vemos y nos rodea?
ResponderEliminarEl día que me "limite" a beber en esa taza (ojalá sea chocolate con picatostes...:)))) lo disfrutaré sin más. Cuando no piense que se pueda romper, tambalear, o que se le borren las amapolas, tampoco esperaré, porque no llegará, la decepción.
Vidas sí, "las precisas". Como todo en la vida.
Maravillosa Loreena McKennitt en sus interpretaciones. Esta nana me "transporta".
Nuestro coro interpreta The seal lullaby de Eric Whitacre, una nana preciosa también, que disfruto cada nota.
Qué gratificante toparme en este instante con la belleza. Gracias.
Un fuerte abrazo Ernesto.
Buen día Ernesto:
ResponderEliminarCon 2 palabras nos cuentas cómo somos y como deberíamos ser.
"Las apariencias"...delatan nuestros juicios y prejuicios.
"Las precisas", son el gran regalo de la naturaleza. ¡Siempre es más de lo que podemos contar o imaginar.
Gracias y un fuerte abrazo.
Nada es lo que parece, casi nunca...Por eso valoramos tanto la autenticidad de aquellos a los que llamamos nuestros amigos. Las personas somos cajas de sorpresas y la vida sin sorpresas no sería vida.
ResponderEliminarUn beso sopresa.
Feliz fin de semana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ernesto, siempre me haces pensar con tus post. Ocurre, es verdad, que lo que la apariencia nos muestra no suele ser real, pero es lo primero que vemos y de lo que nos valemos para formarnos un juicio.
ResponderEliminarLa experiencia me ha llevado a muchas situaciones así, por lo que me he vuelto un poco precavida.
La Naturaleza, es sabía, respecto a las margaritas.
Un fuerte abrazo, amigo.