Este
extraordinario poema es obra de Juan L. Trujillo, del blog http://juanltrujillo.blogspot.com/
, personaje
conocido para muchos en este mundo de blogs.
Que
hoy me haga eco en el mío, se debe a dos factores. El primero, su
temática. Me ha impresionado. El segundo, que cuento con su
aprobación para ello. Gracias Juan.
Sobrevivir.
“Lo
difícil es, saber vivir todos los días.
Llega
un momento, en el que se deja de ser,
aquel
que reverdecía con brotes de esperanza
para
ser la ceniza que sobra del sarmiento.
Me
obsesiono con aquello que perdí
y
termino por ser esa tristeza que queda
entre
el llanto y la palabra.
Empiezo
a ser el perpetuo fracaso,
el
héroe anónimo que nunca ganó nada,
aquél
que no supo leer las profecías.
Viviendo
entre dos siglos,
sigo
sin saber,
de
que plata están hechas las estrellas,
cuantas
luces caben
en
la bella conjunción de una gota de lluvia,
donde
va a parar la gasa de la espuma.
Y
lo que es peor, nadie me explica,
por
qué rendijas del pasado,
por
qué oscuros sumideros,
se
perdieron, aquellos sueños
que
le dieron color a mi existencia.”
Y
éstas mis apalabras que empezaron como comentario para su blog y, ha
terminado todo en el mío.
Buen
día Juan.
Si
bien poema, que no siempre, casi nunca, tiene que ver la temática
con el autor, en esta ocasión, y valorando tu poesía, llama mi
atención el tema…
¡Sobrevivir!
He
de reconocer que no me hallo en esa tesitura…, pero sí que un
cierto eco de terceros puede que intente llegar desde la lejanía.
¡No creo que me encuentre! ¡No creo, no quiero, que ello suceda
nunca!
Me
conozco, me conozco bien. La edad, el tiempo vivido, el que vivo hoy
(y aquí no hay más que el “hoy”), no abarca esa idea de “dejar
de ser”.
El
de la primera comunión en Ibiza, el que entró a trabajar como
dependiente en El Corte Inglés, el que hizo la “mili” en el
Pinar de Antequera, Valladolid (solo hice once días), se casó, tuvo
hijos…. Se instaló en el País Vasco hace unos 47 años, abrió
tiendas, se fueron cerrando. Vio amaneceres… ajenos, y puestas de
sol, compartidas… ¡Aquél, éste, no dejará nunca de ser!
Pero
he de reconocer, también, que hay un cierto sentido de “realidad”
en tu exposición. Creativa, poética sin duda, y ello hace que no se
sepa bien si hablas en primera persona, que no lo creo, o como el
artista que eres en cuanto a creaciones, pintura, poesía, narrativa,
etc.
Lo
que sí creo, ¡sé!, es que el tema de hoy sí puede que refleje la
“realidad” de algunos… ¿Muchos? ¡Tal vez!
-”...ceniza
del sarmiento...”
-”...aquello
que perdí, tristeza, llanto...”
-”...perpetuo
fracaso, nunca ganó nada...”
-”...sigo
sin saber...”
-”...nadie
me explica… el color de mi existencia...”
Lo leí en su ubicación original y me gustó mucho el poema por su temática y su brillantez en exponerla. Ciertamente sea experiencia propia o inspirada no le quita mérito alguno.
ResponderEliminarSaludos.
Me ha encantado el poema de Juan que no tengo el gusto de conocer, y ese pensamiento expresado de maravilla, es el que se tiene si se echa la vista atrás. La edad te proporciona esos sentimientos cuando se nota que tu físico corporal y mental ya no es el mismo, así que nada tiene de extraño para el ser humano pensar así. ¿Tú puedes cerrar esas etapas anteriores?, ¡estupendo para ti!, pero que no las recuerdas y no comparas el antes con el ahora, me extraña :))).
ResponderEliminarTus lecciones son buenas teóricamente, pero para practicar ya es otra cosa.
"Dejar de ser", claro, se deja de ser y sentir muchas cosas... y Juan lo dice con expresiones poéticas que me han encantado.
En cualquier caso, un placer.
Un abrazo Ernesto.
Es un poema precioso. Yo creo que muchos se pueden ver reflejados en él. La última estrofa me ha hecho reflexionar. Un abrazo.
ResponderEliminarOs felicita a ambos: a ti por traernos de nuevo el poema de Juan y a él por parirlo.
ResponderEliminarBesos compartidos.
Mi comentario, pierde toda validez, una vez leído el de Elda. Salvando los elogios de su comentario,(que agradezco), ella sabido ver el verdadero sentido de mí poema, que se corresponde a mi estado vital actual y a mis vivencias.
ResponderEliminarYo no he tenido la felicidad y la suerte de que todos mis sueños se hayan cumplido y me quedan cada vez menos fuerzas, para seguir persiguiendolos y casi ninguna para soñarlos.
Gracias por la publicación de mi poema y mi enorme deseo de que "sigas siendo".
Un abrazo.
¡Impresionante y atemorizante en el caso de los mayores de 80, en que me encuentro!
ResponderEliminarFiel reflejo de alguna realidad no muy lejana.Anhelo y esperanza:"¡Mientras funcione bien mi azotea!".
Pienso que los poetas escriben cuando la tristeza y la desazón los invaden, sacan de ese modo el dolor de adentro para alejarlo lo antes posible, cuando la felicidad está presente se dedican a vivirla, un abrazo para ambos!
ResponderEliminarHe de decir que Elda, poeta donde las haya, y yo mantenemos una gran amistad desde hace años. Lo que no es óbice para que cada cual se exprese con total “normalidad”. Tanto en privado como por estos lares.
ResponderEliminarY es por ello que de vez en cuando “tira la piedra y…”, no, no esconde la mano. ¡Menuda es ella!
El respeto, el aprecio, cierta ironía, cuando no algo de mordacidad contenida jajajjajajaajja… (imagino su cara a leer esto), suele ser el caldo de cultivo en el que, sirva la redundancia, cultivamos nuestras charlas.
Por ello siempre que puede, que casi nunca, tiende a intentar “tirarme de la oreja”. Como hoy, por ejemplo.
Tengo la edad que tengo, 71 años. Y si bien recuerdo todo lo que haya que recordar de mi “atrás”, no recuerdo que casi nunca haya echado la vista atrás para comparar nada! ¡Y menos lamentar!
¿Echa la vista atrás el árbol en otoño para comparar o ansiar aquella primavera vivida, aquel verano? Es claro que no. El árbol, en su naturaleza, vive cada época, cada instante, en su único momento de vida! Del ayer nada sabe, del mañana, no sabe ni lo que es.
Cierto que ve caer sus hojas… secas, cierto que puede que vea cierta “transformación” en sí mismo… ¿Le inquieta ello? ¡En absoluto! ¡Ni tan siquiera es consciente de cambio alguno!
Ignoro si en ese devenir natural de la vida, “dejaré de ser” en algún momento… Como digo, no creo, no quiero. No me preocupa hoy!
Pero Elda seguirá, de vez en cuando, con sus “Tus lecciones son buenas teóricamente, pero para practicar ya es otra cosa.”
No cambiará. ¡¡Ella si que no cambia con el paso del tiempo!!
Es uno de sus encantos! :)))))
He disfrutado muchísimo de esta lectura. El poema me ha encantado, siento que de alguna forma es un cuestionamiento existencial que más de una vez tod@s hemos tocado. En nuestras noches oscuras del alma, en nuestras crisis.
ResponderEliminarY luego me encuentro con el comentario tuyo Ernesto,y entonces pienso que me estoy identificando mucho con lo que expresas.
El tiempo vivido no nos hace dejar de ser, simplemente nos muta, pero la esencia es la nuestra siempre. Lo importante es ir fluyendo en ese devenir, el alma es la misma.
Luego te leo en el comentario que le dejas a Elda,y sigo sintiendome más cercana a tu exposición. Me pongo a pensar como dices en ese pasado que ya fue pero que no se puede comparar con nada del ahora, es sencillamente el recuerdo de algo vivido.
Gracias por esta entrada!
Un abrazo.
Tienes razón que el árbol no mira para atrás, ni se obsesiona con la flor de primavera, ni es consciente, cuando pierde las hojas en otoño. No se atormenta entre el dilema de "dejar de ser o de sobrevivir". Acepta vivir el presente en cada estación.
ResponderEliminarTu Ernesto, reconoces, en tu comentario, -al bello poema de Juan, que nos acercas, y que agradecemos, quienes no lo conocíamos- "el tema de hoy sí puede que refleje la “realidad” de algunos… ¿Muchos? ¡Tal vez!".
Reconozco que quien se encuentre en esa incógnita existencial de "dejar de ser o de sobrevivir", es grande a la vez que humilde por seguir buscando y preguntando, lo que "nadie me explica", y tal vez esté más cerca de uno mismo de lo que cabría imaginar. Unamuno, ese vasco luchador...que pensaba que "he crecido a mi pesar" y pedía que le agrandaran la puerta, o le achicaran. "Pon tu parte y la de Dios espera, que abomina del que cede. Tu ensangrentada huella por los mortales campos encamina hacia el fulgor de tu eternal estrella". Pongo esto en Internet, y me dice: ("la consulta realizada es demasiado extensa).
Lo dejo ahí. Enhorabuena a Juan y gracias Ernesto. Un domingo más intentando llenar el folio en blanco.
Una abrazo.
Jajaja, gracias hombre, pero el ejemplo del árbol no me sirve porque él simplemente esta vivo, pero ni piensa ni tienes sentimientos por lo tanto como ha de echar la vista atrás y ansiar.
ResponderEliminarYo es que soy simple y feliz con lo que soy, y contenta con mis sentimientos... aunque algunas veces sufra.
He leído el comentario de Juan y me gusta, será porque estamos de acuerdo, jajaja.
Un abrazo.
ResponderEliminarEl poema es muy bello, así que felicito a Juan L. Trujillo por él.
Creo que nunca dejamos de ser quienes somos, y sí vamos evolucionando. En toda evolución, se ganan algunas cosas y se pierden otras. Y de repente nos toma un momento de nostalgia que nos recuerda lo perdido, y nos toma tanto que por un instante podemos dejar de ver lo ganado... Es una de las "movidas" que hace el pasado cuando regresa, una y otra vez, para no ser olvidado, que también es un modo de mantener quienes somos.
Un abrazo grande
He leido el otro día a Juan y su poema lo entendí como en primera persona y esas emociones son tan naturales como lo es el paso del tiempo
ResponderEliminarSe llega a una edad en que algo te dice que no es igual que antes.Yo creo que la esencia es la misma y nadie nos la puede robar,ni siquiera el tiempo,pero también noto que la nostalgia se apodera de nosotros en momentos particulares y nos hace sentir así,como él lo expuso
Fué bonito ,de hecho lo has traído a tu casita,para de alguna manera dar ánimos.
Buen dia a día sea siempre el tuyo y el de todos!!
Besucos Ernesto
No aparentas esos años(sonrisa)
Gó
¡Hola Ernesto! Me parece un poema maravilloso. Es un compendio de sentimientos tan, tan bien hilados... me ha encantado.
ResponderEliminarEn cuanto al tema de "sobrevivir"... a veces, no va a unido a la edad. Conozco personas de veinte que ya están sobreviviendo, lo cual es muy triste, desde mi humilde punto de vista.
Y también conozco personas de setenta y cuatro (mi padre, o mi madre) que dan a la palabra "sobrevivir" un significado muy diferente, algo así como un ejemplo a seguir por su fortaleza y por ese ánimo que muestran cada día a pesar de muchas circunstancias.
Lo cierto es que todos sobrevivimos en cierta forma, aunque a mí me gusta pensar que yo aun "vivo" sin más. Eso sí, vivo ahora, a mis cincuenta. Pero con treinta y pocos... sobrevivía.
Muchos besos querido Ernesto :D
Un poema con mucho sentimiento. En nuestra juventud anhelamos muchas esperanzas que se van desvaneciendo con los años.
ResponderEliminarLa vida es un reto de supervivencia continuada.
Abrazo.
Cuando tenemos 15 años el mundo está a nuestro alcance, estamos a tiempo de hacer lo que nos propongamos, pero con los años vamos perfilando nuestra vida en un sendero de tal manera que llega un momento que ya no tiene cabida muchos de los sueños con los que nos levantábamos y nos echábamos a la calle. Pero que esto pasa ya a los 40 ¡¡¡, desde esa edad ya formamos parte del engranaje del mundo estando a su merced. La vida es así y hay que asumirlo, lo contrario es la tristeza. Un poema bellísimo.
ResponderEliminarEste poema me hace pensar en algunas partes de mi vida.
ResponderEliminarBonito comentario el tuyo, un abrazo.
«...Ser la ceniza que sobra del sarmiento...de que plata están hechas las estrellas,..cuantas luces caben
ResponderEliminaren la bella conjunción de una gota de lluvia...» ¡la emoción de la belleza! Precioso Juan. Todo un descubrimiento Seneca. Gracias mil!!
Seneca es Erbesto, el correctorrrrr! Jjjjj
ResponderEliminarArreglalo Ernesto, que hoy no doy una!
ResponderEliminarjjajaajjajaja...
ResponderEliminar¡Será el día, Loles!
Abrazos.