Las
redes sociales de aquella época las constituían las sillas,
generalmente bajas, con las cuales la gente de entonces, “ayer”,
bajaban a la fresca, a las reuniones que se formaban en la calle frente a las
puertas de las casas, escaleras, etc., de los pueblos y ciudades.
El
calor reinante al anochecer, la falta de televisores, la vecindad, la
proximidad de la gente, la comunicación, el diálogo, el haber
cenado, o no, según la hora en que se formasen, etc., hacían de
aquellas “redes sociales” algo entrañable, cotidiano…
Que
la “modernidad” fue haciendo perder, como tantas otras cosas.
Cierto que trajo avances: la lavadora, el frigorífico, la fregona
con palo, etc. ¡No cabría dudar de esto y mucho más! Pero… ¡cuánto se llevó!
Compaginar
“pérdidas” y “ganancias” es, a día de hoy, para quienes
vivimos aquellos ayeres, un casi constante mantener el fiel de la
balanza en su justo término.
Las
generaciones del mañana, mis nietas por ejemplo, también echarán
de menos, cuando las canas afloren, sus equivalencias a las sillas
aquellas de madera y cuerda...
Cierto, Ernesto, la añoranza de otros tiempos siempre estará presente. Es sugerente la idea que dejas del futuro, de qué añorarán nuestros nietos y eso me lleva a pensar en cuáles serán los adelantos que desplazarán las redes que ahora conocemos.
ResponderEliminarLa imagen de esas "redes sociales" de antes me deja ese poso de fraternidad que tanto echo en falta ahora, antes sí se comunicaban y conocían los vecinos, sería impensable lo que sucede ahora de que encuentren a alguien que ha fallecido solo y nadie se ha enterado durante años. En fin, como bien dices, tenemos que equilibrar unas cosas y otras para llevar mejor nuestro día a día.
Un abrazo.
Como dice Yashira "equilibrar unas cosas y otras... "
ResponderEliminarGran invento lo de las redes sociales; es saludable el poder tener contacto con personas afines y recomendable también conocer gente diferente, en fin, nos ofrece una oportunidad de ampliar miras.
Ernesto, suelo entrar a leerte a través del blog de Moni Revuelta. Los blogs ¡otro invento interesante! Un saludo.
Muchas veces me pregunto si en el momento de vivirlas valorábamos estas cosas, si éramos felices viviéndolas, o nuestra mente volaba hacia el futuro incierto con esperanzas, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarCara época tiene sus referentes, conocí las tertulias a la fresca y al calor de un fuego,las tertulias alrededor de unas mesas de mármol con cafés y las de ahora con pantallitas y bueno todas tienen sus cosas buenas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola amigo Ernesto, te puse antes un comentario, pero creo que me ha fallado internet y no ha llegado a enviarse. ASí que te envío otro, igual van dobles, ja ja. Si es así, no te preocupes, y borra el que quieras.
ResponderEliminarYa te comentaba antes, que en ese año, yo no había nacido, pero si he vivido esas redes sociales de la silla en la puerta. Recuerdo los veranos, en los que los vecinos nos asomábamos fuera, cada uno llevaba su silla, y allí, sobre todo las personas mayores, se ponían a contar sus cosas. Recuerdo el olor del jazmin que muchas mujeres llevaban en el pelo. También recuerdo las risas, las confidencias, y las altas horas de la noche, "agustito al fresquito". Echo de menos aquella época.
Besos :D
Bajar a la fresca... me has recordado mi infancia, en el pueblo, mi abuela, su silla... :)
ResponderEliminarY el examen y critica constante de todos cuando pasabas y aquella pregunta que tanta rabia me daba : y tu de quien eres?
Eran otros tiempos si... no se si mas buenos... pero si mas aburridos.
Besos.
Sillas como esas, de nea, eran las que sacaban a la puerta de mi casa de Sevilla mi familia, los vecinos, cuando la tarde caía mientras las niñas bailábamos las sevillanas, o jugábamos a la rueda de la patata :))) ¡¡benditos 6 años de aquellos!!
ResponderEliminarNo cambio yo las reuniones de amistad por todos los wasaps del mundo mundial.
Es cierto que se ha perdido esa comunicación tan cercana que describes perfectamente. En aquellos años ni siquiera había radio en las casas, en la mayoría tampoco había luz o agua corriente.
ResponderEliminarLos mayores se reunían mientras los peques jugábamos hasta que los mayores se iban a dormir.
Abrazo.
Lo importante es que la gente siga relacionándose. Sea en una silla de enea a la fresca, en la barra de un bar, en un velador, incluso a través de un aparatito, que por cierto, nos solucionan muchas cosas que antes eran imposibles.
ResponderEliminarEs bonita la añoranza, pero el tiempo termina por engullirla.
Un abrazo, amigo.
Qué buena y además bonita y tierna comparación!La silla ahí,presente,como punto de encuentro de las redes sociales de aquellos tiempos(yo también los viví)Y sabes?me traen recuerdos preciosos de ver a las abuelas sentadas leyendo,hablando con los vecinos del pueblo,tomando el sol y la brisa del atardecer...
ResponderEliminarLuego con ellas en la mano,volvían a casa .Era hora de hacer la cena
Y eso de mantener la balanza en la justa medida o equilibrio,es ...lo importante!!
Besucos
Gó
¡Lindos tiempos, Ernesto¡
ResponderEliminarPero como compensación está la comunicación instantánea, impensable entonces. Esto de contactarte con un hijo que está en la China, supongamos, en imagen y sonido y en tiempo real, me sigue pareciendo un milagro. ¿Fue mejor todo tiempo pasado?
Esa añoranza existirá en todos los tiempos, pero cualquier tiempopasado no fué mejor.
ResponderEliminarBuen símil!...las redes sociales antes no eran ni mejores ni peores, sólo diferentes. Lo que está claro es que siempre hemos necesitado esas redes, sean como sean...
ResponderEliminarUn abrazo
ResponderEliminarQuizás lo difícil de asimilar es la velocidad en la que ahora se producen los cambios. Escuchaba hace unos meses a un experto en educación diciendo que los niños que ahora empiezan párvulos se dedicarán a profesiones que ahora desconocemos, se están preparando para un mundo que ignoramos cómo será. Eso me genera cierta angustia, lo confieso. A la que le sumo la nostalgia por esas formas que teníamos antes de comunicarnos.
Un abrazo
A mi me parecían aquellos tiempos ideales de los que todos nos conocíamos y nos saludábamos al pasar por delante de sus casas, la veladas callejeras, los chismorrees del barrio y los niños jugando era la vida cotidiana de aquellos años felices.
ResponderEliminarUn feliz domingo.
La convivencia social de entonces, con silla unos, banqueta o taburete, y otros - niños y niñas-, jugando o haciendo diabluras, hasta caer rendidos...tenían mucha vida. Las estrellas y la calle se enteraban de todo y más, del barrio, el pueblo y algo del mundo mundial, revuelto y lejos. Todo llevaba el ritmo de las estaciones y el trabajo.
ResponderEliminarLos medios de comunicación -con sus noticias y entretenimiento, absorbieron a la gente de la calle, también a los niños, y clavaron a la familia ante la caja tonta.
Hoy, cada miembro de familia, -en general- es una isla dispersa, que recibe y comunica, por encima de familia, pueblo o nación, con quien quiere y le apetece. Hay Redes Sociales, y medios de comunicación, pero hay desconocimiento e incomunicación con los cercanos, e intimidad con los/las desconocidos.
¿Progreso? Ha cambiado todo. Algunos sentimos nostalgia, aunque los tiempos no son comparables, ni pueden valorarse en buenos o malos, mejores o peores. Cada época disfruta lo que -en la distancia- podrían ser locuras y ...son vida.
Gracias, Ernesto, por sacar la silla a la palestra, para conversar un rato.
Graciosa la ocurrencia de "redes sociales" del 52... Y es cierto que lo eran, pero creo que con una carga distinta a lo que por ellas hoy se entiende.
ResponderEliminarMás familiares, más cercanas, con más conocimiento del otro y siempre dispuestos a tenderle la mano...
Parece que el éxito de las redes sociales es imparable y hay quien se pregunta qué nos deparará el futuro...
Ni me hago esa pregunta ni me preocupa. Cada uno de nosotros vivimos nuestro momento y no es comparable. Los que vengan y lo que venga sabrán vivir el suyo.
De todas formas, hay otro mundo muy interesante, sin dejarse atrapar por estas redes, y usándolas como un elemento más del que disfrutar en su justa medida.
Muy oportuno lo de "sacar la silla a la palestra, para conversar un rato" jajajajajaja
Un fuerte abrazo Ernesto
Si puedo decirlo sin que nadie se sienta ofendido, afirmaré que adolecemos del vicio de comparar, lo que no necesariamente es comparable.
ResponderEliminarNi las reuniones de las sillas, son redes sociales, ni las redes sociales son reuniones de vecinos sentados en sillas a la fresca del atardecer.
Pienso que lo que hemos hecho mal, si es que hemos hecho algo mal, es olvidarnos de las sillas; de igual modo haríamos mal, o quizás peor, si tratásemos de hacer con las sillas, lo que hacemos con las redes.
Qué bonitos tiempo!!, yo los viví de niña y adolescente desde mi balcón primer piso con mi madre, y los vecinos de las casas bajas en sus sillas a la puerta tomando el fresco, aquí mismo, en Madrid. Con las tecnologías no se conocen ni siquiera a la mitad de los vecinos, solamente se habla con ellos cuando se coincide en el ascensor. ¿Y qué decir (por recordar algo), de la correspondencia por carta esperando ese cartero... ¡nada que ver con el hoy!, y no es lo mismo tener contactos virtuales, que tener contactos en persona, eso es obvio, lo mismo aquí que en Pernambuco.
ResponderEliminarBonita entrada de comparación Ernesto.
Un abrazo.
Hola Ernesto. La añoranza concerniente al pasado siempre estará en la mente. Quizás se añore esas tertulias de los vecinos a la fresca en esas noches de verano...
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Hermosa añoranza...
ResponderEliminarUn abrazo.