Robinson Crusoe... moderno. (El mismo que vestía y calzaba... en aquel año.) |
Asomado
a la ventana esta mañana mientras me tomaba el té taza en mano,
observé que una mujer que venía por la acera de enfrente, cubierto
el rostro por la recomendada mascarilla, no dejaba de mirarme… Fijé
mi mirada en ella y entonces hizo un gesto de saludo… ¿Quién
será?
Empujando
con su pie la puerta del edificio de enfrente, entró en él… ¡Ah,
una vecina! Y creí reconocer a una del grupo de las ocho de la tarde
en que, desde los balcones o ventanas, salimos a reconocer y apoyar
el trabajo, la dedicación y la entrega de nuestros sanitarios.
Unos
minutos más tarde, una joven que venía por la misma acera,
“embozada” como la primera, hizo el mismo gesto de mirarme… con
cierta insistencia, o por lo menos curiosidad. (Esto último no es
extraño dada la imagen de Robinson Crusoe que voy adquiriendo entre
la barba y el pelo sin cortar.)
El
caso es que pensando que pudiese tratarse de un caso como el
anterior, me reconocen a mí pero no yo a ellas, hice un gesto de
saludo… Que no fue correspondido. Tranquilamente, sin brusquedad o
rechazo alguno, volvió la vista al frente.
Creo
que estas situaciones de “embozados” las vamos a experimentar de
aquí en adelante.
Son
los tiempos que hay y que toca vivir. ¡El “ayer”
conocido ya no está! Estaba, pero se va diluyendo… Del “mañana”
por llegar nada sabemos! Este último se va con-formando, dando
forma, instante a instante. No caben pues lamentaciones estériles o
quejas interesadas culpando a quienes coordinan el trabajo de
respuesta a esta crisis sanitaria mundial.
─¿Y
no podría hacerse esto de otra forma más… cómo decir…, menos
incómoda, menos traumática?
─Lo
desconozco… Pero si usted conocen alguna, ¡expóngala! ¡Participe!
Pero no sea demagogo.
.-
No hable de falta de libertades, achacándolas al Gobierno.
.-
No hable de confinamiento impuesto. Pues nadie lo ha impuesto
por gusto. ¿Se imagina este país dejado de la mano de Dios a esos
irresponsables saltándose las mínimas normas de seguridad que todos
hemos visto en las noticias?
.-
No hable de ciudadanos secuestrados o merma de la democracia. En ningún
país se ha puesto en riesgo ni lo uno ni lo otro. ¡No sea demagogo!
.-
Sea usted positivo. Trabaje para la mayoría de este país. ¡Para
todos! ¡¡Sume!!
.-
¿Se imagina usted a los sanitarios dedicados a curarnos hacerlo en
base a su propias ideologías y a las de los enfermos? ¡A éste sí
a éste no!
.-
¡Pues entonces cállese! (Tiene usted toda la libertad y el derecho
de expresarse como quiera, o sepa, que de esto último
también hay mucho… Y casi cabría decir que es usted un gráfico
exponente de ello.)
_______________._______________
Diálogo puramente literario. Cualquier parecido con realidad alguna, mera coincidencia.
¡Cosas del confinamiento!
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Si ya soy malísima con las caras, con mascarillas apaga y vámonos. La mitad de mis conocidos se habrán ya enfadado conmigo por mi falta de saludo.
ResponderEliminarLo que viene a ser, si no sumas al menos que no restes...
¡Hola, Ernesto!
ResponderEliminarSuele pasar. Por eso siempre chequeo a mi esposito después de sacarse la bendita mascarilla en casa. Vaya a ser que sea otra persona y no él. Jijiji.
Buena entrada.
Un abrazo. 😉
Si nos quedamos en casa y nos ponemos la mascarilla no es por gusto. Las circunstancias obligan a ello y todos tenemos que ser responsables.
ResponderEliminarUn abrazo
Desgraciadamente, hay bastantes que hasta con las mascarillas puestas, se les conoce: suelen ser los de siempre. No hay más que verlos.
ResponderEliminarUn abrazo.
El confinamiento era necesario, las mascarillas también, pero no estoy de acuerdo con un confinamiento excesivo, que perdure en el tiempo, aun sabiendo que este Covid es cosa seria.
ResponderEliminarAl principio me parecían bien los apoyos al gobierno para atajar el problema, pasados dos meses, para mi ni gobierno ni oposición merecen un aprobado.
Abrazo Ernesto
Desde luego la mascarilla no ayuda a conocernos pero si es necesaria pues se lleva y uno se aguanta, es por responsabilidad y por solidaridad con los otros igual que este quedarnos en casa.
ResponderEliminarMe asombra la insolidaridad de algunos que solo se quejan, como está pasando en algún barrio de Madrid, me parece terrible y que haya políticos que jueguen a eso,también. Y soy crítica con la gestión de la pandemia que se ha hecho pero después, ahora toca salir de esta crisis.
Un abrazo
Pues es el futuro inmediato esto de las mascarillas y los reconocimientos o no... Es tal cual lo dices Ernesto.
ResponderEliminarYa me ha sucedido un par de veces!
A menos que todo el mundo se acoja a la moda de esa especie de máscara soldadora transparente,que permitirá vernos, no le veo salida a esto.
Me recordaste con tu texto a algo que me pasó hace muchísimos años, me iban a operar, me entran al quirófano,me iban a anestesiar y yo buscando desesperadamente a mi médico entre tanto gorro y máscara... empecé a ponerme nerviosa y a preguntar donde estaba el Doctor G. Hasta que se asomó entre tantas cabecitas , me tomó de la mano y me dijo que estaba ahi, que me quedara tranquila y que empezara a contar de 100 para abajo.
Un abrazo!
Por cierto...ese Robinson tiene un aire sospechosamente parecido a tí.. ;)
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ResponderEliminarEs verdad, muchos se quejan pero no aportan ninguna idea salvadora, lo único razonable en este momento es quedarnos en casa y buscar algún entretenimiento que nos ayude a no aburrirnos. Yo por ejemplo estoy formando una quinta entre verduras y flores. Es lo que hay.
mariarosa
Es cuestión de arreglar lo que se ha hecho mal y seguir para adelante y en eso hemos de colaborar manteniendo la calma y cumpliendo con lo poco que se nos pide.
ResponderEliminarAbrazos.
¿Sabes que un poco creo que ahora toca ir de Robinsones? La situación es tan atípica, nos va a afectar en todos los sentidos de forma tan anómala, que creo que tendremos que reinventarnos, como Crusoe. Has salido con ventaja, ¡ya tienes la pinta!
ResponderEliminarUn abrazo Ernesto
ResponderEliminarEs cierto mi amigo, con las mascarillas estamos
irreconocibles,hay que mirarlos bien y al fin
a eras tu.?? jaaaa,muy bueno lo que escribiste.
Besitos dulces
Siby
Por acá en Monterrey con eso del uso obligatorio de la mascarilla los ladrones salen ganando y cada día hay mas robos. Saludos amigo.
ResponderEliminarEl otro día oía decir que el mundo ya no sería igual después de esta pandemia. Posiblemente nosotros tampoco.
ResponderEliminarPero en coherencia y según bien apuntas, estos "tiempos que hay y que toca vivir", son de los que disponemos para aceptar y seguir la vida.
Un abrazo Ernesto y buen día.
Yo propongo: que las mascarillas sean obligatorias puestos que los asintomáticos no saben que tienen el virus y están contagiando; si pueden venir turistas de otros países, que yo pueda visitar a mi madre que vive en mi misma ciudad; si han abierto las tiendas de menos de cuatrocientos metros, que yo pueda ir a ellas aunque estén a más de un kilómetro de mi casa; si se puede pasear por la ciudad donde muchas aceras son de un metro, que abran Madrid Rio que son explanadas abiertas de más de seis metros... y tantas cosas...
ResponderEliminarSAludos.
¡Muy bueno Ernesto! Lo cierto es que es verdad que cuesta reconocer a las personas. Yo que soy la que sale en casa a hacer la compra, voy con la mascarilla hasta los ojos, y bueno, luego además, hasta la voz te cambia, ja ja.
ResponderEliminarEspero que pronto cambie esta situación, pero me da que nos queda "embozado" para tiempo.
Besos :D
Mi hijo menor sale a la calle con tapaboca y capucha, parece un maleante, en fin, son estos tiempos, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarPues sí, los tiempos cambian y estos que vivimos dan dado vuelta de campana, de nosotros depende cambiar con ellos y amoldarnos a nuestro día a día, que nos requiere en conciencia y armonía, sobre todo con nosotros mismos y con el prójimo.
ResponderEliminarEsa foto es auténtica... jajajajajaja.
¿De verdad te sorprende que te miren? qué fenómeno estás hecho.
Un abrazo enorme, querido Ernesto.
Hay que ser precavidos. Las circunstancias obligan.
ResponderEliminarHasta que pase la tormenta.
Un abrazo.
Pero Ernesto, ¿sigues asilvestrado de barba y pelo? Ya pasé por la peluquería en cuanto las abrieron, pues tiendo a hacerme arreglos yo misma sin ninguna traza por mi parte.
ResponderEliminarEse joven de la pipa, que no pintaba canas enonces, ya tenía esa expresión entre divertida y excéptica del administrador de este blog.
Soy corta de vista y poco fisonomista, así que si me saludan saludo, pero tengo buen oido así que propongo que dejemos los gestos y digamos alguna palabra cariñosa, divertida aunque sea enmascarada para irnos "reconociendo".
En mi caso es más fácil que me reconozcan en mi barrio, porque llevo mascarillas personalizadas, me puede la estética y con las de farmacia me veía horrorosa.
Ernesto, creo que tenemos una oportunidad para reinventarnos, deberíamos al menos intentarlo, sin prepotencia, sin ira, utilizando eso de prueba, ensayo y error
Un abrazo,
Me duele la boca de decir en forma afirmativa, todas esas interrogaciones que haces en tu entrada: en el super, en la pescadería o en la panadería, que son los lugares que visito últimamente ¡ah! y también a algún desquiciadx conocidx, que no amigx, que me llama.
ResponderEliminarPero como dice el refrán... "quien nace lechón..."
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