¡Pinceladas de vida! Pueblos de León. |
Una
canción oída esta mañana ha hecho retroceder la vida a otras
latitudes, otras horas, otras gentes… ayer! Ese
ayer que muchos llevamos a flor de piel.
1973…
Calle Julio del Campo, León. Tres personas están preparando una
tienda de alfombras que se abriría al publico en pocos días.
León.
Aquella ciudad vieja, de la
Vieja Castilla de nuestros libros de estudio. Vieja, en el tiempo, y
con la clase de sus habitantes. Limpia, elegante, entrañable…
Aquel León que, para mí, ya no es. Puede que yo tampoco para ella.
Y sin embargo, con un martillo en la mano y un clavo en la otra
mientras sujetaba con mis brazos una alfombra de 2 x 3m contra la
pared intentando clavarla, me veo hoy tal cual. ¡No he cambiado
mucho! jajjajajajjajaja
Si
exceptuamos el blanco que las primaveras primeras y los otoños
de última hora, han ido dejando en mí. Entremedias 47 años.
Vivencias
mil. Lecciones miles… Errores, algunos!
Todavía
recorro los caminos de este país, mochila al hombro y tocando
el dulce caramillo de los pastores trashumantes de aquellos tiempos
que fueron. Bebo agua de las fuentes y de los canguilones de las
norias, cojo alguna fruta madura de los árboles en los humildes
huertecillos, de Machado… ¡No hay queja por parte del labrador
que, sentado a lo lejos y a la sombra mientras almuerza, me invita
con gestos a que coja más. Incluso levanta su bota de vino en clara
invitación. Cosa que declino pues he dejado de beber...
Como
en las tabernas de alegres y buenas cocineras y duermo en fondas de
alcurnias venidas a menos. En alguna ocasión, bajo el pórtico de la
iglesia… (Podría pedirle alojamiento al fraile que la cuida,
pasaje de la biblia en mano donde se especifican mis derechos,
y sus obligaciones: ¡Llamad y se os abrirá! ¡Pedid y se os
dará!…). Pero desisto, no quiero comprometer a nadie...
Encantador relato de tiempos pasado, esos que perduran por algún momento especial o simplemente porque lo que se hacía en aquel tiempo, satisfacía, y por lo tanto gusta de recordar.
ResponderEliminarLas canciones, un olor, una fotografía etc. es un estimulo para el recuerdo.
La foto que has elegido me encanta, tiene ese sabor del pasado igualmente que la canción de Juan Bau.
Me gustó leerte...
Un abrazo y buen día, Ernesto.
Bellos recuerdos de un mundo que no existe. Cómo vamos a explicar en tiempos de caminos andados, que en cualquier iglesia te abrían las puertas de algún rincón, para que pernoctaras.
ResponderEliminarUn abrazo.
R ecorriendo y
ResponderEliminarE nredadando por los
C aminos.
U nos paseos
E ntre los huertos y los
R ecuerdos
D e
O tros tiempos.
S alud.
La belleza de ese mundo del que hablas en tu entrada, ya sólo existe en tu imaginación.
ResponderEliminarNo la olvides, seguro que te ayuda para seguir viviendo, aunque todo haya cambiado lastimosamente.
Un abrazo.
Los recuerdos están ahí, en muchas ocasiones nos vienen a la memoria.
ResponderEliminarEn 1973 en plena juventud recién terminada la mili. tenía muchas ilusiones, unas se cumplieron y otras no, la vida da muchas vueltas con momentos buenos y otros no tanto.
En la actualidad, después del cese en el trabajo, también recorro los caminos, cuando la economía me lo permite, apreciando lo bonito que nos brinda la naturaleza y observando los cascos históricos de nuestros pueblos y ciudades. Este año será mas complicado viajar.
Un abrazo.
Relato emocionante de un tiempo que se fue, pero queda en la memoria y a veces queda una pregunta: ¿Cuál tiempo fue mejor, aquel o el actual? cada uno responderá, según le ha ido en la cosecha....
ResponderEliminarmariarosa
Qué bueno recorrer lugares nostalgiando otros tiempos y circunstancias, buen paseo Ernesto, un abrazo!
ResponderEliminarYo de errores, miles también.
ResponderEliminarBeso y abrazo.
Y de repente algo nos lleva suavemente a ese recuerdo que nos deslumbra repentinamente.
ResponderEliminarTodo se vuelve a sentir con ese colorido tan particular de las remembranzas.
También hacemos no sé si un balance,pero sí un recorrido por aquellas vivencias que se dispararon ante el estímulo musical.
Me acompaña durante la lectura,esa preciosa música.
Un abrazo.
Esos recuerdos alimentan...
ResponderEliminarUn abrazo, Ernesto.
Hola Ernesto. Son las vivencias de la juventud que vienen a visitarte, un tiempo pasado que vuelve con fuerza a recorrer los caminos por donde transita el recuerdo.
ResponderEliminarMe ha encantado este hermoso paseo.
Un fuerte abrazo
Hola Ernesto, me gusto mucho el relato y la fotografía que has puesto, esos recuerdos son gratas vivencias que nos acompañaran por el resto de nuestra vida.
ResponderEliminarMe has hecho viajar en mis recuerdos hasta ese año 1973 en donde vi a una chica con pantalón a la cadera, blusa corta y sandalias que soñaba volar y ser aeromoza no le importaba que le dijeran que una aeromoza era mesera del aire.
Esa chica no pudo lograr su sueño, uno de muchos que no se realizaron.
Abrazos, Ernesto.
ResponderEliminarHermoso relato mi amigo,
vivencias que jamas se borran
de la memoria, me agrado mucho
visitarte.
Besitos dulces
Siby
Esos bellos recuerdos que nunca se irán.
ResponderEliminarHermoso tiempo.
Un abrazo.
ResponderEliminar¡Cómo me gusta que te acuerdes de León, Ernesto! La imagen no puede ser más bonita, me recuerda las casas de La Cabrera de piedra con su pizarra. Yo también recuerdo lo de Castilla la Vieja: León, Zamora, Salamanca, Valladolid y Palencia, así lo estudié. Ahora ya no sabemos que somos. Un abrazo.
ResponderEliminarQue bello y emotivo textorecuerdo,tatuado de dulce nostalgia, de poesía y de tu particular filosofía.
Abrazolargo en el cerquita,
Bellos tiempos que perduran en la memoria.... Saludos amigo Ernesto
ResponderEliminarNítidos tus recuerdos en una bella prosa que me hace revivir esa excelente ciudad donde viví, donde se cumplieron sueños... donde mis padres en la confitería de Ordoño II me compraban el mejor pastel o helado, donde...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Ernesto
La mente es muy selectiva y al final recuerda mejor los momentos en los que fuimos felices, con todas las ilusiones por estrenar y tan jóvenes que daba igual que ya lleváramos en la mochila algún desencanto.
ResponderEliminarDelicioso relato, Ernesto, preciosa la foto que lo ilustra.
Ya no es tu León porque tú tampoco eres el mismo, Erenesto, bueno casi casi lo eres...según como lo mires.
Ya veo que viajas ligero de equipaje como el poeta.
Un abrazo,
Unas veces es una canción, otras un olor... los recuerdos siempre están al acecho para invadirnos de nostalgia.
ResponderEliminarSAludos.
Esa foto no es de esa calle de León...
ResponderEliminarA mi me gusta el León de bellos pueblos rurales y más los de la montaña.
Saludos
¡Hola, Ernesto!
ResponderEliminarMe ha encantado la calidez de tu historia. He imaginado cada momento narrado. Me gusta mucho el campo. Cuando era niña mi papá nos llevaba al campo todos los domingos. Mi madre hacia el almuerzo y ya en el campo buscábamos un frondoso árbol y nos sentábamos bajo su sobra. Maravillosos años de mi infancia.
Gracias por compartir.
Cuídate mucho.
Un fuerte abrazo desde Perú. Cariños para la hermosa ciudad de León.😉
En tu relato se siente el vivo latido de tus recuerdos, es decir, no trasmites la usual nostalgia del que rememora el tiempo pasado (ese que un día fue y ya no es). En tus letras, vuelves a disfrutar de tus pasos andados, como si hubiera sido ayer, como si no tuvieras que recordarlos, solo sacarlos de tu interior (porque se quedaron por siempre contigo).
ResponderEliminarEres un afortunado, porque hoy nadie (ni con poder, ni con dinero) podrá conocer todo lo que tú conociste, viviste y disfrutaste de aquel lugar.
Mi estimado Ernesto, ni dios, ni el diablo, te pueden quitar lo bailado.
¡Eres un poco trotamundos! Por Leon también anduve yo, casi en la frontera con Lugo, por pueblecitos donde estaba llegando la luz eléctrica hace ya también muchos años, casi 40. Nunca antes había dormido en un henar. (¡Nunca después!) Me ha encantado volver a esa zona y esa vivencia de tu mano. Un abrazo Ernesto
ResponderEliminarLas huellas del pasado siguen vivas en mis recuerdos.
ResponderEliminarLeyéndote me he visto reflejada en tus letras, pues yo vivo más en el pasado que en el presente... Me gusta recordar aunque creo que también tendría que vivir el presente porque el tiempo corre tan rápido, que cuando quiera detenerme lo habré perdido.
Gracias por tus comentarios.
Saludos y feliz domingo.
Qué bonitos recuerdos y qué dulzura hay en esa fotografía delante de la escuela.
ResponderEliminarSe puede recordar porque se ha vivido, se ha disfrutado y siempre sigue ahí y aunque pasen los años se siguen acumulando recuerdos mientras vivimos mundos distintos.
Besos
Entrañables recuerdos que viajan contigo por esos campos de España (envidia sana de esa libertad siempre soñada,aunque imposible en mi caso ya).
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarno se si hay algo mas hermoso que poder atesorar esos recuerdos de la infancia...de tiempos que han modificado no solo los lugares físicos sino las personas y situaciones...y poder hacer que ello vuelva a vivir en un relato es precioso... Cariños!!!
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