Hoy luce el sol y aunque algo nublado, acompaña mis paseos de sábado por estas calles viejas de Euskal Herria, que me recuerdan aquella Noia del 56, su alameda, su ría, sus gentes, aquel tiempo...
Ayer llovía aquí. Un fino sirimiri, llamado “calabobos” en otras partes del país. Mi abuelo, allá en su Galicia, me explicó que ese nombre era debido al hecho de que cuando llovía de esa manera tan fina, casi imperceptible, los “bobos” salían a la calle sin paraguas y acababan calados hasta los huesos. ¡Razón llevaba el hombre!
¡Luce el sol! Y puede que lo haga también en esos campos de Soria que, aún hoy, y siempre, rezuman la esencia de Antonio Machado.
No recuerdo si la palabra amapola aparece en alguno de sus poemas… Si no fuese así, debería. A lo entrañable del primero, acompaña la natural belleza de la segunda.
─¿Usted cree que volveremos a ver los campos floridos de nuestras Castillas?
─¡No le quepa duda! ¡Los campos de cereal y los cerezos y almendros en flor!
Se acerca la primavera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bonita tu entrada Ernesto. Paseos, remembranzas y la primavera que va brotando en cualquier rincón que tenga tierra.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana.
Pues claro que sí amigo mío, volveremos a ver los campos de Castilla, y muchisimo más. Ayer, aquí, también cayó ese chiribiri, como nosotros le decimos, que parece que no llueve pero que no veas. Pocos llevábamos paraguas, más que dos o tres que fuimos cautos, o quizás, poco aventureros.
ResponderEliminarYo llevaba mis auriculares bien colocados, bajo la capucha amarilla de mi abrigo, bajo mi paraguas violeta de lunares de colores; y en mis oídos, música de esta que te hace pensar... que pronto, estaremos visitando de nuevo los campos de Castilla, el norte, o cualquier lugar que queramos, y con quién queramos. Besos amigo mio :D
Por aquí también lloviznó ;)
ResponderEliminarVolverán las amapolas a dar color a los campos de trigo.
Un abrazo.
Muy hermoso!!.
ResponderEliminarY esa belleza de amapolas...
Feliz fin de semana.
Un abrazo.
ResponderEliminarBellísima foto.
Por aquí llovió mucho y por varios días, viento fuerte, (creí que medio Cai se vino arrastrado para Sevilla y hemos estado a -2º, ¡Vaya añito! Y todo lo demás con la tal Filomena...esto promete ¡Ofú!
Gracias por pasarte por mi nuevo blog, sobre todo, por quedarte. Bienvenido.
El primero no lo cierro y sigo publicando, menos, pero lo sigo haciendo, lo que no podrás es comentar...
Un abrazo.
La amapola es una de las flores que más me gusta.
ResponderEliminarVolveran las amapolas, el trigo, los cerezos y almendros en flor!! no te quepa duda. Aunque, jajaja, qué digo, como si pudieras dudarlo!
ResponderEliminarUn paseo entrañable.
(Antonio Machado; Poema CXXVI, Poesías compleltas, p.199)…
¿ Hay zarzas florecidas
entre las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba ?…
… Ya las abejas
libarán de tomillo y el romero.
¿ Hay ciruelo en flor ? ¿ Quedan violetas ?…
Un abrazo, Ernesto.
Muy muy poética tu entrada Ernesto.
ResponderEliminarDe esos recuerdos que casi tienen el aroma del momento no?
Recuerdo cuando vi por primera vez amapolas, yo,bicho de ciudad, me asombré al verlas florecientes en los prados que recorrían la carretera de esta isla.
Precioso recuerdo que me ha llegado al leerte.
Un abrazo.
Me encantan las amapolas, tan rojas, tan frágiles cuando las cortas y tan flexibles y bellas cuando se mecen en su habitad. Preciosa foto, Ernesto, y también el relato de tu mirada en ese paseo, me gusta la lluvia cuando cae mansa si voy por ahí caminando y torrencial cuando la comptemplo desde el resguardo.
ResponderEliminarLos ciclos de la Naturaleza no se interrumpen porque nosotros andemos a medio gas de ánimos o restricciones...
Apetece un paseo por esta primavera inminente que se asoma, y hacerlo al rumor de algunos verso de Machado:
"Es la tierra de Soria árida y fría.
Por las colinas y las sierras calvas,
verdes pradillos, cerros cenicientos,
la primavera pasa
dejando entre las hierbas olorosas
sus diminutas margaritas blancas..."
y es que no le rimaba "rojas amapolas" que seguro que también veía y admiraba...
Un abrazo
Sin la menor duda, lo cierto es que mañana saldrá el sol de nuevo, o lloverá…sin necesidad de que nosotros actuemos.
ResponderEliminarContemplar y disfrutar, sentir los campos de cereal, los cerezos y almendros en flor, el crecer las margaritas y las amapolas silvestres en huertos y prados…además de proporcionar sensación de libertad y bienestar, nos permite entender que en ese mundo reina el equilibrio.
Y de Antonio Machado en su bello poema:
...¿Recuerdas la amapola
que calcinó el verano,
la amapola marchita,
negro crespón del campo?...
Un abrazo Ernesto.
ResponderEliminarHermoso es el campo y sus flores y almendros, los que vivimos en los barrios alejados del campo envidiamos vuestros paisajes.
Un abrazo.
Que bonito paseo por tu campo florido. Saludos Ernesto.
ResponderEliminarLos campos ya están verdes en Castilla, también en la comunidad madrileña, las amapolas vendrán después, de momento nos conformaremos con la flor del almendro que estos días están en todo su esplendor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Había como una premonición. Antes de sentarme en el ordenador, leía un haikú del poeta Vicente Gallego que dice así¨
ResponderEliminarTres amapolas
y heridos van de muerte
los maizales.
Feliz domingo y un abrazo.
Hermosas tus amapolas, acompañadas por los cardos azules hacen un hermoso conjunto de color y vida. Un abrazo Ernesto, y gracias por tu ayuda a Maricarmen!
ResponderEliminarPues yo hoy he sido una boba (en toda regla)... 😊
ResponderEliminarLástima que aquí no tengamos esos parajes ni esas vistas... mientras nos calamos.
Un abrazo.
Bello campo de hermosas amapolas y tu texto poetico, una buena conjuncion. Un abrazo
ResponderEliminarNos has llevado de la mano por un paseo que hasta puede "olerse"..
ResponderEliminarMe he quedado enamorada de esta entrada que creo que desprende tu esencia.. Precioso...
PD: de Antonio Machado
¿Mi amor?... ¿Recuerdas, dime,
aquellos juncos tiernos,
lánguidos y amarillos
que hay en el cauce seco?...
¿Recuerdas la amapola
que calcinó el verano,
la amapola marchita,
negro crespón del campo? ...
¿Te acuerdas del sol yerto
y humilde, en la mañana,
que brilla y tiembla roto
sobre una fuerte helada? ...
Besos Ernesto y bello dia para ti...con esas amapolas y ese renacer lleno de luz como la preciosidad de foto que acompaña tu escrito
jajjajajjaja...
ResponderEliminarVale Julio. ¡Muy alentador!
¡Ya florece en lontananza! ¡Cuídate! ¡Cuidaros todos!
Abrazo.
Y qué hermosas se veían en junio,entre los trigales en sazón de mi infancia.¡Qué bello contraste del rojo con el verde intenso del trigo! De Machado no recuerdo ningún poema de amapolas pero sí recuerdo uno de Juan Ramón Jiménez,el poeta de Moguer, que leí muchas veces de niño: Novia del campo,amapola:
ResponderEliminarNovia del campo, amapola
que estás abierta en el trigo;
amapolita, amapola
¿te quieres casar conmigo?
Te daré toda mi alma,
tendrás agua y tendrás pan.
Te daré toda mi alma,
toda mi alma de galán.
Tendrás una casa pobre,
yo te querré como un niño,
tendrás una casa pobre
llena de sol y cariño.
Yo te labraré tu campo,
tú irás por agua a la fuente,
yo te regaré tu campo
con el sudor de mi frente.
Amapola del camino,
roja como un corazón,
yo te haré cantar, y al son
de la rueda del molino.
Yo te haré cantar, y al son
de la rueda dolorida,
te abriré mi corazón,
amapola de mi vida.
Novia del campo, amapola,
que estás abierta en el trigo:
amapolita, amapola,
¿te quieres casar conmigo?
Abrazo,Ernesto.
Hola Ernesto, pues a mí me parece que tu abuelo es un hombre muy sabio y que las amapolas son una belleza.
ResponderEliminarEs muy grato volver a leerte. ¡A cuidarse todos como bien dices!
Abrazos
¡Hola, Ernesto!
ResponderEliminarMe ha encantado eso de “calabobos”; yo le digo garúa. He leído poemas de Antonio Machado, pero no toda su obra, estoy segura que los campos floridos, de alguna manera, le hayan servido de inspiración.
Hemos de volver los campos reverdecer, los cerezos y almendros florecer hasta que se nos termine la respiación.
Un gran abrazo.
Amapola, lindísima Amapola
ResponderEliminarSerá siempre mi alma, tuya sola
Yo te quiero, amada niña mía
Igual que ama la flor la luz del día
Me gustan las amapolas la canción y tu relato
que tengas un lindo fin de semana muchacho
Me río sola cuando me acuerdo la gracia que me hacía ver a las señoras mayores quedarse embelesadas con las flores y demás plantas. Ahora soy yo la que igual que tú pasea y se embelesa con cada maravilla que la naturaleza nos regala... Será que cada cosa tiene su tiempo y su razón? Un abrazo amigo.
ResponderEliminarQue paz me ha dado tu entrada.
ResponderEliminarNo sabía el por qué de calabobos, ya sé algo más.
Besos
¡Hola! Acabo de encontrar tu blog, me ha gustado mucho y el post te ha quedado muy bien. Te sigo y te invito a pasarte por mi blog. Un saludo.
ResponderEliminarLlego de casualidad aqui y me encuentro con este bello blog. Saludos a todos.
ResponderEliminarPues bienvenida seas Arianasoy.
ResponderEliminarTienes un blog muy peculiar. La última entrada publicada tuya, un solo título, lleva fecha de 2015. Y la única entrada con texto, de 2011.
Saludos.
ResponderEliminarHola Ernesto, las amapolas son lindisimas,
y tu lo haz dicho tan hermoso, con esa imagen
preciosa que hasta se perciben sus aromas, que
bello mi amigo, me encanto visitarte.
Besitos dulces
Siby
Te siento más romántico feliz
ResponderEliminardebe de ser el caminar por esos tus pagos.
abrazos van
Tú sabes que, según los evangelios, Jesús amaba y admiraba a los lirios.
ResponderEliminarHace un par de años adquirí un lirio. Venía en una maceta y la trasladé a otra más grande. La historia simple es que ahora eran cinco lirios en una maceta y las he trasplantado a la tierra firme. Nos dijeron: "Ahora sí. El próximo año nos vestiremos con flores".
Te escribiré de ellas cuando sea el caso.
We go out into the world in search of our dreams and ideals. Often we put in the inaccessible places what is at hand.
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