En mi desplazamiento esta tarde entre el País Vasco y Castilla La Vieja, y recorriendo carreteras llamadas secundarias, cuando mucha de la esencia de los viajes del ayer se hacían por ellas. Pueblos, grandes y pequeños, aldeas entrañables. Campos de Castilla. Soledades. Soria… A. Machado.
Caminos verdes. Ermita en lo alto de la colina, la fuente se ha secado, las azucenas están marchitas… desde que tú te fuiste.
Al pasar por un viejo puente de piedra, de piedras milenarias, a la entrada de una conocida ciudad, detuve el coche y sentándome en el murete de piedra observe como la corriente del río fluía serena bajo mis pies.
En los campos de siempre la siembra de trigo empezaba a dorar las espigas… Entre medias algunas amapolas teñían de rojo lo natural.
Volviendo la vista al río vi como de un cercano nogal se desprendían algunas hojas que cayeron sobre el agua… Y las vi alejarse en entretenida conversación con la corriente.
Y me vino el pensamiento de si será así el proceso que como humanos iniciamos cuando nos ausentamos de este mundo, cuando también la vida se desprende de nosotros… Así de sencillo. Así de natural. Sobre la corriente del momento en dirección al Océano.
El viajar por carreteras secundarias hace que disfrutes de lo que te rodea y te dé tiempo a filosofar. Me encanta.
ResponderEliminarUy que lindo relato tan poético y filosófico. Te mando un beso
ResponderEliminarLa carreteras secundarias son la esencia del placer del viaje, disfrutar del recorrido.
ResponderEliminarMe gusta la imagen de la hoja partiendo sobre un río, como punto de nuestra partida final.
Un abrazo.
El hecho de parar el coche para mirar y abrazar el paisaje ya dice mucho de alguien que viaja,del auténtico viajero,diría yo. No es lo mismo viajar a toda leche para llegar pronto al destino que viajar disfrutando el camino.Lo primero,desde mi punto de vista,no es viajar,es solo trasladarse,cambiar un lugar por otro. Mientras que lo segundo es disfrutar del viaje plenamente,enriquecerse con lo no se ha visto antes y aprender que existen otros pueblos,otras montañas,otras formas de ver y entender la vida. Solo en este caso se puede decir que viajar es cultura.
ResponderEliminarEn cuanto a la reflexión final sobre el último viaje,totalmente de acuerdo contigo Ernesto. Si miráramos más a la naturaleza veríamos como algo natural la muerte y no nos asustaría en absoluto.
Abrazo,amigo.
Sí, la corriente de la vida, y su tránsito, ...
ResponderEliminara veces apacible y otras más tumultuoso.
Besos.
Decía Seneca que el cabalgar, el viajar y el mudar de lugar recrean el ánimo.
ResponderEliminarEn lo que a ti respecta, también te hace recordar a los poetas.
Un abrazo.
"Así de sencillo. Así de natural", así de poético.
ResponderEliminarEn ese proceso, creo.
Fuerte abrazo, Ernesto.
P.D. Preciosa la canción.
Una buena reflexión.
ResponderEliminarBella imagen.
Un abrazo.
Creo también que el desprendernos como esas hojas,es tal como lo dices.
ResponderEliminarY cuanta más consciencia tengamos en ese momento, más fácil será el irnos.
Precioso relato Ernesto.
Un abrazo.
Muy bonito tu relato hoy, Ernesto, me ha gustado con ese puntito poético en una mirada curiosa para ver y disfrutar de momentos cuando la velocidad más sosegada permite contemplar el paisaje, e incluso alguna parada como la que citas con esa reflexión del recorrido de las hojas, que encontraran escollos en el cauce como las personas hasta llegar a destino.
ResponderEliminarUn placer la lectura con esa mención al poeta, y a la canción de Camino Verde.
Es mejor ir por carreteras secundarias que volando raso por la autopista... 😜.
Un abrazo y buen domingo.
Qué sencillo y poético tu texto-pensamiento. Así, la vida: como hojas rumbo a la mar...
Abrazofuerte, vecino.
Pensamientos profundos sobre la vida que nos rodea y el final que a todos nos espera, es un ciclo imparable que siempre es igual a lo largo de los siglos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una hermosa imagen para vernos partir, Ernesto, nos vamos yendo lentamente junto a otros navegando hacia el espacio infinito, un abrazo!
ResponderEliminarQue bonita entrada
ResponderEliminarNo tengo nada que agregar
Lo has dicho todo
Hola Ernesto!
ResponderEliminarMe encanta ese viajar, pero sin el apuro que caracteriza hoy a todo el que lo hace, el tomarse el tiempo de detenerse, no solo para la contemplación de ese instante en donde hay “toda una vida” y seguramente recuerdos que en ese momento nos abrazan.
El final del relato fue lo que mas me gustó ¡ Observar la naturalidad de las hojas desplazándose, dejándose llevar ..y pensar en nuestro final de la misma forma, serenamente, en mucha paz. Hermoso!!!! Te dejo un abrazo muy grande y feliz inicio de semana!
Muy bonito relato, reflexivo. Saludos amigo.
ResponderEliminarPor carreteras secundarias es por donde se descubren los mejores lugares Ernesto. No se si marcharnos de este mundo será como las hojas que caen suaves de un nogal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Ernesto, qué belleza y qué paz destilan tus palabras. Pienso que sí, que así como esas hojas secas se van yendo con el transcurrir de las aguas hacia un espacio mucho más abierto, así nos iremos nosotros, volveremos al sitio del que procedemos y que un día nos dió la opción de conocer este espacio pequeño que hoy habitamos y del que nos llevaremos solo lo que hayamos aprehendido. Besos.
ResponderEliminarUn texto bien logrado en descripción y contenido, dejando una propuesta abierta que invita al pensamiento y a la reflexión (quizás también a la imaginación o hasta el delirio).
ResponderEliminarSomos pasajeros de un universo donde morir es natural. La muerte marca el final de una existencia, pero no implica la desaparición absoluta (va contra las reglas propias de la naturaleza), no puede ser el final de todo, pues si hasta la hoja muerta que cae del árbol fertiliza la tierra donde se posa, perfuma el viento que la lleva o tiñe el agua que la transporta… ¿por qué no seguir viviendo en otra forma?
Quizás alguna vez lo comprobemos y como a las hojas muertas, se nos abrirá un mar distinto que nos recibirá para seguir existiendo de una manera diferente.
Amigo Ernesto, gracias por este momento de lectura.
ResponderEliminarHola Ernesto, me pareció bellisimo
la forma en que lo relataste, como
si no retornaría nuevamente por ahí,
me agrado muchísimo mi amigo.
Besitos dulces
Siby
será así el proceso que como humanos iniciamos cuando nos ausentamos de este mundo ?
ResponderEliminarSi te vas estando enfermo ni te darás cuenta, el sufrimiento lo impide...
si tienes un accidente, lo pasas del estado en que estás, a mirar luz con estrellas
Abrazos siempre
ya ves ya te había comentado
ResponderEliminarLa vejez viene con esto jajajajja
Has descrito con una bella prosa poética esa mirada tuya en ese paisaje amado para terminar con ese pensamiento profundo sobre ese proceso de ausentarnos de la vida.
ResponderEliminar¡Precioso!
Gracias por compartir tanta belleza.
Abrazos.
Muy bonita reflexión Ernesto, y si fuera así, seria muy lindo un paseo entre la naturaleza y en paz. Dios lo quiera.
ResponderEliminarmariarosa.