Antiguo hórreo en Galicia. |
Salió de casa sobre las diez y media en dirección a la alameda. La mañana había amanecido soleada, diáfana, y a esas horas ya se agradecía la calidez del sol.
Aquellas calles viejas, aquellas fachadas antiguas que conformaban las viviendas de su entrañable Noia donde vivió de niño, aquella esquina donde antaño, años ha, la panadera, oronda mujer de sempiterna sonrisa, le entregaba el pan que su abuela le había encargado… En ocasiones cogía un cacahuete de un recipiente tras el mostrador y se lo daba al loro gris de cola roja que, en su jaula, lo cogía con el pico y sirviéndose de una pata lo pelaba...
Hoy, 69 años después, revive la misma escena con la nitidez que da el tiempo no transcurrido…
Aquí vivía Merceditas, aquí Samuel con su madre y hermana, allí, en aquella casa con jardín de altos muros, vivía una amiga de su tía Lolita. Lo que hoy es el juzgado y otras instancias administrativas, ayer era la escuela donde, con pizarra y pizarrín, el maestro don Venancio, con gruesos cristales en las gafas y el apodo de “el Canario”, tenía uno enjaulado en su balcón, les hacía cantar…
Con
timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal
vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y
todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces
ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
Una
tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian.
Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Recuerdo infantil. A. Machado.
Esta crónica del pasado, que como apuntas no desaparece si se integra en nosotros, es de una gran belleza. He disfrutado mucho de tu forma de relatar esas escenas como espectador de la vida, el que experimenta lo que le sale al paso pero no se encadena a nada. Y tu entrada hace que mi mañana, gris climáticamente hablando, sea más luminosa, gracias!!!
ResponderEliminarMe encantó el poema, auténtico como el gran Machado.
Muchos besos Ernesto!!
Muy bonito lo que has escrito y muy acorde con el poema de Antonio Machado, que no conocía.
ResponderEliminarUn abrazo Ernesto y buen día.
Un transitar por los recuerdos de la niñez hasta llevarnos a los versos del poeta.
ResponderEliminarMuy acertado.
Un abrazo.
Hay recuerdos que se transforman en añoranzas, por su sencillez, por su tranquilidad, por su naturalidad, por su calidez, especialmente en los contextos que hoy abundan, cargados de bullicio, velocidad y superficialidad. Yo recuerdo cuando con mis hermanas íbamos caminando al colegio y a veces nos seguía un pato que tuvimos de mascota, y entonces sorteábamos quien debía devolverse a dejarlo nuevamente a la casa. Todo era simple a la vez de divertido, y no nos acechaban los peligros de ahora.
ResponderEliminarEs lindo recordar tiempos de inocencia y sencillez, de esos que abrazan el alma amigo y nos hacen sentir a salvo. Un gran abrazo Ernesto, espero te encuentres muy bien. Paty
Volver a recorrer los lugares de antaño tienen esa remembranza tierna y emotiva, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarQué preciosidad de entrada amigo mio. Me has recordado cuando visité mi barrio tras muchos años de no ir por allí y empecé a hacer eso... recordar a quiénes vivían allí, los momentos de la niñez... Besos amigo mio :D
ResponderEliminar¿A qué nos lleva recordar la vida que no ha de volver? Lo pregunto yo que por un lado no me permito recordar, mientras que por otro guardo con avaricia el pasado.
ResponderEliminarBonita entrada.
SAludos.
Oh, qué preciosa fotografia escrita de ese pasado que queda en el alma grabado.
ResponderEliminarMe recordaste a mi antiguo barrio donde pasé mi infancia.
Cada vez que vuelvo a Buenos Aires me doy un salto a caminar por esas calles donde aprendí a andar en bici,a patinar,y a pasar las noches de verano con los amigos en las calles mientras los padres charlaban en las aceras.
Precioso.
Recuerdo años atrás haber regresado a la casa donde nací. Recordaba su color y extensión del patio, pero lo que más me causó curiosidad fue que al retornar al lugar el tamaño de la casa era menor y, después encontré que era obvio porque yo tenía la visión de una niña que miraba desde su corta altura.
ResponderEliminarMuy buenos los versos de Machado y la foto.
Abrazos
Cuantos recuerdos Ernasto van defilando por nuestra memoria cuando regresamos a los viejos barrios donde hemos crecido. Un abrazo.
ResponderEliminarmariarosa
Bella evocación de un mundo que ya solo está en nuestras mentes... Ahora son otros mundos los que viven...
ResponderEliminarUn abrazo
Memories are precious.
ResponderEliminarBellos recuerdos.
ResponderEliminarSiempre quedarán.
Un abrazo.
Un bello transitar por esos lugares que se conservaron en la memoria.
ResponderEliminarLo hice hace un tiempo, el lugar parecía una grieta en el tiempo y los veinte años de distancia allí no habían pasado, todo seguía lo mismo, solo las canas, los rostros ...
Un abrazo, Ernesto
Me he visto reflejada en tu narración Ernesto, cuando no hace demasiado visité con mis hijos "mi barrio" el lugar donde nací, solo que debí imaginarme como era entonces, yaque las nuevas construciones en bloques habçn cambiado el paisaje que yo recuerdo, ahora hay bloques de cemento altos y la casa donde nací no existe...
ResponderEliminarLos versos de Machado muy propios para acompañar el texto
Un abrazo
Lindo texto que
ResponderEliminarnós leva a
refletir sobre
nós e os nossos.
Já seguindo aqui
vou apreciar se visitar
o Espelhando.
Bjins
CatiahoAlc.
Recordar es volver a vivir y yo he vivido contigo tus recuerdos al leer tu emotivo texto.
ResponderEliminarAbrazos querido amigo.
ResponderEliminarHermoso lo que cuentas y la manera tan serenamente agradable como lo haces. Un foco de luz detenido en tus recuerdos, una maravillosa sensación de que todo, así, estaba bien...
Saber ver y saber resaltar lo que se ve...
Y el poema de Machado coronándolo. Mejor momento de lectura no nos podías dejar, gratísimo regalo amigo Ernesto. Y dices que no entiendes la poesía...
Un abrazo muy grande
Transitar siempre por el pasado típico de viejos que no puede abrazar la maravilla del hoy.
ResponderEliminarEl pasado duele ya no esta mas contigo aunque haya sido encantador
Dijo alguien muy sabio que somos más lo que recordamos y cómo lo recordamos que lo que hemos vivimos.
ResponderEliminarRecordar no es cosa de viejos, recordar significa que has vivido y que todavía conservas la memoria, que no es poco en un mundo donde un elevado tanto por cierto de la población la va a perder sin remedio.
El poema de Machado me hizo regresar a esa escuela de mi infancia en días lluviosos que a mí siempre me huele a gomar de borrar en mi recuerdo y a cristales entelados donde dibujaba nubes y pájaros en vuelo.
Un abrazo,