martes, 1 de noviembre de 2016

...un beso en la boca y una sonrisa.


Sentado en los bancos de madera a la orilla del río Pisuerga le gustaba tocar la flauta travesera en el silencio de la tarde y al son del ruiseñor. Llevaba tres semanas en Aguilar de Campoo y ya le conocían como el flautista del río. Y hasta se decía que las truchas frecuentaban más la zona desde su llegada.

Se bajó un día del autobús en aquel pueblo como podía haberse bajado en cualquier otro. Viajaba sin destino.

Un mes atrás cerró la empresa en la que trabajó durante 21 años. Decidió tomarse un tiempo antes de plantearse ningún proyecto. Una tarde de final de verano salía de Madrid. Mientras contemplaba el paisaje de campos de amapolas, espigas doradas y algunos pueblos en fiestas,  no pudo evitar que ciertos acontecimientos vividos se hiciesen presente…

Margari, la mujer que compartía sus noches de viernes a domingo, que es cuando él viajaba hasta la vecina ciudad donde ésta residía, se había ido. Se conocieron en la boda de una amiga común años atrás. Algo surgió entre ellos… Cierto que habían hablado, ella trató de explicarle lo que sucedía. Él lo aceptó todo. Su ex-marido le había planteado si habría alguna posibilidad de volver a vivir juntos. Ella le dijo que sí. Él trató de comprender que la vida es así, pero no pudo evitar que el corazón sintiese…

Al mes y medio de su llegada ya tocaba los domingos en la iglesia con el grupo de música. Solía comer o cenar algunos días con el cura. Ambos de una edad aproximada. No era raro verlos pasear juntos enfrascados en conversación o tomando un vino blanco en la plaza.

Juan, ¿quién es este hombre? ―le preguntó el dueño del obrador de panadería―.
¿Te refieres a Miguel?
Sí.
En lo que le conozco, una buena persona.
Es que como no le veo trabajar en nada...
Entiendo, ¿por qué lo preguntas?
Bueno, es que mi hija me ha planteado la posibilidad de que le contratemos para el obrador…
Sí. ―contestó el sacerdote sonriendo―, ya me he dado cuenta de las miradas de Manuela. Pero no sabría decirte si hay correspondencia… Además no me ha comentado nada de trabajo.
Eso es en parte lo que me preocupa… Últimamente no hace más que hablar de él.
Bueno, edad tiene ya para saber lo que quiere…
Sí, eso es cierto. No voy a negar que tanto su madre como yo ya empezábamos a preocuparnos por el paso del tiempo…
Puedo decirte que no es un vagabundo. Ha trabajado hasta hace poco, tiene piso en Madrid, una casa que le dejaron sus abuelos en Noia, y no creo que carezca de medios.

Seis meses después Manuela, embarazada, le despedía todas las mañanas con un beso en la boca y una sonrisa cuando éste, cargada la furgoneta de pan y pasteles, salía de reparto por los pueblos vecinos.

15 comentarios:

  1. Que historia tan dulce, querido, y que bonito es el amor cuando desemboca en triunfo, ganador de batallas.

    Besos, Ernesto.

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  2. Una hermosa historia de amor, un abrazo Ernesto!

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  3. De algún modo siempre llega el encuentro de dos para caminar juntos ...
    Y así comienza todo.

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  4. Bonita historia que huele a pan y bollos, a felicidad... tan simple y tan bella,
    yo ofrezco la tacita de café

    Un abrazo, amigo Ernesto :)

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  5. Estas historias a mí me encantan, y nos las plasmas de una manera única.
    Un beso, Ernesto.

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  6. Alguien que elige vivir su propia vida siempre desvela algo nuevo.

    Un abrazo Ernesto.

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  7. Qué armonia se percibe en el paisaje cuando le siento tocando la flauta a la orilla del rio....Y las truchas acudiendo a la llamada de la música.Muy bonito!!

    Y el amor acaba triunfando ,a pesar de los pesares en esta historia y en casi todas.De alguna manera ,no hace falta que sea aquí y ahora.
    Besucos

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  8. Que bella historia de amor Ernesto, es emocionante. No se si sera el destino o nuestras decisiones, pero la vida siempre nos de una nueva oportunidad de ser feliz.

    mariarosa

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  9. El destino hizo que se encontrasen y se quisiesen con estos besos de cada mañana.
    Un abrazo.

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  10. La belleza de la simpleza y ese amor inesperado, que nace así de la nada, como suele pasar.
    Me llevó el "viajaba sin destino" y el "trató de comprender que la vida es así, pero no pudo evitar que el corazón sintiese.".

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  11. Qué historia tan bonita, mi querido Ernesto, y pensar que podría ser real...
    Se me hace tan cercano sentarme a orillas del río Pisuerga, descifrar las calles del pueblo de Aguilar de Campoo y reconocer a un extraño que parece que lleva ahí toda la vida y a quien puedes ver esos encantos y ese atractivo hasta el punto de llenarte los huesos y el alma...

    Te mando un abrazo inmenso y te regalo una sonrisa y un beso en la mejilla con la naturalidad de una amistad tan natural y sincera como tu alma.

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  12. Es una romántica y dulce historia. Muy linda.
    Un abrazo

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  13. Hola Ernesto, al fin puedo entrar a tu blog.
    Un gusto leer esta bonita historia que tiene un placentero final. A veces donde menos esperas encuentras tu destino. Felicitación.
    La música me encantó.
    Saludos cordiales.



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  14. Una hestoria feliz y sobre todo sincera. Siempre tú.

    Besos.

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