No sé muy bien cómo empezar… Y ni tan siquiera si debo hacerlo! ¡El tema es delicado! Y, posiblemente, no sea del agrado de muchos… Creo que algunos considerarán que es mejor meter la cabeza bajo tierra que enfrentar la realidad.
En fin, vamos allá y que sea lo que Dios quiera.
─¡Cuente cuente!…
─ Hace ya muchos años, pero muchos, que leí que en alguna ocasión que se había abierto, por la razón que fuese, un ataúd enterrado muchos años atrás, muy antiguo. De cuando los certificados médicos “certificaban” que la persona había fallecido… Se habían encontrado con la tapa de la caja arañada por su parte interior!
─ ¡¡Qué horror!!
─ ¡Para horror el que se vivió ahí cuando la persona enterrada “volvió” a la vida tras su estado de catalepsia.
El miedo a ser enterrado vivo es una de las fobias del ser humano y protagoniza algunas leyendas populares en las que la catalepsia podría ser la causa. A pesar de ser excepcional la muerte aparente existe.
“La persona que está sufriendo una catalepsia nunca tendrá fenómenos cadavéricos como la palidez, la rigidez o el enfriamiento que solo aparecen con la muerte”, unos síntomas que también sirven para certificar una defunción.
¡¡¡No es cierto!!!
Los fenómenos.
La muerte aparente es un término médico-legal que ya en el siglo XIX dio origen, en algunos países, a establecer el periodo de 24 horas para mantener al “fallecido” en condiciones compatibles con la vida antes de enterrarlo o incinerarlo.
Por su parte, la muerte cierta, otro término médico-legal, es aquella en la que el cese de las funciones vitales es definitivo. Y para confirmarlo se utilizan tres parámetros: el cese del corazón, el cese de la respiración y el cese de la actividad neurológica que se confirman con pruebas como el electrocardiograma o electroencefalograma.
“Puede que con un fonendoscopio no detectes los latidos del corazón o que haya una depresión respiratoria, por ejemplo, a causa de determinados fármacos o puede que tenga una epilepsia que le genere una situación de catalepsia…pero cualquier médico sabe identificar los fenómenos cadavéricos cuando aparecen”, apunta el especialista en Medicina Forense.
¡¡¡Ya os digo yo que no!!!
EFE/MOHAMMED BADRA
Estos fenómenos cadavéricos comienzan a manifestarse al poco tiempo de la muerte. La palidez, el enfriamiento del cuerpo, rigidez, amoratamiento de algunas zonas o deshidratación, como ocurre en la córnea, son síntomas inequívocos de fallecimiento.
“Para un médico es muy importante reconocer los síntomas cadavéricos”, explica Andrés Santiago quien precisa que en catalepsia no se dan estos fenómenos aunque puede producir lividez, ya que el sistema circulatorio trabaja al mínimo, “pero no existe un enfriamiento natural del cuerpo”.
La pérdida de calor se produce de forma progresiva en el “fallecido”, un grado cada hora, por lo que el enfriamiento es fácilmente detectable, al igual que la palidez o la córnea deshidratada.
“En el momento en el que aparecen los fenómenos cadavéricos, ¿está claro que la muerte se ha producido”?, aunque también se suele confirmar el deceso con electrocardiogramas o electroencefalogramas que indican el cese de la actividad vital.
Comentaba hace años esto de la posible catalepsia con mi amigo Jasé Antonio, médico, y le decía que qué bien que a día de hoy, a diferencia de antes, de cuando se certificaba como se certificaba, la visita del médico en el domicilio del fallecido, y las consiguientes comprobaciones actuales, más científicas, le decía, garantizaban que hechos como el descrito, no se produjesen.
─ ¡No creas, me dijo sonriendo, que los medios y conocimientos actuales del médico hoy garantizarían esa fiabilidad en la visita domiciliaria!
¡¡Noté como el vello de mis brazos se erizaba!!
¿He de señalar las sorpresas que podrían producirse si se abriesen más ataúdes antiguos?
¡¡No seré yo quien descanse baja lápida de mármol!!
¡La incineración es la garantía plena de que jamás “despertarás” bajo tierra!
Vaya tema que has traido hoy....
ResponderEliminarEs verdad que siempre me ha llamado la atención esta situación.No soy médico, pero creo que con los controles actuales, se puede confirmar con certeza la muerte. Eso creo, y espero.
mariarosa
Desde luego, en casos así la incineración acaba con lo que quedara de vida... aunque de pensarlo se me ponen a mi también los vellos de punta.
ResponderEliminarBesos.
Mariarosa.
ResponderEliminarTen en cuenta que la "comprobación de sí esos controles actuales son efectivos", los "vivirá" la persona bajo tierra...
Bastaría un solo error médico para "vivir" un calvario.
¿Quién se arriesga?
Uffff, miedito me da...
ResponderEliminarComparto tu decisión, hace tiempo que la tengo ya tomada, ni de mármol, ni de tierra.
Fuerte abrazo Ernesto
Este tema que trae hoy bastante fuerte por cierto me recuerda lo que pensaba de niña...era el único "miedo" que durante algún tiempo no me dejaría dormir..y la única vez en la vida que tuve esos temores...pero si uno lo piensa , realmente es de temer...
ResponderEliminarDe todas maneras mucha gente vive "sepultada en vida"...sin que se le hayan hecho ninguno de esos controles ...que tema!!! Mis saludos y siempre es un placer estar por aquí!
Los casos de "ataúd arañado" siempre los tomé como leyenda, pero sí leí sobre gente que mientras se velaba despertó, de ahí la consigna de esperar 24 hs. como mínimo. Hay culturas que hacen más espera hasta el entierro o incineración, en fin, para las "de terror" el tema da, un abrazo Ernesto, por ahora vivita y respirando!
ResponderEliminarMadre mía, qué inspiración la de hoy!
ResponderEliminarYo quiero que me incineren,así si no estoy muerta,bueh me moriré más rápido al menos!
Abrazos
Es un gran tema el que nos traes hoy Ernesto. Yo también pensaría en la incineración para asegurarme de estar bien muerta jejeje Leí que en China el ataúd dispone de un timbre que conecta con el exterior en caso de que el muerto despierte por sufrir catalepsia. Hay de todo en la viña del Señor. Un abrazo afectuoso para ti.
ResponderEliminarVaya temita, para irte a la cama....
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ResponderEliminarTambién prefiero la incineración.
En todo caso, como espero que tomen de mí todo órgano que pueda servir a alguien (si es que hubiere alguno para entonces), tampoco correría el riesgo de despertar bajo tierra.
Un abrazo
Un tema interesante, recuerdo que cuando era niña contaban de casos así y me daba mucho miedo, ahora ya no porque esta la solución de la incineración que es mejor que despertar bajo tierra..... saludos amigo Ernesto.
ResponderEliminarPerdona amigo, pero no estoy en edad de leer según que escritos.
ResponderEliminarTras leer unas líneas, abandono.
Seguro que tendrás mi comentario en tu próxima entrada, siempre que sea menos luctuosa y tétrica que la de hoy.
Admito hasta que hables de algo que ahora no se habla lo suficiente, como por ejemplo de Messi.
Un sincero abrazo, amigo.
¡Hola querido Ernesto! Uf, una entrada aterradora. Lo cierto es que es un terror de los peores. Se han escuchado muchas historias y lo cierto es que da pánico pensarlo. Creo que lo mejor es incinerar. Sí.
ResponderEliminarBesos amigo mío :)
¡La incineración es la garantía plena de que jamás “despertarás” bajo tierra!
ResponderEliminarjajajaja
no sé yo, quemarse no debe ser muy agradable que digamos...
Besos.
Yo lo tengo claro, incineración.
ResponderEliminarUn abrazo
ResponderEliminarSi mi amigo puede suceder, uno nunca
sabe por eso como ya tu mismo lo dices
lo mas seguro es la incineración, ahí
se termina todo eso.
Besitos dulces
Siby
Laura.
ResponderEliminarPiensa que hasta que se enciendan los fuegos, siempre tienes la opción de dar un grito... jajjajajjajaja... O aporrear la tapa!
Bromas aparte, lo que he pretendido poner de relieve, ¡¡y evitarlo definitivamente!!, es esa aterradora experiencia de "despertar" en una caja y bajo tierra.
No hay que olvidar que las evidencias de tapas arañadas, lo han sido solo en los casos en los que se han abierto los ataúdes.
¿Y en los que no? ¿Cuántos?
No cabría negar la "certeza", la tranquilidad, que da el saber a priori, desde hoy ya, que con la incineración "eso" no sucederá jamás!!
Abrazos guapa. ¿Ya de vuelta?
Nos lo pones muy difícil, si nos entierran aun vivos tiene que ser duro el despertar, si nos incineran podemos sentir como el fuego nos achicharra.
ResponderEliminarLo mejor será donar el cuerpo a la ciencia.
Un abrazo.
Pues sí, hablar de este tema es muy fuerte y duro y sin embargo es lo más certero. Es una cosa que siempre he pensado en ello, porque se han dado muchos casos de despertar bajo tierra.
ResponderEliminarHace algunos años dieron una noticia de un señor que había muerto, creo que en Sevilla, a los noventa años por segunda vez... la primera vez tenía nueve o diez, no recuerdo bien. Lo dejaron en el cementerio hasta que hiciera las 24 horas de su fallecimiento para enterrarlo, cosa que sería a la mañana siguiente. Pues cuando la familia desayunaban antes de ir al cementerio se presentó el niño en su casa. ¡Menuda sorpresa!
Confiemos en la ciencia de hoy y no pensemos en ello.
que tengas un feliz fin de semana.
Jajajaja, me has recordado que cuando se murió mi abuelo (con 98 años) lo incineramos. Una de mis hermanas dijo que ella no quería pasar por ahí, porque debía quemar mucho.
ResponderEliminar- Pero sólo un momento- le contestamos algunos.
A mí que me incineren.
Un abrazo Ernesto
Hola, vaya tema nos traes..despertar bajo tierra es duro pero que te "asen".. Ya no se sabe lo que es mejor.
ResponderEliminarDe esta entrada paso,con tu permiso o sin él.Espero que no me lo tomes a mal.
ResponderEliminar¿Miedo? No exactamente. Pero desde que me contaron allá por los 15 años -ya ha llovido- que a Fray Luis de León lo enterraron de esa guisa,nunca se me ha ido del todo la imagen de la cabeza.Por cierto,me contaron más,y de ser verdad ya es para flipar con este país nuestro.Me dijeron que no lo canonizaron precisamente por eso,por arañar la caja intentando salir de la tumba. Las autoridades eclesiásticas pertinentes lo consideraron un acto de "soberbia".¡Cágate lorito!
Bueno,como verás, al final he sido incapaz de pasar del tema...:)
Yo conocí a una persona que daban por muerta y estaba viva. Afortunadamente se dieron cuenta antes de que llegara la funeraria. Pero la muerte no viene, por lo general, de repente. La persona se va poco a poco hasta que ya ves que no está. Un proceso que llegas a identificarlo horas, incluso en alguna ocasión, días antes.
ResponderEliminarSAludos.