Pido un Rueda (vino blanco frío) en la barra de la cafetería habitual en los últimos 2 o 3 años… Suelo preferir la calle al interior para tomarlo. Cogí la copa y salí afuera. Había dos mesas altas con taburetes en el borde de la acera. No había nadie sentado. Tampoco yo lo hice. Dejé la copa en una de ellas y acercándome a la cristalera miré hacia el interior observando la tv al fondo.
Al rato me vuelvo para dar un sorbo al vino y… ¿dónde carajo está mi copa? Observo que las vacías de la otra mesa también han desaparecido.
Entro en la cafetería y veo que el dueño con los dedos metidos en varias copas, una la mía por estar casi llena, las eleva del mostrador en dirección a la fregadera…
¡Mi copa mi copa! Exclamo sonriendo…
Vuelven las copas al mostrador, vía dedos, y, apartando la más llena, la empuja con el dedo en la base hacia mí… diciendo: “tal vez es ésta...”
Mientras el que las recogió en las mesas de fuera, también con los dedos dentro, un cliente bien intencionado, se disculpaba por haberla cogido…
Ante el impresentable gesto del dueño, simple camarero de tercera a pesar de llevar toda la vida en hostelería, merecía dos opciones. Opté por la única que no me ponía a su altura, y definitiva! ¡Jamás he vuelto a poner un pie ahí!
Di media vuelta y salí del establecimiento. Y comenté los hechos con unos conocidos que ya estaban sentados en las mesas de fuera. Desde el interior se observaba toda la escena…
A los pocos minutos sale un amigo mío, y cliente habitual como yo del establecimiento… Con dos copas de vino en las manos. Una para mí y la otra para la otra persona con la que hablaba. “Deduzco” que el dueño ha reconocido su falta de profesionalidad e impresentable actuación, y, en principio, acepto el hecho… ¡Cuestión de segundos!
─Luis, ¿quién ha pagado esto?…
─¡He sido yo!
Este buen amigo, tratando de quitar hierro al asunto, le preguntó al impresentable: ¿qué toma Ernesto? Y el impresentable debió responderle. A lo que Luis le pidió que pusiese una copa para mí y otra para su amigo. ¡¡Y se las cobró!!
¡Impresentable por partida triple!
─Bien, ya hemos conocido la cara de este asunto, o más bien al “cara” en cuestión. ¿Pero dígame, y la cruz a la que se refiere?
─Bueno, la “cruz” es la que siente cada vez que se cruza conmigo en la calle… Y revive una y otra vez, lo que no olvidará en su vida, su impresentable actuación y falta de profesionalidad.
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He calculado que ha dejado de ingresar en caja por mi ausencia unos 1.352€ anuales. (Que multiplicados por 10 años, suman 13.520€). Si a esto le añadimos que por las restricciones de la pandemia, cambios de costumbres en la gente, etc., ha visto reducida su clientela a un tercio... Más que "cruz", le parecerá un calvario!
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No hay comentario cuando falta la profesionalidad.
ResponderEliminarDe más de un sitio me he ido yo para nunca más volver por esa única razón.
Un abrazo Ernesto.
Ernesto, esto fue un sueño o sucedió en la realidad? Porque me confundió el hecho de que en principio habían desparecido también las mesas y luego saliste y comentaste con los parroquianos sentados afuera, pero es probable que se me haya escapado algún detalle, un bochorno de todos modos, un abrazo!
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ResponderEliminarEn mi país decimos: "Le hago la cruz."
Y no pisamos más su negocio. No me gusta discutir, sólo que ante la menor ofensa, me voy y no entró más.
Un abrazo.
¡Hola Ernesto! Pues oye, no es por nada, pero con razón no has vuelto. Qué barbaridad, que poca profesionalidad, y encima, además de perder un cliente... esas cuentas que has hecho, woilaaaa, pues si, llorará y todo cuando se cruce contigo como también haya hecho cuentas,ja ja. Besos amigo mio :D
ResponderEliminarmadre mía...
ResponderEliminarqué ejemplar!
Una y no más!
Abrazo!
Bien puesta la "cruz"
ResponderEliminarUn abrazo, y una copa que yo te invito.
La profesionalidad brilla por su ausencia, en todos sitios y en este caso con la pandemia es terrible.
ResponderEliminarLugares que viven de que hay gente que le importa poco el trato recibido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como para no volver nunca más.
ResponderEliminarChapuzas y malos profesionales.
Un abrazo.
¡¡¡Que lastima de profesión!! Por culpa de indocumentados y vividores que creen que el dinero que entra en la caja, es todo para gastar y no piensan en la belleza y hospitalidad de la hostelería.
ResponderEliminar¡¡¡Lo que aprendí detrás de una barra en mi vida !!!
Un abrazo.
Hola Ernesto, te diré que fui empresaria, a mis trabajadores siempre solía decirles que al cliente siempre había que tratarlos como nos gustaría que nos trataran a nosotros, ese era mi lema. Por todo ello no entiendo como puede ocurrir cosas así... Sin palabras me he quedado al leerte, menudo profesional, con la que nos está cayendo!!
ResponderEliminarUn abrazo, cuídate.
En primer momento me rio!!!Después cuando nos ponemos a analizar realmente la situación deja mucho que desear en relación al lugar y a la gente que trabaja allí.
ResponderEliminarEn Argentina se utiliza la expresión "Le hago la cruz" y la utilizamos en estos casos y otros tantos.Por aqui sucede (muchas veces) que cuando ingresamos a un lugar a comprar algo, por ejemplo ropa, accesorios abundan los dueños y empleados que atienden despectivamente como si el cliente fuese a molestar. Me gusta destacar verbalmente la buena atencion cuando voy a un lugar de cualquier rubro y la persona a cargo "sabe lo que hace", cuida su negocio y dispone un trato cordial , amable..
Lo de cobrar las bebidas después del error me resulta patético.
Un abrazo grande Ernesto..habrá que buscar nuevos lugares donde tomarse el vino y disfrutar..Bonita tarde!!!
Hola hola Liz... (Eli)
ResponderEliminarHabrá que tomar otra cosa que no sea vino, pues lo he dejado desde el 1 de Marzo. ¿Hace un té verde, o de cualquier color?
¡Pon día, lugar y hora!... (Y el camarero adecuado).
Abrazos.
Yo no tengo tan claro que paguemos lo que no hacemos bien y lo digo porque veo a gente que me consta ha perjudicado de forma consciente a gente que conozco, por no decir a mí misma a veces, y no es que no les vaya bien, es que a muchos les va mejor que a sus víctimas. Distinto que vaya recopilando y tenga que volver a aprender.
ResponderEliminarSAludos.
Yo hubiera hecho exactamente lo mismo,no son modos y menos con la que tienen encima. Y otra cosa,leo más arriba que has dejado el vino desde el 1 de marzo.Hazme caso,reconsidéralo. Ni el vino ni tú os merecéis estar separados (te lo dice uno al que le gusta más una copita de buen vino que a un niño el chupete)
ResponderEliminarAbrazo
Hola Joaquín.
ResponderEliminarEn lo de los vinos íbamos parejos amigo... Pero éste, motu proprio, se pasa a la fase de limpieza interior... O ausencia de elementos "no necesarios".
Abrazos.
PD: Aclaro a navegantes, al "proprio", no le sobra la segunda (r)