Los vencejos. Bruno Liljefors. 1886. |
“Día a día, a medida que avanzo hacia la incierta meta, voy notando –y hasta ahora a nadie se lo he confesado- cómo en el cielo resplandece una luz insólita como nunca se me ha aparecido ni siquiera en sueños.”
Dino Buzzati – Los siete mensajeros
Sin nada especial que decir hoy, y poco más en el pensamiento, por lo menos a estas horas tempranas, leo en el blog de Ildefonso Robledo – Photo, una frase en la que me recreo unos instantes. Frase que a su vez me recuerda al “pequeño” pastor, Abenamar, así lo llama su mujer Izcai, en el libro “El pastor y las estrellas”. Abenamar deja su hogar un día y va en pos de una estrella que brilla especialmente en el firmamento. ¡Su estrella!
Ambas reseñas señalan lo mismo. Una luz insólita, una estrella que brilla especial.
¿Tenemos, tenéis, los que ahora leemos estas citas una luz que resplandezca insólita o una estrella particular marcando camino en nuestras vidas?
El vuelo rasante de los vencejos que anidan debajo de las tejas en la casa de enfrente al pasar raudos por delante de mi ventana, me distraen brevemente… Y ello, creo, minimiza en parte el impacto que la frase de Dino Buzzati creó en un principio.
Saboreo el primer té de la mañana y… sin saber muy bien por qué es mi nieta Ziara, con sus once años de vida, quien ocupa brevemente mi pensamiento… Nada relevante a tener en cuenta. Simplemente ha pasado por él...
Hola Ernesto.
ResponderEliminarPues he de contestarte honestamente, que yo no he visto ninguna luz ni estrella que brille especialmente, será que soy demasiado terrenal. Una lástima porque no me importaría verla y comprobar si sentiría algo especial :))).
Una buena distracción por tu ventana.
Que tengas un buen día y disfruta el té mientras ves los pajaritos...
Un abrazo Ernesto.
A cuento de una vecina que molesta porque está sola y no tiene nada qué hacer, hice esta introspección, "hay que prepararse para la vejez". Mi estrella es mi familia y amigos, pero también una propia que me ayuda a tener intereses diarios para vivir en lo posible con alegría, un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarMe pasa como a ti, Ernesto, a la que me paro a observar buscando flirteos en el mundo de los pensamientos, descubro que nada mejor que imaginar. Me imagino a mis cinco nietos queriendo arrebatarme casi todo lo que llevo encima buscando algún regalo oculto, quieren que les arregle algún dispositivo-e, o simplemente darme un gran abrazo, (al avi le gustan mucho los abrazos - les dice su Madre. Veo luces y estrellas que no puedo tocar, pero puedo sentir; escucho a ese bendito pájaro que nunca vi y me muero de ganas por saber cuál será ese nuevo que, irremediablemente, vendrá a por mí, pero con un solo inconveniente: ¡Sin prisas!
ResponderEliminarPor no extenderme, este es tu espacio, te diré que me quedo con esa frase: "Una luz insólita, una estrella que brilla especial." ... la veo, la siento, quizás cerca, quizás lejos, luz que se apaga cuando abro los ojos. ¡Qué pena!
Un abrazo, amigo, cuídate mucho, todo lo que puedas, pero no cambies nunca.
Errata: "Ese nuevo mundo..."
ResponderEliminarIt reminds me of the story of a man who went into life to seek happiness. He searched for a lifetime, under every grain of sand, grass, stones, etc. He found her and she didn't know. He came back when someone told him where he found her without knowing it, but he didn't find anything in that place. Happiness was gone ... though he once held it in his hand without knowing it.
ResponderEliminarQuizás la luz que nos guía sea la que emiten aquellos que nos precedieron... Aquellos que nunca morirán mientras sigamos recordándolos...
ResponderEliminarTe deseo una semana feliz
No tengo ninguna estralla fulgurante que me guie, pero si estrellitas menores que me hacen muy feliz.
ResponderEliminarAbrazos.
Hace tiempo leí ese libro, que después regalé.
ResponderEliminarPodemos influir en lo que nos pase, incluso facilitar que nos pasen cosas buenas, por decirlo de alguna manera, porque lo "bueno" y lo "malo" no es tal.
Y sobre la frase que da pie a tu entrada...puedo decir, que cuando se lleva el control de la propia vida ya no necesitas confesar cosas.
Un abrazo fuerte Ernesto y buen día.
Tu nieta brilla con una estrella, todos intentamos tener estrellas, a veces aparecen y otras se van.
ResponderEliminarUn abrazo.
Disfruta de la felicidad de esos momentos.
ResponderEliminarUn abrazo.
ResponderEliminarEs una alegría compartir y disfrutar de estos momentos tuyos, Ernesto. Es como si te viéramos a través del cinematógrafo en una pantalla, amigo. La vida pasa y lo hace con complacencia y dulzor por tu vida (sé que hay de todo) dejando una sonrisa, un momento de paz, una mirada interior que va más allá de la acallada alma para centrarla en la de esa nieta... Y mientras tanto, "El vuelo rasante de los vencejos..." Maravilloso.
Gracias por darle riqueza poética a los momentos y compartirlos con nosotros, algunos urbanitas perdidos entre cementos sin vencejos que ver volar.
Un abrazo.
De pequeña Ernesto solía mirar mucho las estrellas, al contemplarlas dejaba que nacieran dentro de mí utopías y sueños, ahora que el tiempo se acorta las veo y pienso...¿desde donde las miraré despues?
ResponderEliminarMe ha gustado mucho leerte
Un abrazo
ResponderEliminarComo ya te lo comenté, te traigo sensaciones en torno a tu comentario en mi blog, aunque creo que te llegan directas. Por si a caso.
Ese petirrojo que canturrea, esas leves sensaciones tan agradables cuando todo al rededor está bien y se asume con cierta beatitud ...
Escuchas y simplemente oyes. Ese logro, tan especial donde todo en un momento dado reconforta y te hace entrar en una especie de vacío, es maravilloso, amigo. No es fácil de encontrar, créeme, porque es rozar el éxtasis existencial. A pocos se les es concedido; dicen que a los místicos. Pues algo de ello hay en esa actitud tuya que me maravilla. No, no hace falta pensar mucho, ni comerse el coco, ni destrozarse la mente para comprender nada, porque lo tienes todo.
Solo ver, oír...
Inmenso abrazo. Tu aportación siempre es un regalo.
Tela muito bonita.
ResponderEliminar.
Feliz fim de semana.
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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Mi familia es mi sol (mi estrella especial), fuente permanente de luz, motor y motivo para trazar mi camino, brindar mis mejores esfuerzos y cosechar mis mayores alegrías, pero además de ellos, con el tiempo aprendí a reconocer y disfrutar del brillo individual de algunas otras personas, que, con su inteligencia, capacidad, talento, actuar, pensar, escribir y decir, se convirtieron en foco de admiración y de grata recordación, pues lograron iluminar muchos de mis días sin siquiera proponérselo.
ResponderEliminarEn el cielo (y en la blogosfera también) hay millones de estrellas, solo hace falta levantar la mirada para reconocerlas. Y aunque unas brillen más que otras, todas son estrellas, aunque (ellas mismas) no siempre lo sepan.
Saludos amigo Ernesto (hoy con tu tema, has brillado de una manera especial)
Que bonitos pensamientos Ernesto. A veces , cuando creemos que no decimos nada especial es cuando en realidad mas conmovemos.
ResponderEliminarUfffff si hay estrellas..tantas.. De algunha manera creo que nuestros padres en el cielo y todos nestros ancestros, los amigos que marcharon antes y con los que hablamos a diario, porque la ausencia es solo fisica, y nuestra familia de aqui, terrenal..hijos, esposos, familia.. amigos...
Todos somos la estrella de alguien y nuestra luz llega a otros corazones.
Desde aqui mismo.. aunque no tomemos dimension de ello, nuestras palabras pueden llevar felicidad , serenidad, compañia a otras personas..y ya eso es brillar y ayudar a que otros brillen.. Miles de besos y gran dia... Veo que me perdi otra entrada...allá voy.. jjajaj
Hola Ernesto. Espero que estés muy bien. Te comento que me encantan los momentos de introspección, son como una suave y lenta meditación en colores, en que nos conectamos, consciente o inconscientes, con nuestra alma. Y surgen preguntas sin necesidad de respuestas y aquellos rostros que denotan el más puro amor que habita en nuestro corazón. Nos sumergimos en el misterio de la vida con gozo y confianza. Ojalá siempre fuese así, y nunca tuviésemos miedo a nada. ¡Y que siempre brille una estrella en el cielo y en cada una de nuestras pupilas!
ResponderEliminarEspero tengas un amoroso domingo, seguido de una excelente semana. Un bello abrazo, Paty
Gracias amigo, por la corrección en mi última poesía, no había leído tu mensaje hasta después de mi comentario. A veces me sucede con palabras que poco acostumbro a usar, sumado al temperamental corrector que no salta en rojo por algún error, pero por suerte tenemos amigos/as que nos apoyan. Un tremendo abrazo. Cuídate mucho.
ResponderEliminarLas estrellas están allá con su centelleo y nosotros aquí, disfrutando de los adverbios y del porvenir misterioso, mientras pasan los vencejos en su vuelo rasante... A mí esta entrada tuya me sugiere esa pequeña libertad que todos llevamos dentro para imaginar la vida de las palabras. Para imaginarnos y vernos sin lejanías. Y caer dulcemente en sobre la hierba como un "principito" que busca su estrella...
ResponderEliminar"Il n`y eut rien quùn éclair jaune prés de sa cheville. Il demeura un instant immobile. Il tomba doucement comme tombe un arbre. Ça ne fit méme pas de bruit, à cause du sable".
Abrazos y gracias por comentar tan bonito en mi (tu, nuestro, vuestro y de todos) blog.
En este momento de mi vida, a veces cuando miro al cielo también puedo decir "resplandece una luz insólita como nunca se me ha aparecido ni siquiera en sueños" y es que llevo una vida tranquila. Y es que en alguna ocasión al mirar hacia las nubes, me parece que son las mismas nubes de mi infancia, con formas curiosas y todo, que me devuelven a esa época. En momentos así, realmente hay una luz especial.
ResponderEliminar¡Qué belleza las golondrinas, son tan alegres, tan vivas, me encantan!!