lunes, 25 de marzo de 2024

¿Miedo?...

 


Un amigo, al que todos conocemos en este mundo de los blogs, Enrique T. F., responde a un comentario que otro le ha dejado en su entrada:

Estoy feliz, querido amigo, me cuesta hacer chistes y también me preocupa que no me de miedo tener miedo.

Reflexión, la de este buen amigo Enrique, que me ha dejado pensando por su franqueza y profundidad.

¡No tener miedo a tener miedo!

Cierto que la conversación entre ambas personas se da en un contexto de salud. Y, y en esto estamos muchos a día de hoy, en el tramo de vida llamado “tercera edad”.

Esa “tercera edad” implica varias posibles situaciones que, evidentemente, no se dan a los 20, 30 o 40 años… De dichas situaciones, varias y variadas, cada quien se hará la idea correspondiente.

¡No soy de hipótesis (Suposición de algo posible o imposible para sacar de ello una consecuencia), sino de hechos concretos!

¿No ha sucedido, no sucede? ¡¡No tiene por qué suceder!!

¿Hay algún tipo de temor hoy en mí? ¡En absoluto! Y cómo no estoy en el mundo de las hipótesis, éstas no me afectan!

Cierto que un conjunto de circunstancias personales que me atañen, permite esta afirmación.

Por lo demás, soy más que consciente que cada amanecer trae su propio proceder.

La vida es un cursillo de “despertar”. Y como tal curso de aprendizaje, tiene sus etapas, circunstancias personales, logros, fracasos, mejor dicho, ¡no hay fracaso! Son lecciones a superar, trascender, que requieren un nuevo enfoque… Tantas veces como sea necesario.

Y si te vas de aquí sin haber alcanzado la nota prevista, para esa ola de vida, la que de alguna manera tú habías dispuesto antes, ¡volverás!

¿Y esto de llegada, ida y vuelta, tiene fin algún día?

Por supuesto. ¡Cuando la gota que usted cree que es, individual, desaparezca, habrá despertado a la Realidad Absoluta del Océano Único que siempre es!

14 comentarios:

Dyhego dijo...

Ernesto:
un poquito de miedo siempre es necesario, creo.
Salu2.

maría cristina dijo...

Como soy miedosa...shhh Un abrazo Ernesto!

mariarosa dijo...


Estimado amigo, nunca tuve miedo, en otros tiempos bajaba las escaleras corriendo. Hace unos meses bajando con tranquilidad por una, me caí. Mi pierna derecha subrio varias roturas, operación, cama, silla de ruedas y andador. Recien hoy después de cinco meses, puedo caminar normalmente.
Y ahora tengo miedo de caminar por calles rotas. De bajar una escalera, de caminar con apuro. Al miedo no lo buscamos llega solo.
Un abrazo.

Kaya dijo...

I am afraid of many things but I have never let my fear stop me from doing a single thing I wanted to do. It's not easy but I learned to talk to my fear like this: I am going to take you on this journey, you will be with me, but keep your mouth shut. Does this help? Honestly, not always, but there times when my fear is silent and I am grateful for that.
A hug.

Enrique TF dijo...

Ay, querido amigo, eres un gran pensador, amable, pragmático y realista. He aprendido y sigo aprendiendo, mucho contigo.
Un fuerte abrazo

AMALIA dijo...

A veces, es inevitable tener un poquito de miedo.
Por mucho que se intente superarlo.
Un abrazo.
Feliz semana.

Juan Carlos dijo...

El miedo es esa “campanilla de alarma” que llevamos dentro y nos pone atentos a un peligro (real o imaginario) y cuando nuestros sentimientos, creencias, razones o querencias son más grandes que nuestros miedos, surge entonces la valentía y enfrentamos a nuestros temores, aunque nos cueste la vida, por tanto, valiente, no es aquel que no tiene miedo. Es aquel que se sobrepone a ese temor y lo enfrenta.
El “miedoso” tiene esa “campanilla” malograda, resonando por cualquier motivo y sin razón aparente, dejándolo paralizado en manos de sus temores.
De otro lado, cuando se pierde el miedo al miedo (así como así) puede tener dos razones posibles. El sentirse pleno y satisfecho de lo hasta aquí conseguido, por tanto, la muerte puede quitarnos la vida, pero no lo vivido… Y la otra razón es, perder miedo al miedo, porque sentimos que ya no tenemos nada que perder y la vida ya carece de ese valor que otrora tenía, por tanto, todo nos da lo mismo, incluso morir o seguir viviendo.
Ernesto, eres un “faro” que en cada publicación dejas una luz, un motivo, una razón, una invitación al pensamiento a la reflexión. Y por consecuencia terminamos siendo mejores de lo que éramos cuando llegamos hasta tu blog.
¡Gracias amigo!

Ildefonso Robledo dijo...

Hay muchos motivos para tener miedo, se diga lo que se diga: la enfermedad, la soledad, el dolor...

Digan lo que digan, hay motivos...

Un abrazo, amigo

Paty Carvajal dijo...

Es una suerte, una bendición -o un largo trabajo mental y espiritual- no tener miedo, pero es difícil creer en un “no miedo” absoluto, salvo algunas excepciones que no faltan. Creo que lo positivo es sentir es un temor inteligente, ese que nos hace ver señales de peligro, tomar precauciones y cuidar nuestra salud. Ahora bien, quien entra a un estado de miedo paralizante, pone en primer lugar al miedo mismo como el mayor problema y no lo que pudiese potencialmente pasar. No hay que olvidar que, como seres humanos, fuimos creados con un fuerte instinto de supervivencia, lo lógico es sentir temor en situaciones especiales, y ante esto, creo que nadie se salva, la única diferencia es la forma en que reaccionamos. Si por algún motivo, la vida me pone en medio de una selva, creo que lo lógico es que sienta mucho miedo, y a la vez, me parece que veré la forma de salir de ahí.
Más que NO TENER MIEDO A TENER MIEDO creo que hay que TENER MIEDO DE NO TENER MIEDO.
Esto lo digo, como resultado de lo anteriormente dicho, es decir, creo que hay que sentir una dosis de miedo inteligente y así disfrutar al máximo y lo que más podamos la vida que nos queda, lo cual no evitará que algo repentino nos sustraiga y lleve a otra dimensión, a la cual, no hay que temerle.

Bueno amigo, es un tremendo tema, con muchas aristas, no me alargo más, un gusto leer lo expuesto y ofrecer mi manera de pensar, al menos la que he construido hasta hoy, quien sabe...

Un fuerte abrazo y una feliz Semana Santa, cargada de fe y esperanza.

Paty

lunaroja dijo...

Yo sí tengo miedo, por ejemplo a volar en avión.
Atávicamente el miedo tiene función de protección, lo que sucede es que en la vida actual estamos (o están) en modo alerta todo el tiempo, eso dispara la ansiedad,el miedo y el cortisol. Cuando en realidad no hay peligro pero la situación pareciera serlo a un nivel muy primitivo.
Un abrazo

Soñadora dijo...

Creo que el miedo muchas veces aparece de improviso, ante una situación nueva o desconocida y es como una alarma que nos advierte estar atentos a algo. Ya luego de esta primera sensación podemos ver si le damos cabida o no.
Distinto es vivir con miedo constante ante posibles escenarios, que ni siquiera han sucedido. Esto limita mucho nuestra vida.
Un abrazo!

Juan L. Trujillo dijo...

Se me pasó tu entrada y hoy, al repasar, compruebo que falta mi comentario. Ya dudo si lo leí y dejé sin comentar, o me dio miedo la enjundia del tema a tratar.
Temer algunas cosas, no solo es conveniente, es muy necesario, para evitar males mayores.
Perdón por el retraso y un abrazo.

Maripaz dijo...

Con el paso de los años, uno se vuelve más cauteloso, se va perdiendo seguridad a nivel físico, incluso emocional. Depende mucho también del carácter de cada individuo. Genio y figura hasta la sepultura, reza el refrán.
Cada uno conserva sus miedos interiores, no cabe duda.
Yo procuro no dejarme llevar de ellos y vivir intensamente.
Ernesto, siempre me haces pensar con tus magníficos textos.
Gracias.

Vivir y dejar Vivir...Liz dijo...

Ernesto, a veces hay un poquito de miedo, en mi pais hay mucha violencia, te matan por un celular, trato de enfrentar esos miedos pero a veces la realidad lo supera.
Abrazos y besos
FELICES PASCUAS!!!