Un amigo mío, nuestro, publica un texto en el que introduce, respecto a él, la palabra "viejo".
Le respondo que teniendo un año mayor que él...
─ "Viejo en mi vida no hay nada! Ni lavadora, ni frigorífico, ni zapatos, ¡nada! jajajaajajja...
Así
que imagínate lo que yo mismo soy! Uno que nació en el 48! Y por
ello, algo "mayor" si me comparo, por ejemplo, con mi
nieta, 21 años.
¡La
única diferencia!"
Y aquí llega su matiz.
─ "Pues pareces más joven, Ernesto, yo nací en julio del 49. Ah, lo de viejo ya lo estoy cambiando, últimamente, por "cierta edad"."
Soy de la opinión, ¡certeza!, de que aún en palabras que creemos que "se las lleva el viento", a las que por ello no les damos importancia, dejan huella... en nosotros.
¡¡Más aún, nos esculpen!! Como un escultor da forma a una pieza de granito.
En palabras de "a centavo", sencillas, como decía la inolvidable Conny Méndez, (Metafísica Espiritual), intentaré decir lo siguiente:
Imagina un "oído" a tu lado siempre. Oyendo todo lo que dices, lo serio y cierto, pero también lo que no lo es. Esa forma coloquial que muchos tienen de utilizar expresiones "negativas" sin cuento. Unos por hacer una gracia ante otros. Otros, dirigiéndose incluso a sí mismos, expresando que "son tontos", "son pobres", "no tienen esto", "no aquello", etc.
Y que dicho "Oído" tiene la capacidad de trabajar por la persona en el mismo sentido en el que se expresa. ¿Positivo? ¡Positivo! ¿Negativo? ¡Negativo! (No entiende si lo dicho es serio o un juego de palabras sin sentido. ¡Actúa! ¡"Concede" en función de lo que "oye")
Y así vas "esculpiendo" tú mismo partes fundamentales de ti. De tu vida!
Bueno tú ya sabes lo que pienso al respecto. Viejos dicen que son los trapos, pero la realidad está ahí. Viejo, es todo lo que se ha usado demasiado, da lo mismo que sean cosas o cuerpos humanos, o de animales, todo, se deterioran con el tiempo, por lo tanto el oído puede escuchar lo que quiera, y no por eso se va hacer uno más viejo, ni más feo, ni más guapo, ni más alto, ni más bajo, :))). Tú, dentro de poco un ancianito, y lo puede llamar como quieras, jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana.
Elda, mi gran amiga de Madrid.
EliminarUna edad parecída a la mía. De buen ver, elegante, bailaora, gimnasta, ágil... Muy personal.
¡Algo peculiar sin duda!
Y para muestra, se ha comido la "s" de "... y lo puede llamar como quieras, jajaja."
Abrazos.
PD: Cualquier día, amiga, unos churros con chocolate en el conocidísimo San Ginés. Centro de Madrid.
Ahí Elda me adelantó en el dicho, justo iba a ponerlo. Pero, pensándolo bien, a mí no me cae mal
ResponderEliminarla palabra viejo, es una realidad y hasta a veces me río de mí misma diciéndolo, es que estoy vieja!
Y no lo hago con amargura ni me siento mal, es cuestión de cada uno cómo se para frente a la vida,
un abrazo Ernesto!
Hola Cristina.
EliminarAl gusto, amiga mía! Yo no podría calificarme con esa palabra, siendo realista, si al mirame en el espejo, una sola vez al día, cuando me peino, ... éste me devuelve la imagen de ¡torero torero!... jajajajjaajajjaja...
Ya veo que las dos tenéis imágenes parecidas de vosotras mismas!
Abrazos.
Hola, Ernesto.
ResponderEliminarPues somos de la misma quinta, jajaja. Pero yo no me siento vieja, solo que no puedo hacer nada, ni la comida, ni barrer, ni planchar... pero vieja nada de nada, jajaja. Dejemos las bromas a parte. Es cierto todo lo que dices. Yo soy del montón, ni tonta ni lista, pero al no ir al colegio, no se puede medir la inteligencia. Pero si en otros tiempos hubiesemos tenido lo que ahora tenemos, las cosas hubieran cambiado mucho. Yo perdí la vista y me tuve que acostumbrar a vivir sin ella... y por si no tenía bastante me sobrevino el ictus.
Bueno, ya me he enredado bastante. hasta otro día, que lo pases bien y te mando un abrazo.
Hola Piedad.
EliminarComo puedes comprobar, la "inteligencia" no se mide por haber ido o no al colegio de niña. A día de hoy, amiga, y todos con edades parecidas... la inteligencia natural adquirida la da otra cosa!
¡El haber aprendido a lo largo de nuestras vidas!
No, no te enredas. Al contrario, participa más. A tu gusto!
Abrazos Piedad.
Como bien dices la percepción que tenemos de nosotros mismos y las cosas que decimos nos influyen más de lo que creemos. Feliz fin de semana
ResponderEliminarHola Emilia.
EliminarDe este "olvido", el mundo que se percibe.
Feliz finde!
Viejo no es una palabra negativa. No quita años el hecho de no usarla.
ResponderEliminarCon la semántica hemos tropezado... jajjajajjajaja...
EliminarTampoco quita ni pone años pasear por una granja de cerdos, pero no lo hago... :)))))) ¡No es cosa de que se me pegue el aroma natural del ambiente.
(Perdón, envié antes sin querer, jajaja ¿ves? ya la edad).
ResponderEliminarNo hay que tenerle miedo a la palabra, sino gratitud, pues muchísimas personas no llegan a viejos. Es una bendición poder llegar a viejos. Pero no por tener jovialidad, buena apariencia, estar en forma, actualizados, con buenas facultades, etc. se deja de esta viejo.
A mí no me gusta la vejez, pero hay que aceptar que todos cuando vivimos muchos años, nos hacemos viejos. Qué padre es tener el privilegio de vivir muchos años y sacarle jugo a cada día que Dios nos permita seguir en este plano y conservar la alegría. Evitar la palabra no nos hace jóvenes.
"Viejo" me gusta más que todos los eufemismos o diminutivos que se utilizan, para evadir la realidad. Viejos, a mucha honra!
Viejo, recibe abrazos nuevos de esta vieja.
La edad, amiga mía, no es algo que me afecte. Está ahí. Como el río que cruza el valle... Sigue su proceso natural. No tengo que tenerlo en cuenta. Si bien me "representa", como metáfora, ya sabes, la gota desaparece y aparece el Océano, no soy yo!
EliminarVoy a quedarme con tu/mi, "...pero hay que aceptar que todos cuando vivimos muchos años, nos hacemos... mayores". :))))))
No es una cuestión de miedo, rechazo o estética. ¡Puro realismo!
Y como dice Mara algo más abajo, y aún teniendo familia en Cuba, mi bisabuela, gallega, emigró años ha con seis de sus hijos, del que se quedó en Galicia provengo yo, el eufemismo "mi vieja/o" no está en mi bocabulario...
Dicho todo lo anterior, sí he de reconocer que, calzar zapatos color rojo-burdeos, me hace parecer menos mayor! :)))))))
Fuerte abrazo Sara. Siempre un placer!
Hola ¡Torero! Así me gusta. La palabra no me gusta nada, pero oí a un cubano llamar "mi vieja" a su mujer con tanto cariño, que desde entonces no me parece tan mal. Claro, siempre que no vaya dirijida a mí, ja, ja,ja.
ResponderEliminarAbrazo grandote, Ernesto.
Waaaooooo Mara.
EliminarTorero sí, y tú de madrina con mantilla y peineta presidiendo la faena en tarde de sol. Yo con traje de luces y capote rojo. No, estoque no uso! Tras la faena, de aplausos y levantar al público, el toro quedará vivo y libre. Para que vuelva a pastar en la campiña leonesa.
Luego ya una vez cambiados de ropa, y como una jovial pareja de "mayores"... :))))))) tomaremos unos "chatos" por ese entrañable barrio El Húmedo.
Abrazos.
Me ha venido a la cabeza otra frase que dice así: "Mi Paula, querida mía, mi mujer"... no sé porqué, pero siempre acabo contestando que sólo soy mía, ni tan siquiera de mi madre que tendría más derecho, digo yo...
ResponderEliminarEdad tenemos todos, cada cual la suya. Muchas veces un joven puede parecer viejo, como un viejo parecer joven y sí, digo parecer, por su forma de hablar, por su forma de vestir, por su manera de pensar... Pero no nos equivoquemos, se pueden tener rasgos de persona mayor (más madurez) o de jóvenes (más ... ), pero seguimos teniendo la edad que nos dio nuestra partida de nacimiento, ni más ni menos. ;-)
En cuanto a los mensajes positivos o negativos, más quisiera yo repetirme que todo está bien, que el día es maravilloso... para que todo fuera bien y fuera, de verdad, maravilloso todos los días. ;-)
Aferradetes, Ernesto.
Hola Paula.
EliminarSí, lo "individual" debe de primar como lo único real.
Sin problema con la edad que tengo. Si tuviese que calificarla, que no es el caso en algo natural, diría, ¡un regalo!
Entiendo lo que dices, amiga. Tampoco se trata de repetir, cual loro sin cabeza, palabras o frases que no tengan un cierto sentido real para ti.
Lo que señalo con ese símil de "Oído", más real de lo que pudiera parecer, ¡es cuidado!
Cuidado con las palabras, pensamientos y sentimientos "negativos". Son semillas que fructifican en la persona. Y la mantienen "encadenada" a más de lo mismo.
No se trata de hacer mágia o juegos de palabras. Quien no sepa, de momento, trabajar lo positivo, que tampoco se embarque, por creer que "algo tengo que decir", en lo negativo.
Puede marcarse como meta hacer como la línea recta que separa unos baldosines de otros en la pared de su cocina. Verá que ni "baja" ni "sube". Ni "positivo" ni "negativo". ¡Inalterable! ¡Recta! ¡Hacia adelante!
Abrazos Paula.
Me encanta leer tus reflexiones, Ernesto. Sencillas y más profundas de lo que parece. Dices mucho con muy poco. En fin, vamos a quedarnos con eso de que "el hombre se hace antes viejo que sabio" y lo camos a convertir en eso de "el hombre adquiere cierta edad antes que sabiduría".
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Uy amigo Enrique!
EliminarNo voy a presumir de nada... ¡Líbreme Dios! :))))))
Pero sobre eso de, la edad primero y después la "sabiduría"...
Hace unos 35 años que sufrimos un revés de la vida que nos puso todo patas arriba. ¡Todo! Laboral, económico, todo! ¡Creencias incluidas! O por lo menos, el sentido de la vida.
Unos 23 años más tarde de haberse iniciado ese "proceso", ¿espiritual?. ¡Pues proceso de vida, despertar, fue! Nuestras vidas cambiaron de la noche al día! ¡Todo se simplificó!
¡Las creencias dejaron de ser!
Fuerte abrazo, hombre inquieto y reflaxivo. :))))))
Absolutamente así.
ResponderEliminarLO que creo...creo.
Abrazos!
Abrazos Ale.
EliminarErnesto, un post interesante, que roza uno de los pilares de la formación personal y humana.
ResponderEliminarEn lo referente a Viejo, creo que hay que desdemonizar esta palabra, reivindicarla, desde la óptica de lo relativo, lo comparativo, (al menos en lo referente a las personas) pues viejo, se mide y compara, con algo más nuevo, y así sucede con todo el léxico, y lo viejo suele estar cargado de buen uso y en el caso de personas de amplia experiencia.
Y sí es cierto las palabras, esculpen, aunque en realidad, lo que esculpe es la frase, la intencionalidad, el juicio que damos a nuestras obras o pensamientos.
Y ese oído omnipresente a nuestro lado, ciertamente oye todo lo que nos decimos, oye nuestro diálogo interno, palabras y frases de "A centavo", y otras con suficiente sustancia, pero... sí, entiende la intencionalidad de lo dicho, y es el rector analítico que nos hace discernir el acierto o el error, herramienta básica para nuestro desarrollo y evolución, ( y es potestad nuestra darle el sentido adecuado, o no).
Sobre esto hay un delicioso poema del gran poeta Mexicano Amado Nervo "Deidad" se llama el poema, y en unas de sus estrofas dice así:
Como duerme la chispa en el guijarro
y la estatua en el barro,
en ti duerme la divinidad.
Tan sólo en un dolor constante y fuerte
al choque, brota de la piedra inerte
el relámpago de la deidad.
No te quejes, por tanto, del destino,
pues lo que en tu interior hay de divino
sólo surge merced a él.
Soporta, si es posible, sonriendo,
la vida que el artista va esculpiendo,
el duro choque del cincel.
Salud y felicidad, Estimado Ernesto
Hola estimado Anónimo.
Eliminar¿Conseguiremos algún día tomar un té juntos? ¡Y si lo tuyo es café, también tengo! :))))))
Certeras palabras, reflexión, como siempre.
La palabra "viejo" tiene su razón de ser en múltiples aspectos en la vida. Pero por sí sola, y más referida a personas, no es garantía de buen uso. O por lo menos positivo.
Cierto, la palabra en sí, hueca, no conllevaría gran cosa. Es esa intencionalidad implícita que, sin ser conscientes, sembramos...
Gratificante, y revelador, que reconozcas la razón de ser de ese "oído". ¡Y claro que "sabe"! Pero a un cierto nivel de realidad, no distingue esa "intencionalidad" que pareces señalar. ¡Y da más de lo mismo, pues "cree" que el sujeto es lo que quiere!
¡Qué en el fondo todo es, forma parte de ese proceso que también esbozas, sin duda! Y ello es lo que prevalece en las lecciones de vida a trascender por lo cual estamos aquí!
Pero ese punto, o impasse, que señalo del oído que da más de lo mismo, es real, sucede en el tiempo, tiene consecuencias... ¡De vidas enteras!
El poema. Inteligente, bello y certero desde la primera estrofa. Una enseñanza fundamental.
Salud y felicidad, amigo Anónimo.
PD: Si bien juego respecto a tu identidad, sabes que respeto tu decisión de "difuminar" tu imagen. :))))))
Nuestro cerebro escucha continuamente lo que nos decimos y se lo cree a pie juntillas. Hasta percibe nuestros gestos por eso dicen que si uno sonríe, al poco rato el estado de ánimo cambia a positivo.
ResponderEliminarAbrazos
Cecilia.
EliminarCertera como siempre! Como alguien que sabe! Como quien ha recorrido camino para llegar a este punto en el cual eres!
Fuerte abrazo, amiga.
Ernesto, gran tema nos traes a colación. Lo primero decirte que la palabra "viejo" no me incomoda, creo que hay que aceptarla como aceptamos la de niño, adolescente, la de madurez o mayor, etc. Nuestro cuerpo envejece biológicamente como lo hacen todas las cosas, es algo inapelable. Otra cosa es cómo se siente uno cuando llega la senectud o ancianidad, esa última etapa de la vida tan compleja como, si se está bien y se la siente bien, provechosa y a ratos maravillosa. Hacer ejercicio, seguir ilustrando nuestra mente con curiosidad y mimetismo manteniéndola sana, etc, es importante... La vida no tiene por qué cambiar sustancialmente, y seguimos creciendo.
ResponderEliminarNo me extiendo. Tu reflexión es importante e interesante, tus aportaciones siempre llevan a ese lado positivo de la vida que ansiamos tener y mantener.
Gracias y buen domingo.
Un gran abrazo.
Hola Teo.
EliminarTampoco yo me extiendo, amigo. Pues tus reflexiones, y poemas, gozan de ese saber que siempre está presente en ti. Lo que sí voy a concretar es que el día que quedemos en ese Barruelo tuyo, será un placer charlar contigo. :))))))
Fuerte abrazo.
Hace unas horas me autonombré por primera vez "vieja", "me hago vieja", -dije-, y es que hablaba con una amiga de la anécdota de la mecedora del abuelo que alcanzaba los ochenta años de recorrido; y de cuando estuvo conmigo hace tanto... Que el oído escuche que no son viejos, son clásicos
ResponderEliminarHola Maia.
ResponderEliminarLos "juegos" de palabras son. Y no por ello han de ser negativos. Lo que el "Oído" oye suele ser otra cosa...
Lo de "clásicos" te ha quedado elegante! :)))))
Abrazo.
No me negarás, que cuando uno se lleva "esculpiendo" 89 años, la palabra "viejo", termina por no importar en absoluto.
ResponderEliminarLos huesos terminan por recordarlo cada día.
Un abrazo.