Mentales, emocionales y hasta físicos. |
Acabo
de suprimir un escrito borrador de queja/llamada de atención
realizado por mí a una empresa de telefonía por el servicio
recibido. No enviada hasta comprobar que ciertos aspectos del
servicio inadecuado fueron resueltos satisfactoriamente por otra
empresa del mismo producto radicada en mi zona. Es decir, la persona
primera que me atendió, y me tuvo varios días incomunicado vía
móvil/nuevo/no funciona, ha sido presa de mis “críticas mentales
y emocionales” durante este tiempo.
¿Presa?…
¡Yo he sido el preso!
Y
si bien lo sabía,
no dejaba de darle vueltas al asunto… Y si ya había rebajado el
enfado/crítica a niveles de simple llamada de atención a la persona
vía carta personal, descartada su empresa y hasta los servicios de
Consumo, no quería/podía
dejar pasar el asunto. Sabiendo, como digo, de la insustancialidad
del tema cuando resulta que el nuevo móvil funciona perfectamente,
me gusta más que el anterior (que dejó de funcionar allí pero ha
vuelto a funcionar aquí) y todo ha vuelto a ese cauce natural al que
vuelve casi todo cuando permitimos que el suceder natural de las
cosas y la vida ¡suceda!
Por
cierto, ¡suceder! al que ya no tienes nada que pedir-le y menos
agradecer-le.
“...ya
no tienes nada que pedir-le y menos agradecer-le.”
A esto me refería en mi comentario en tu blog, y no a nada que tenga
que ver con soberbia.
La
dejación de esa actitud mía a cesado de inmediato al ser testigo,
esta mañana al despertar, de como «mi»
mente,
mía, pero que no «soy
yo»,
mi ego, actuaba en defensa/contra de otro ego. ¡Inexistentes ambos…
pero capaces de desatar una guerra nuclear!
Este
suceder,
o la ¡esencia
única que todo es!,
no siempre lo he re-conocido. O si
intuido, no llegué a aceptarlo. Ni tan siquiera en los mejores años
de espiritualidad practicada… (búsqueda, por necesidad,
aprendizaje, Metafísica, Dios, Jesús, etc.). Pero que una vez hecho
realidad ya no hay vuelta atrás. Y muchas de las cosas trascendentes
que sirvieron para llegar a este punto, cualquiera que éste sea, o
percibas, dejan de tener sentido. ¡Y no practicas más!
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Conoced la verdad y ella os hará libres.
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Cada cual controla sus emociones como puede. Hay quien tiene facilidad para ello sea como sea su espiritualidad, y otros no. Situaciones tan humanas que resultan de lo más normal. La indignación del primero momento, no hay quien te la quite, (y si alguien me dice lo contrario, no le creo) solo el tiempo, poco o mucho, se esfuma y queda en nada.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana Ernesto.
Te comprendo, muchas veces hay situaciones de las que parece que no se puedan controlar, sea por una persona, sea por que quieres hacer una gestión en on-line, en vez de conseguir lo que uno intenta obtener te sientes obligado a coger o dejar lo que uno no pretende tener.
ResponderEliminarQue tengas un feliz fin de semana.
Ernesto, te comprendo y comparto completamente. Tengo en mi propósito no hacer más lugar al enojo por un tema de vecindad mal entendida y que me perjudica, pero no logro a veces salir del enredo de mis pensamientos para solucionar algo que no se puede porque no existe la voluntad de la otra parte. Paciencia, yo misma me digo, en la vida a veces hay que esperar, solas las cosas vuelven a su lugar, un abrazo!
ResponderEliminarA veces nuestros distintos "yo" reaccionan al unísono contra algo que nos molesta sin tener tiempo a un intercambio de opiniones.... y sucede lo que sucede.....
ResponderEliminarMe alegro que ya funcione tu móvil.
Un abrazo, Ernesto.
Sin dudas las grandes batallas son con los egos. En primer lugar,lidiar con los propios,y luego aprender a aceptar a los de los demás.
ResponderEliminarDesaprender esa dualidad,creo que es la tarea de este momento en la evolución del hombre.
El ser humano por condición reacciona frente a una acción, lógicamente, al menos a mí me pasa, el cerebro no controla, si bien el factor sorpresa ante una respuesta rápida, luego, más tarde, pausadamente llega el pensamiento meditado. Claro que todo esto es, teoría, la practica es otra cosa, hay que estar en el momento del suceso para ver como se reacciona, creo que me entiendes. Lo bueno es qué, se evoluciona y se va creciendo como individuo, (algun@s).
ResponderEliminarMuxu haundia, Ernesto, bihotza.
Ernesto tienes mucha razón en lo que expresas y nadie estamos libres de esos variados y diversos barrotes.
ResponderEliminarLo que importa es ser consciente de ello y no acomodarse y buscar sentirse bien dentro de la jaula.
Un abrazo y feliz domingo.
Hola Ernesto, paso desde Mar.
ResponderEliminarAl comentar te he visto y he sentido que debía visitarte, he repasado tu espacio un poco y me encuentro con un sentir profundo en letras.
Mejor dejar reposar la situación que sea por un tiempo, a veces la solución llega, sin necesidad de generar energía negativa, llegando a ser bendiciones disfrazadas.
Pero el ser humano aprende a base de golpes.
Con tu permiso me quedo.
Un abrazo.
Ambar
Perdona, quería seguirte pero me dice que no tengo permiso, lo siento.
ResponderEliminarResuelto, Ambar. Ya figuras en Seguidores.
ResponderEliminarMe alegra tu presencia en esta casa. Te visitaré en breve.
Abrazos.
A veces, con el tema de la telefonía, - que por otro lado no me preocupa mucho- deberíamos hacer como en las islas, usar el silbo o en su defecto, las señales de humo de los indios. Nos evitaríamos muchos enfados sin sentido.
ResponderEliminarBesos
A veces, es inevitable una reacción que, más tarde, se suaviza. Pero creo que eso nos sucede a todos.
ResponderEliminarHabría que meditar antes de actuar pero es un poco difícil controlar la situación.
Un abrazo.
Qué cierto Ernesto, el que está preso es el que siente esas "emociones", el otro (la de la telefonía) ni se enteró y tú estuviste ocupando tu tiempo en eso, qué fácil lo has contado y lo difícil que nos resulta darnos cuenta que el enojo o la ira se vuelven contra nosotros.
ResponderEliminarSaludos
Pues....nada que añadir, estando de acuerdo contigo, ya lo sabes, lo que pasa es que voy avanzando ( al menos eso espero), a mi aire. En situaciones similares, aprendido del yoga, respiro, luego trato de quedarme en blanco, jajajjaa, cosa difícil, pero vamos aprendiendo a no hacer caso de esa parte inmadura que todavía, en la madurez, aparece de vez en cuando. Un abrazo.
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