La
Vall d’Áger (Lleida)
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Tras
la tormenta vuelve la calma.
Juego
de palabras que, en meteorología, viene a significar lo que está
sucediendo hoy. Han cesado las fuertes lluvias y el viento. Si bien
el frío se hace más intenso.
En
otros aspectos de la vida también tienen su razón de ser. ¿Quién
no ha vivido tormentosos momentos, situaciones, diálogos, incomprensiones que, más tarde o más temprano, han dado paso a esa
calma natural?
En
la amplia casa construida años ha por el abuelo de su esposa, Pedro,
y frente a los gruesos troncos crepitantes de la chimenea le vino
este pensamiento al hilo de las desavenencias surgidas en el seno
familiar de la misma. Una antigua herencia sin dilucidar había
encrespado los ánimos de algunos miembros mes y medio atrás. Y era
precisamente esta casa de piedras viejas, entre otros bienes, la que
estaba en juego. La casona había quedado como herencia directa y al
margen del reparto general para la hija de Pedro, Pilar. Persona con
la convivió junto a su familia los últimos quince años de su vida.
Observando
distraídamente las volutas que surgían de la taza de café dejó
vagar su mente sobre la condición humana. Y recordó el viejo dicho
que señala que: “dale cuerda a un becerro (o a un tonto) y acabará
ahorcándose con ella”.
Las
herencias. Eso que a priori supone un beneficio, un regalo,
una bendición, suelen desembocar muchas veces, demasiadas, en regalos
envenenados. Familiares que mantienen cordiales relaciones entre sí se ven envueltos, herencias de por medio, en dimes y diretes que,
cuando menos, les hacen perder la calma. Cuando no desconfianzas,
querellas, rupturas impensables…
Unos
pasos en la escalera de madera le hizo volver la cabeza. Mila, su
esposa, bajaba los peldaños anudándose la bata y sonriéndole.
Levantándose se dirigió hacia ella y abrazándola por la cintura se
perdieron tras la puerta de la cocina. Poco después un apetecible
olor a tostadas se extendió por la estancia.
Cubiertos
con anoraks, pantalones para la nieve, botas y sendos gorros de lana
amarillos, salieron de casa con la intención de dar una vuelta por
los alrededores d’Áger (se pronuncia d'Áller). Les encanta el
sosiego que se vive en La Vall d’Áger, tierras en las que la
genealogía de su familia se pierde tiempo atrás.
Hora
y media después y tras comentar brevemente lo que estaba sucediendo
en el seno familiar, y decidir que esas serían sus últimas palabras
al respecto, no habían ido allí a enfangarse en historias ajenas,
regresaban a la plaza del pueblo donde habían quedado a comer con
varios amigos.
Sabían
que la vida no son los acontecimientos que otros crean, viven,
ríen o sufren, sino la determinación de lo que cada uno es
capaz de hacer surgir de sí mismo.
Mi teoría es que ante diferencias por el dinero mejor quédenselo y yo vivo tranquila, así lo hice cuando pasó, y no me arrepiento de nada, más bien a veces veo un dejo de vergüenza por ahí, yo no lo hago notar, para mí lo que vale es la salud! Un abrazo Ernesto!
ResponderEliminarUf es un tema inevitable te diría en todas las familias, no son muchos los que pueden apartarse de ese "poder" o esa extraña posesión de querer tener la razón,el dinero, etc..
ResponderEliminarMe gusta mucho como lo expones!
Tema interesante el de las herencias, familias enteras enfadadas por un par de duros, suegros , yernos nueras, etc. etc. sacando trapos sucios unos a otros, qué desastre, conozco el tema muy de cerca por familiares y amigos, nosotros, afortunadamente no hemos heredado nada, siempre pensé y sigo haciéndolo que lo mejor es conseguirte por tus propios medios lo necesario para vivir sencillamente, ser independiente emocional y económicamente ha sido mi meta siempre. Y por último, siempre es mejor poder dar que recibir, mucho más gratificante. Un abrazo Ernesto.
ResponderEliminarPrecios texto, Ernesto.
ResponderEliminarDespués de cada tormenta siempre llega la calma, y como somos lo que queda tras un naufragio, no hay que temer nada.
El paisaje hoy, a pesar del frío, es precioso , con la claridad que deja la calma, tras cualquier tormenta.
Un abrazo
Siempre he pensado que el refranero existe desde los tiempos, que repetimos y repetirán nuestras y nuevas generaciones, como en éste texto nuevamente reflexivo muestras, cierto es que tras las tormenta llega la calma (aunque dure poco aquí en el norte, climatologicamente), y para lo demás, las aguas volverán a su cauce, más si el río suena...agua lleva.;P
ResponderEliminarJajaja ves? El refranero es sabio.
Muxus bihotza.:)))
Las herencias es un tema muy común entre los familiares. No siempre tienen que suscitar problemas o divisiones familiares, si los parientes están bien avenidos y tienen entre sí lazos fuertes de unión. Pero desafortunadamente, muchas veces las herencias provocan situaciones desagradables y hace que se descubran entre los parientes otro tipo de intereses.
ResponderEliminarErnesto, un abrazo.
El refranero español es muy sabio, lo mismo es aplicable a la meteorología, que para todas las circunstancias de la vida.
ResponderEliminarLas herencias?, de cristal tenían que ser, al morir el que las deja, se rompieran, una buena solución para los que se pelean por ellas.
No creo que nadie se enfangue en historias ajenas cuando no les incumbe, porque "en boca cerrada no entran moscas" :)
Un abrazo.
Exacto. Siempre habrá esas cosas, a lo de las herencias, me refiero...y demás "virtudes" de la condición humana.
ResponderEliminarPero el que tiene la virtud de estar por encima de materialismos y rencores, y vive su día, su nieve, sus valles y sus tostadas...lo tiene todo ya.
Un abrazo!
Pues hoy está nevando en Murcia..alucino..un saludo..Feliz año...
ResponderEliminarSe separan familias por herencias. Algo que nunca veré bien. Me cuesta aceptar que por dinero o propiedades se separen hermanos que siempre se quisieron. Me hace feliz que en mi familia no sucediera y todos nos sigamos queriendo y ayudándonos como si nuestros padres estuviesen vivos.
ResponderEliminarUn abrazo
Dicen que cuando hay plata de por medio, siempre hay problemas.
ResponderEliminarYo al menos soy de agradecer todo lo que para bien nos llega.
Un abrazo grande, supe que en Europa hace un frío terrible si que desde mi lindo verano te mando un gran abrazo de lana y una sonrisa para que el invierno no se te haga tan frío.
mar
ResponderEliminarA veces los seres humanos nos afligimos por cuestiones materiales como si fuésemos a vivir eternamente.
Hace algunos años al morir mi padre me dijo que su casa debía quedar para mi hermano y me dio sus motivos. Lo acepté, a pesar que en mi interior pensé, que bien me vendría esa casa tan cerca del mar. yo vivo alejada a 500 kn de una playa. El problema surgió con mi hija mayor,ella amaba esa casa, debí plantarme con toda mi fuerza y le dije; "Fue decisión de tu abuelo, y basta, acá no se habla más del tema"
Hoy veo los problemas que tiene mi hermano con esa casa y sufro, doy gracias a Dios que me iluminó en ese momento.
Un abrazo.
Hola Ernesto, el tema de las herencias es tan relativo como incomprensible a veces. Hay personas que ya son ambiciosas de por sí, lo que pasa que sale a relucir en esos temas puntuales. El que es correcto y humilde lo es siempre, pase lo que pase.
ResponderEliminarAntes y después.
Me gusta tu texto, sobre todo esa historia de amor que está por encima de todo lo demás: intereses, herencias, etc.
Abrazos
Una pena que por una herencia, las familias se enfrenten.
ResponderEliminarPero hay casos en los que así ocurre.
Un abrazo. Feliz fin de semana.
Bonito texto que da para largas charlas... vaya que sí.
ResponderEliminarLa condición humana es desastrosa cuando hablamos de herencias. Es muy triste, pero es así. Ahora bien, si nos ponemos a mirar uno por uno, y voy a hablar de mi, me quedo con el café, aunque ni tan siquiera hayan podido dejarlo pagado.
Besos!!!