La
canción de Mambrú la oía de niño a la edad de 4 años… Han
pasado 64 y, más allá del invento del móvil, las amburguesas, los
reality shows, el viaje a la luna, el calentamiento global y alguna
cosa más, no creo que hayamos cambiado mucho los humanos…
─¡Hombre!,
tanto como eso… El mundo de hoy se parece muy poco al de entonces.
─Bueno,
no crea… Si exceptuamos que entonces los hombres llevaban boina,
luego pusieron de moda el sombrero y hoy van “pelados” al cero…,
no crea que haya habido tantos cambios. Por fuera sí, han imperado las
modas, pero por dentro, en lo sustancial, creo que siguen siendo lo
mismo. Si acaso se ha perdido espontaneidad. Antes, y más para los
que vivimos ese antes, las cosas de la vida llevaban otro ritmo, más
natural, más pausado, más seguro… Muchas cosas parecían estar
determinadas: estudios, trabajo, «la mili», el novio, nos casamos,
los hijos, la partida de mus, o en el caso de mi abuela en las
soleadas callejuelas de una Noia que ya no es, el encaje de bolillos.
Recuerdo
el estribillo de la canción, siempre pensé que había un trasfondo
en ella…, algo misterioso que los adultos, que eran quienes la
cantaban, sabían. Hoy al escucharla de nuevo descubro que no era más
que una canción infantil.
ResponderEliminarEl tiempo pasa y las canciones quedan. Algunas cosas han cambiado, otras... no. Debe ser que nosotros los que venimos de años atrás, llevamos nuestra mochila de viejas costumbres y no vemos o no entendemos los cambios.
Hoy día no veo grupos de niños jugando a la ronda, como muestra tu foto. Creo que los pequeños que van a las plazas juegan con las hamacas, toboganes y otros nuevos aparatos que los entretienen. Y ni que hablar de las tablet y los celulares, algunos viven prendidos a ellos.
Un abrazo.
mariarosa
Como dijo el poeta Machado. Todo pasa y todo queda…
ResponderEliminarPienso que haces una reflexión de las vivencias de tu niñez y el cambio que con el paso del tiempo todos experimentamos, hoy en día se vive de distinta manera y las prioridades son otras…estudiar, trabajar, casarse? mas bien vivir la vida junto a tu pareja y sobre todo a un ritmo vertiginoso…
Un cálido abrazo Ernesto.
Me encanta recordar la niñez, con aquellas canciones imborrables.
ResponderEliminarMaravilloso tiempo que no volverá. Hoy todo ha cambiado pero aquellos años formarán parte de todo lo mejor.
Un abrazo.,
Te leo melancólico de otros tiempos??, si no fuera que no creo que sientas eso, diría que sí por la lectura de tu texto...pero seguro que tus letras iban por otro camino. Pero hoy estoy espesa.
ResponderEliminarUn abrazo, Ernesto.
Sin duda ese tiempo de pausa no existe más, la tecnología y todos los adelantos que nos solventan tantas cosas,tienen ese lado menos amable, el de la pérdida de contacto,por ejemplo!
ResponderEliminarBonitos recuerdos que nos has traído a la memoria, aunque no se si las percibíamos con más claridad
ResponderEliminarUn abrazo
También me ocurre, y cada vez con mayor frecuencia, que me vienen a la mente recuerdos que hoy interpreto de otra forma totalmente distinta. Ni mejor ni peor, lo único evidente es que me hago mayor... jajajajaja.
ResponderEliminarUn abrazote enorme.
En todo había magia y si no la había,nos la inventábamos porque éramos seres mágicos,de mirada limpia y puras intenciones...hasta que crecimos por fuera y por dentro,aunque en ocasiones a esto último yo no lo llamaría crecer.
ResponderEliminarTambién escuché y canté la canción de Mambrú en más de una ocasión pero a mí no me decía nada especial si exceptuamos aquello de que se fue "montado en una perra"...eso sí me dejaba un poco traspuesto...:)Claro que lo de la perra solo se cantaba en la versión de mi pueblo,algún iluminado lo añadió por la rima fácil y se quedó tan pancho,porque en la versión real el animalito no existe.
Saludos Ernesto.
Me has acercado a la infancia, ese magnífico tiempo en que cantaba esta canción y otras muchas con la inocencia de la edad temprana.
ResponderEliminarCada tiempo tiene su afán.
Yo, siempre procuro rescatar la niña que fui y me va muy bien.
Saludos, querido, Ernesto.
Bueno, puede que algo misterioso no haya, pero yo creo que en su estribillo expresa el mismo sentimiento que ahora porque desgraciadamente las guerras no se acaban mientras el negocio de armas y drogas sigan haciendo crecer fortunas.
ResponderEliminarHacía tiempo que no entraba y he disfrutado paseando por aquí, especialmente con los cuadros del 31 de diciembre.
Gracias por mostrarme un pintor que no conocía. Un abrazo.
Pues esta canción yo recuerdo que cuando la oía me resultaba triste por la letra, claro que tenía más de cuatro años, porque con esa edad concretamente no tengo recuerdos, pero si recuerdo que la infancia fue una etapa preciosa con sus más y sus menos, pero llena de actividades al aire libre diariamente después de hacer los deberes del colegio, lo que desde luego no pasa en la infancia de hoy día, con lo cual, si que han cambiado mucho las cosas, por fuera y por dentro, ya que la educación no es la misma por lo que todo el mundo sabemos.
ResponderEliminarSiempre pienso que ahora hay más cultura y menos educación, o respeto por las cosas, salvo excepciones.
Un placer y un abrazo.
Todo lo que puede evocar una canción...un mundo. No sé, yo veo muchas cosas buenas ahora, pero también veo un mundo muy "asalvajado" y deshumanizado...Y mi niñez fue feliz...pero, las cosas las veo mucho más diáfanas hoy, tal como estoy, en mi edad:)
ResponderEliminarPongo muchos "peros"? jeje,
Me encantan tus post!!
Un abrazo
Ernesto, hace poco empecé a cantarla para mi nieta, pero cuando me di cuenta de que llegaba a la parte que se moria junto al ajajá, dije, mejor no, a veces las canciones o relatos infantiles tradicionales tienen un trasfondo perverso, prefiero las historias de piratas y princesas, un abrazo!
ResponderEliminarLo vivido siempre queda de lo bueno y con ello estas canciones que de vez en cuando te vienen en tu mente para que uno las recuerda y las cante a voz baja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aún me la sé de memoria :), ya no la canto, claro está!.
ResponderEliminarY sí, parece que todo cambia, - ¡tantos avances!...-sin embargo "en lo sustancial",no es tanto el cambio, y sí creo que se cambia a nivel individual.
Y queda lo vivido tan espontáneo y natural que es como aire fresco recordarlo.
Un abrazo Ernesto, y feliz domingo.
Hola Ernesto, yo también encuentro mucho misterio en algunas de las canciones infantiles que nos cantaban mi madre y mis tías cuando éramos neniños. Tenían un no sé qué de inexplicable e incluso trágico, legendario. Ahora son diferentes, los niños cantan las canciones de sus series favoritas o de los cantantes de moda...
ResponderEliminarVeo que has empezado bien activo el año con tu cayado de sándalo, yo aún tengo que desaletargarme ( no sé si existe la palabra jaja), en el mundo del blog me refiero...
un abrazo amigo
Al recordar la niñez las cosas y sentimientos ya no son los mismos, lo vemos y sentimos como adulos, pero es hermoso volver a recordar.
ResponderEliminarEn los tiempos en que vivimos unas cosas cambian y otras no.
El ser humano debe cambiar desde dentro para que ese cambio se refleje fuera.
Gracias por esta profunda reflexión.
Desde mi lugar de descanso te visito, leo y agradezco, tu compañía y recuerdo.
Un abrazo.
Ambar
Como siempre, las reflexiones de tus textos, aparentemente sencillos dan para mas que para un comentario.
ResponderEliminarPienso que la evolución de la sociedad , los avances científicos que se agolpan cada día, ayuda, obliga a veces, a los niños a ser distintos, a crecer mas de prisa, y en muchos casos a perder u olvidar esa magia de que habla Joaquin, tan maravillosa...
Antes, con menos juguetes, jugaban mas, imaginaban, creaban... Ahora se limitan a jugar, a veces a obsesionarse, con esos aparatos electrónicos, cada día mas sofisticados e impropios para su edad.
En fin... eso creo.
Besos, siempre.
( Por si te apetece, hoy, domingo 29, La 2 de TV, emitirá el Corto premiado a mi nieta "Calas para Eva". A las 23 h. )
Es curiosa la memoria Ernesto, ha sido leer ese Mambrú y recordar la canción inmediatamente.
ResponderEliminarEsas cancioncillas y recuerdos de la infancia siempre están ahí y provocan sonrisas, aunque con los años te fijabas en esas letras y no eran tan inocentes como parecían.
Lo esencial no cambia, a pesar de nuestra tecnológica vida acelerada, un beso, una sonrisa, una conversación tranquila, el amor, la amistad... Se vive distinto y a veces más superficial pero las cosas "que importan" a mi me parece que (casi) son las mismas.
Saludos
Qué recuerdos, aunque te digo una cosa, el otro día intenté jugar con mi nieto de tres años a la Gallinita ciega y va y me dice: -Pero Yaya, ¿Tú no sabes que las gallinas no son ciegas?- casi nada con el enterado del niño!! pués así ¿Cómo vamos a jugar?. Me tengo que reciclar o este menudo me tendrá que enseñar a jugar él. Mambrú se fue a la guerra.... uy! qué título más bélico, qué horror, (Repetirán los modernos), pero en cada esquina de este planeta tenemos una, (Guerra, quiero decir), bueno, también es verdad que la coherencia no ha sido siempre la virtud más significativa del ser humano. Un abrazo amigo.
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