sábado, 22 de julio de 2023

...el canto del gallo.

 


En un pequeño rincón rural entre montes, valles y naturaleza de un lugar que no puedo nombrar, entre casas de campo y algunas viviendas, los servicios sociales de la Comunidad han dado cobijo, vivienda, a una mujer marroquí. No sabe nada de castellano. Está sola. Si exceptuamos al policía que la protege las 24 horas del día. Siempre pendiente de ella, cuando sale de casa, y si no atento a quien entra en el edificio.

Tiene la suerte, ella, de poder contar con una vecina y su familia, mujer marroquí también, para poder traducirla llegado el caso.

Y, cómo no, con todos los habitantes de la zona en lo que pudiesen ayudar.

Dice la España “negra” que la violencia de género no existe. Y cabe suponer, afirmar más bien, que si esta mujer dependiese de instituciones con esa ideología de ultra derecha, otro gallo le cantaría…

Hoy, y siempre, al despuntar al alba, los únicos gallos que oye son los de los prados cercanos.