La envolvente y “repetitiva” melodía que escucho ahora, tras activarla en este blog, arriba a la dcha, me aísla por momentos de las interferencias del mundo. ¡Si sólo está eso, no entra nada más!
Estados parecidos puedes alcanzar de otras formas. Lo importante es llegar a ese silencio interior.
¿Sabes cómo alcanzar ese punto tuyo. El atisbo hacia lo que realmente eres. La puerta de entrada? ¡Permíteme!
Ten un pensamiento. El que sea, algo tranquilo a ser posible. Sé consciente de lo que estás pensando... ¡Y de golpe abandónalo! ¡Nada queda en tu mente en el/los segundos posteriores!
Ese espacio vacío que queda…, esa fracción de segundos antes de que llegue otro pensamiento, ¡ahí estás solo tú!
Puedes practicar el permanecer en ese estado “vacío” entre uno y otro pensamiento. Y alargar por ello tu permanencia ahí.
En los momentos actuales en el mundo, donde la cacofonía y el barullo de toda índole, incluido el mental, brillan con su presencia dirigida por terceros, y valores espurios, tener conocimiento de ese «oasis», espacio propio en el que retirarte, puede resultar una bendición.