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| Alameda de Noia. Coruña. |
Había iniciado esta mañana un texto que, se ha ido al traste por un ¿fallo? del ordenador. De hecho había vuelto a él precisamente para, sin estar publicado, suprimirlo…
¡Ángela María de qué es capaz de escribir uno cuando no se tiene nada que decir!
─ Bueno, ya nos ha hecho saber de nuevo que cuenta usted con su Ángel de la Guarda para, como en este caso, organizarle la agenda.
─ Dejando al margen su ironía… ¡No le diría yo que no! :))))) Y es que la vida es sencilla. Y hasta simple!
─ Decir que la vida es sencilla con lo que sucede en el mundo… ¿No cree que se pasa de frenada?
─ No niego los acontecimientos a los que usted parece referirse pero, dígame un cosa, ¿algo de lo que está pasando le toca a usted? Las cosas suceden, pero no le suceden a todos por igual. ¡Ni tienen por qué!
Si bien es cierto que hace días que no oía el canto del petirrojo en otoño, al ir a recoger el coche esta mañana en una zona ajardinada donde lo aparqué anoche, ¡ahí estaba entre las ramas con su peculiar canto!
Este «suceder» y poco más, es todo lo que me concierne en estos instantes.













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